El poeta italiano Beppe Costa
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar, por vez primera en castellano, tres poemas del poeta, traductor y editor Beppe Costa (Catania, 1941). Sus libros publicados son, entre otros: Una poltrona cómoda (1970); Un po’ d’amore (1975); Metamorfosi di un concetto astratto in due tempi con accompagnamento di ottavino (1982); Canto d’amore (1986); Fatto d’amore (1987); Impaginato per affetto (1989); Il male felice (1992); Due o tre cose che so di lei (1995); Poesie per chi non sa fare altro (2002); Anche ora che la luna (2010); Rosso, poesie d’amore e di rivolta (2012); La terra (non è) il cielo! (2014). Y a lo largo de su trayectoria ha recibido numerosos premios, entre los que están: Premio Ragusa (1984); Premio Alfonso Gatto (1990); Premio Ciudad de Ascoli (1992); Premio internacional de Poesía “Il Delfino d’Argento” (1992) o el Premio Internacional Ciudad de Ostia (2012).
Los tres poemas enviados directamente por el autor, forman parte de su último poemario, titulado Il poeta che amava le donne (e parlava coi muri) / El poeta que amaba a las mujeres (y hablaba con las parades), publicado por Pettirosso editore, en diciembre de 2019. La traducción ha sido hecha por la poeta y profesora italiana Stefania Di Leo, hispanista vinculada con los Encuentros de Poetas Iberoamericanos de Salamanca. Ella es directora del Círculo Literario Napolitano, entidad convocante del Premio Internacional Francisco de Alnada de Poesía en Lengua Castellana.
Foto de José Amador Martín
1.
se t’incontrassi solo per un giorno
potrei dirti come sei e sono
potrei narrarti storie delicate
di amanti nobili e di biechi assassini
potremmo offrirci ogni pensiero
legarci con un fiore e un filo il cuore
potrei perciò smettere di scrivere
e finalmente cominciare ad amare
Foto de José Amador Martín
1.
si solo te encontrara por un día
podría decirte cómo eres y cómo soy
podría contarte historias delicadas
de amantes nobles y siniestros asesinos
podríamos ofrecer cada pensamiento
atarnos a tu corazón con una flor e hilo
podría entonces dejar de escribir
y finalmente comenzar a amar
Foto de José Amador Martín
2.
chissà se ritornando da un altro cielo
mi avrebbe riportato in cima al mare
m’appariva come l’ultimo tramonto
no, non Era così. d’improvviso il cuore
più attento del corpo riprese a danzare
a ogni suono appare veloce un’immagine
così che oggi riprende ricambiata allegria
chissà se quel sogno nei dormiveglia
che mi perseguita intrecciando la vita
di poeti musicisti pittori o ballerini
massacrati da un pubblico nutrito
d’ignoranza, preso a calci nel culo
da palloni sgonfiati che da vili furbi
o peggio assassini si avveri – chissà
Foto de José Amador Martín
2.
quien sabe si regresando de otro cielo
me llevaría de vuelta a la cima del mar
me aparecía como último atardecer
no, no Era así. de repente el corazón
más atento que su cuerpo, comenzó a bailar nuevamente
una imagen aparecía rápido con cada sonido
para que hoy regrese a cambio con alegría
quizás si ese sueño es medio sueño
que me persigue tejiendo vida
de poetas, músicos, pintores o bailarines
masacrados por una gran audiencia
de ignorancia, golpeados en el culo
por globos desinflados, por cobardes listos
o peores asesinos hechos realidad – quizás
Foto de José Amador Martín
3.
certo che le gambe hanno vene fragili
più fragile il cuore che forte batte
non si acquieta quando il suono
m’avverte della tua voce in arrivo
resto gelido ma d’estrema meraviglia
d’una fortuna per caso arrivata
nessun preavviso alcunché allarme
solo il mare in tempesta e un sole in fuga
tutto questo credo accadesse o n’ero certo
mentre avvertivo i tuoi occhi sorridere
senza poter vedere e neanche guardare
se non nelle foto – gioiose sì – ma non per me
Foto de José Amador Martín
3.
seguro de que las piernas tienen venas frágiles
el corazón que late es más frágil
no es tranquilo cuando el sonido
me advierte de tu voz entrante
Sigo congelado pero en extremo asombro
por casualidad llegó la suerte
sin advertencia o alguna alarma
solo el mar tormentoso y un sol que huye
todo esto creo sucediera o no estaba seguro
cuando sentí tus ojos sonreír
sin poder ver ni siquiera mirar
sino en las fotos, alegres sí, pero no para mí
Foto de José Amador Martín
La poeta y traductora Stefania Di Leo, en Salamanca (foto de Jacqueline Alencar)
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