La poeta Ana Cecilia Blum con la antología Voces del Café
Crear en Salamanca se complace en publicar a cinco de los ciento once poetas de treintaitrés países que se encuentran albergados en la antología ‘Voces del Café’, editada por Nueva York Poetry Press y compilada por la dominicana María Farazdel (Palitachi), quien dice: “El café nos lleva por travesías de aromas y versos, que nos hacen sentir la cepa de esta bebida legendaria en resonancia con los textos seleccionados. El café y el poema se permiten llegar y estar presente sin ser ingeridos. Voces del Café se entrelaza con las raíces de 111 poetas del cafetal universal en los versos de treinta y tres países. En este sello encontramos poemas que llevan la esencia del amor hacia muchas vidas, donde una taza nace y muere en la intimidad de la tinta y el papel que la transporta como la fragancia que abraza hasta donde no llegan los labios y el poema”.
Basilio Belliard
Basilio Belliard
(República Dominicana)
POETICA DEL CAFÉ
Mido el tiempo
entre sorbo y sorbo de café.
Su negrura aroma mi corazón.
En su hora
marca el latir del bosque.
Agua negra
que mancha olorosa
-amarga o dulce-.
De los labios a la sangre
despierto o desvelado
el café inventó el sueño
y mató a Balzac.
Pilar Vélez
Pilar Vélez
(Colombia)
UN SORBO PARA RECORDARTE
Hoy me siento como el ave
buscando el amparo de tus manos
ansío tu sombra caminante en la cocina
desgranando estrellas en el tiempo
añoro tu cálida presencia
la chispa que agitaba en tu palabra
el ritual sin prisa
espantando la noche.
Es allí
en mi lejanía
que te encuentro
en el humo que distrae el sorbo ausente
en el pan que se hace viejo con las horas
y en el café solitario
que redime el sonido de tu nombre
mientras enciende su hoguera
en mi garganta.
Gina E. López
Gina E. López
(Ecuador)
Rutina que traspasa los linderos.
Las agendas planean los horarios, los quehaceres;
en los relojes el tiempo inexorable se dilata.
Un verdadero mosaico de invierno
abrigos, guantes, botas, jackets,
acompañan la velocidad de la estación en este lugar.
Afuera la vitrina encandilada por luces navideñas
contrasta con la soledad de mis huesos.
Siempre vuelvo a ti, al aroma, al paladar;
a sentir la estación con sabor a Starbucks.
Ana Cecilia Blum y Salamanca
Ana C Blum
(Ecuador-USA)
LA CARTA
El café está listo
humeante,
otro día
zozobra de pies sobre el mármol frío.
Uno se niega a los afanes de incendiario,
decide mojar los cerillos,
vender a descuento la bencina,
abrir la ventana
y dejar que la mañana cure
los malos pensamientos.
Los esfuerzos son vanos
para qué engañarse,
pronto se devuelve a uno mismo
el ser de siempre
el que termina buscando el fuego
con la pluma en la mano
escribiéndole esa carta a Ella
invitándola a vacacionar en los pantanos.
El café humea,
se sostiene la taza
como la última esperanza,
pero una taza de café en la mañana es otro día,
otro año que resbala en occidente,
la insistencia en las rutas del retorno,
el terror a la reiteración de los espejos,
este cansancio hacia la vida.
Francamente
todo habla en la taza de café por la mañana,
se empuña el esfero con la sangre,
se rinde al acoso de los dioses,
se decide finalmente
poner firma poner sello
y enviar esa carta.
Alfredo Pérez Alencart (foto de José Amador Martín)
Alfredo Pérez Alencart
(Perú-España)
EL AROMA
Desde la Amazonía
– y como señal de pertenencia –
aún respiro aromas
de días remotos, cuando
la tía Anita tostaba
los granos en su cocina
de barro y leña.
Olor a paraíso
y a selva encantada,
bayas que ella antes
cosechaba en su tierrita
de La Pastora.
Dono tal aroma
que se prendió a mí,
en medio de una atmósfera
que a otra existencia
me llevaba.
Poema de Alencart en vaso de café que se distribuyó en las máquinas de la Universidad de Salamanca el año 2018
Taza de Café, dibujo de Miguel Elías
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