Retrato de Eunice Odio (fragmento), de Miguel Elías
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar tres textos inéditos, escritos por la nicaragüense Isolda Hurtado, la española Helena Villar Janeiro y la cubano-brasileña Aimée G. Bolaños. Los mismos saldrán publicados en ‘Eunice, cien veces cien’, antología dedicada a celebrar el centenario de Eunice Odio, la magnífica poeta costarricense-guatemalteca-mexicana. La obra está cargo del poeta y profesor de la Universidad de Salamanca A. P. Alencart, también director del XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos que se celebrará en Salamanca del 14 al 17 de octubre.
Isolda Hurtado y su esposo Fernando Antonio Silva (Granada, Nicaragua, foto de Jacqueline Alencar)
ISOLDA HURTADO
(Nicaragua)
Todo se contuvo en el tiempo
la rosa roja temblorosa entre mis manos
el cielo transparentemente azul
la intensidad de tu ojo
ardiéndome
Mi eterno corazón rabioso estrellándose
contra la noche espesa
Helena Villar Janeiro
HELENA VILLAR JANEIRO
(España)
EL MAR Y LAS CEREZAS
Ven,
Amado.
Te probaré con alegría.
Te soñaré conmigo esta noche.
Eunice Odio
El amor huele a mar y en tu presencia, Amado,
abrazo ese lenguaje sin lenguaje
que susurran las ondas,
infancia, ingenuidad,
deseo y gozo.
Juntos volvemos de donde el cormorán estira el ala al sol
y al borde del salitre que sazona el placer
y hace durar la llama de amor viva
trocamos nuestros cuerpos por caricias
al viento tropical de las cinturas
y rozamos el cielo.
En la arena te pienso con la boca cuajada de cerezas
que supieron de niñas del amor por los pájaros
tejedores de cánticos y nidos
y hoy bajan la escalera del deseo
juntando nuestros labios.
El mar y las cerezas,
mi corazón y el tuyo, Amado,
tu carne entre mi carne,
todo espera a que el vientre de la noche
descolgada de todas las estrellas
nos regale el rocío
que es fértil humedad del beso eterno.
Aimée G. Bolaños
AIMÉE G. BOLAÑOS
(Cuba-Brasil)
AMATORIAS
Amado,
en cuyo cuerpo yo reposo
y en cuyos brazos desemboca mi alma
Eunice Odio
I. Seductor
sobre el cautivo cuerpo
tu luz cae y trasmutado
en lluvia de oro fulgurante
el cuerpo del amor seduces
dios que en mí reposas
II. Amado alado
Albatros que en el poema
te liberas y con el vuelo
delicadamente me enamoras
solo a ti rindo culto
dios de todos los exilios
III. Amado en el sueño
de tu ser libre el olor
se expande luminoso
mientras tú reposas
en mi herida roja
amado que aromas
el claustro del amor
y su memoria
IV. Amado
sin tus manos no hay vuelo
sin tu eco el sonido no existe
sin tus palabras la lengua calla
sin tu llama el alma palidece
sin tu mirada la belleza acaba
V. Arte de amar
en el intervalo del fuego
el turbulento ojo del huracán
ama las tardes de los montes
ardidas en la impoluta nieve
porque el amor
es la más difícil de las artes
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