José Alfredo Pérez Alencar en la Biblioteca Histórica de la Usal y bajo los estantes dedicados a los libros de Derecho Civil
Crear en Salamanca tiene la auténtica satisfacción de publicar el prólogo que ha escrito Enrique Cabero, presidente del Consejo Económico y Social de Castilla y León, para el libro “Uiris tantum”, una colección de artículos jurídicos que pronto verá la luz bajo el sello de la madrileña editorial Betania, artículos escritos por nuestro colaborador José Alfredo Pérez Alencar (Salamanca, 1994), quien, junto a sus estudios en Derecho por la Universidad de Salamanca y a su temprano aprendizaje como poeta, también es un apasionado al séptimo arte. Cuando niño la imprenta Kadmos le publicó una carpeta de poemas titulada El barco de las ilusiones (2002, con 17 acuarelas del pintor Miguel Elías). Posteriormente publicó seis poemas en la antología Los poetas y Dios (Diputación de León, 2007) y otros sendos poemas en las antologías El paisaje prometido (2010), Por ocho centurias (2018) y Regreso a Salamanca (2020). Acaba de publicar su libro Pasiones cinéfilas (Trilce, Salamanca, 2020) y en 2021 dará a conocer su poemario Tambores en el abismo. Formó parte del equipo de apoyo del XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, que en 2019 rindió homenaje a San Juan de la Cruz y a Eunice Odio. Este año lo ha hecho con el homenaje dedicado a José María Gabriel y Galán, dentro del XXIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Sus críticas de cine las publica tanto en la revista literaria digital Crear en Salamanca como en el portal Tiberíades. En el ámbito del Derecho, escribe artículos de contenido jurídico y social en su blog Iuris tantum, que mantiene en el periódico digital SALAMANCArtv AL DÍA. Durante el curso 2019-2020 coordinó, con Christian Marcos, el programa radial “Studi et laboro”, de contenido jurídico-laboral y emitido en Radio Usal, medio de comunicación de la Universidad de Salamanca. Finalmente, dirige su propio blog, La palabra Liberada, con participación variada de poetas, ensayistas y personas vinculadas al mundo jurídico. Forma parte del Consejo Editorial de «Oresteia, Revista de Literatura, Filosofia e Ciências Sociais», la cual será lanzada las próximas semanas y está dirigida, desde Lisboa, por el destacado intelectual portugués Victor Oliveira Mateus.
La pintura de portada y las ilustraciones interiores son obra del pintor Miguel Elías, muy cercano a José Alfredo Pérez Alencar.
UNA LUZ GUIADORA EN PLENA TEMPESTAD
Dicen que somos conscientes de nuestra edad cuando vemos a nuestros hijos y los de nuestros familiares y amigos convertirse en adultos, cuando nuestra generación dispone del oportuno relevo. Recuerdo el momento en que José Alfredo Pérez Alencar comenzó el grado en Derecho. Mientras le daba la bienvenida a la Facultad, cercano ya el octavo centenario de la Universidad de Salamanca, en mi mente se sucedían las imágenes del primer encuentro, en su casa, a los pocos días de su nacimiento, en los brazos amorosos de sus padres, que rebosaban de felicidad y orgullo.
Resultaba fácil adivinar, por su madurez inusual y su emoción contenida, que José Alfredo iba a disfrutar la carrera. La morigeración, inculcada cariñosa y eficazmente por sus abnegados progenitores, Jacqueline y Alfredo, permitía presumir, aunque fuera iuris tantum, que aquel estudiante culto y solidario, defensor de las libertades y la igualdad efectiva, adquiriría una sólida formación jurídica y nos regalaría alientos y esperanzas en un mundo que necesita, en plena tempestad, la reconstrucción real de los principios y valores que fundamentan el Estado social y democrático de Derecho.
Pronto manifestó José Alfredo la impronta creativa familiar, con especial expresión de su inspiración poética. Por sus oídos viajaron desde su infancia las preciosas y precisas palabras de grandes literatos, visitantes asiduos de Salamanca gracias a la amabilidad y el verbo de sus padres, modélicos anfitriones. Enseguida se acercó al logos, acunado por la sapiencia de Alfonso Ortega Carmona, y se interesó por la razón de ser del Derecho del Trabajo y, por extensión, de la del Derecho en su conjunto, mecido por la sabiduría de Manuel Carlos Palomeque López, mi (nuestro) querido maestro.
Ahora José Alfredo nos regocija con este libro. Corporeíza en la obra otra vocación innata: la divulgación o, en definitiva, la exposición de una ciencia, o de una materia técnica cualquiera, en forma fácilmente asequible a la ciudadanía. No es nuevo en estas lides, pues viene publicando desde hace tiempo sus reflexiones de contenido jurídico, en términos inteligibles por el común. Destaca su participación periódica en Salamancartv al Día, diario del que proceden los textos que conforman estas páginas, redactados inicialmente para su blog de columnas de opinión. Señala el autor que quiere, “con sus comentarios, aproximar el Derecho a los ciudadanos”, puesto que “en muchas ocasiones se percibe como algo complejo, revestido de innumerables tecnicismos que invitan a una difícil comprensión para el que es lego en la materia”.
La divulgación científica o técnica ha sido siempre una dedicación generosa, de gran alcance democrático. Exige el dominio de las materias divulgadas, una alta capacidad para el análisis global o transversal, así como el cuidado manejo de las herramientas para la transmisión de conocimientos, tan propias de la docencia y la comunicación. Las columnas de José Alfredo irradian el realismo optimista que subyace en sus reflexiones. Anima percibir, a través de ellas, el compromiso social de las personas jóvenes, más allá de las tristes imágenes de los comportamientos egoístas, incomprensibles e inaceptables que se suceden una y otra vez en las televisiones y las redes telemáticas, los cuales, por cierto, no son exclusivos de ningún grupo de edad.
Este libro, que se publica en la terrible situación generada por la pandemia de COVID-19, no vacila, sin embargo, al iluminar las tinieblas con brillantes faros de esperanza. No puede olvidarse que la dura emergencia sanitaria está ocasionando una profunda crisis económica y social. La gravedad es tal que muy pronto se calificó de reconstrucción su anhelada superación, consciente la ciudadanía de la imperiosa necesidad de contar con políticas públicas que conduzcan hacia un modelo de desarrollo sostenible, preocupado por fortalecer el Estado social y democrático de Derecho y por robustecer los derechos y libertades, las políticas medioambientales y las sociales.
En esta línea, afirmaba António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, a finales del mes de abril, que “La pandemia de COVID-19 es una emergencia de salud pública, pero es mucho más. Es una crisis económica. Una crisis social. Y una crisis humana que se está convirtiendo rápidamente en una crisis de derechos humanos”. Añadía que “La mejor respuesta [a la pandemia] es la que mitiga de forma proporcionada las amenazas inmediatas, protegiendo al mismo tiempo los derechos humanos y el Estado de Derecho”, así como que “Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se sustentan en los derechos humanos, proporcionan el marco para que la economía y la sociedad sean más inclusivas y sostenibles. El fortalecimiento de los derechos económicos y sociales aumenta la resiliencia a largo plazo. La recuperación también tiene que respetar los derechos de las generaciones futuras, potenciar las medidas climáticas encaminadas a neutralizar las emisiones de carbono a más tardar en 2050 y proteger la biodiversidad. El virus amenaza a todas las personas. Los derechos humanos favorecen a todas las personas”. Indicaba, por último, que “todos estamos juntos en esto”, exhortación que da título al interesante documento de Naciones Unidas sobre la COVID-19 y los derechos humanos.
Que todas las personas hemos de estar juntas en la superación democrática y social de esta crisis, para nuestra supervivencia personal y la del entero sistema español y europeo de derechos, progreso y bienestar en igualdad real, no es una presunción, sino un hecho constatado. Con todo, José Alfredo insiste en que el esfuerzo por acordar no significa menoscabar, ni siquiera en esta coyuntura, la discrepancia y el pluralismo político, el cual sustenta la democracia y el derecho fundamental de participación política. De ahí la importancia simbólica de las presunciones iuris tantum, aquellas que admiten prueba en contrario, porque nadie puede considerarse titular de verdades absolutas e inalterables. Solo del diálogo en libertad e igualdad surgen los consensos políticos y la concertación social, tan útiles en la generación de confianza en las medidas y las soluciones normativas adoptadas, amén del fomento del compromiso social y del cumplimiento cabal de los deberes cívicos. Y es que, según el autor, “no son pocos los casos que de manera pragmática muestran que el Derecho no es o blanco o negro, sino que hay zonas grises”.
No puedo finalizar sin compartir con los lectores y lectoras mi cariño por el autor, que se une desde hace años a mi satisfacción por su madurez intelectual y su bonhomía. Exteriorizo estos sentimientos además en nombre de mis padres, que le han visto crecer, ahora que mi padre, desde el pasado 15 de octubre, ha pasado a vivir de otra forma, en nuestras almas. En fin, no se imagina José Alfredo la gran alegría que siento por haber podido escribir este humilde prólogo. Muchas gracias, de corazón.
En Salamanca, a 3 de noviembre,
festividad de san Martín de Porres, de 2020.
Enrique Cabero Morán
Profesor Titular de Derecho del Trabajo
Universidad de Salamanca
Enrique Cabero Morán, entonces Vicerrector de la Usal, en el Claustro del Edificio Histórico
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