La poeta salmantina Emilia González Fernández
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar siete poemas inéditos de Emilia González Fernández (Cantalapiedra, Salamanca, 1958). Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y profesora de Lengua y Literatura en el instituto Torres Villarroel de Salamanca. Ha obtenido diversas distinciones y premios, y en 1983 se le concedió el accésit del Certamen Nacional de Poesía Universitaria convocado por Radio Nacional de España, siendo presidente del jurado Jorge Guillén. Sus libros de poesía son: Microcosmos (Diputación de Salamanca,1988) y Épica cotidiana (Torremozas, 2008). También aparece en varias antologías, como Voces nuevas IX (Torremozas, 1992) o Poetas en Salamanca (Editorial Amarú, 2000, coordinada por José Luis Puerto y Tomás Sánchez Santiago). En 2014 participó en el XVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos y una selección de su poesía se publicó en la antología “Palabras del Inocente”, dedicada a Gastón Baquero. Lo mismo ha sucedido en las ediciones XX (2017), XXI (2018) y XXIII (2020), con poemas dedicados a Aníbal Núñez, Torres Villarroel y a Gabriel y Galán, en cuyas antologías, “Explicación de la derrota”, “Por ocho centurias” y “Regreso a Salamanca”, está incluida. Forma parte de la antología “Um extenso continente II”, dedicada al poeta lusitano António Salvado (2014), coordinada por A. P. Alencart, como las cuatro anteriores.
Portada de ‘Contrapunto’ (Ediciones Diputación de Salamanca)
Estos siete poemas han sido seleccionados de su más reciente poemario, “Contrapunto” (Ediciones Diputación de Salamanca, 2020, con prólogo de José Luis Puerto e ilustración de portada firmada por Aída Rubio González). El mismo está compartimentado en dos secciones claramente diferenciadas (la existencia y la extinción física de un ser querido), pero que tienen un único anclaje: el Amor.
SORPRESA DEL HIJO
(Parte primera)
Foto de José Amador Martín
REQUIEM DE VIDA
III
Se me acabó lo antiguo
las teclas que tocar, las ambiciones
que no tenían carne;
me enlazas a la tierra
como fuerte cadena de pétalos de rosa.
Se me encienden candelas en todas las esquinas,
reconozco las voces de los vientos de marzo,
tú me lo enseñas todo, resurjo de mi misma
como si tu presencia me borrara
fantasmas de ceniza.
Foto de José Amador Martín
CANCIÓN DE INFANTE NO NACIDO
VII
Te meces en capullo
tan ajeno a las nieves del invierno,
pulsándome las cuerdas de la vida.
Tan pequeño interpretas
inexplicables melodías que yo escucho
con la carne y la sangre.
Dime un día
qué mariposa esconde tu aleteo insensato,
qué llamada interpretan tus manos como flores.
Foto de José Amador Martín
XV
Ya estás entre mis brazos,
la perla descubierta me vuelve caracola,
ya siento entre mis huesos toda la algarabía
de los vencejos locos.
Se me abren estuarios en las venas
caminando contigo por pasillos estrechos,
y cuando salgo al mundo
ya tan solo deseo que ese sol no te queme.
Han crecido en tu cuerpo mis alas más voraces.
no cambiaré este mayo por ninguno.
Foto de José Amador Martín
ROSAS DE INVIERNO
(Parte segunda)
III
Llegó tu aniversario y vi la rosa
coronando estos días de diciembre
como si fuera flor de tu memoria.
Era una rosa blanca:
antena de tu esencia ya en el aire,
nieve amorosa que te representa,
porque dejaste el cuerpo y te extendiste
para esperarnos puro.
Foto de José Amador Martín
VI
Quiero creer
que en el envés del tiempo tú resides,
que estás puro y eterno
en la antivida que no cesa,
en paz y en brazos de la nada,
ya vencedor del tiempo y sus zozobras,
sin poder acertar ni equivocarte
Eres pleno, completo
y transparente al fin.
Foto de José Amador Martín
REQUIEM
X
Esta desolación sólo es vacío
el hueco de una llama que no arde,
cero infinito y frío que no habita
ni la nada.
Ni un átomo del aire sin ceniza,
si ya fuera ceniza iluminada…
Pero la luz es sólo otro accidente,
que engaña la mirada y la traiciona.
Si al menos otros ojos percibieran
el atroz extravío de los míos
perdidos en el páramo del tedio.
Foto de José Amador Martín
XXVI
Las yerbas obedecen
las órdenes de Marzo
y vuelven a la vida.
Tu ausencia se hace enorme,
obedece a las normas
de la tierra baldía.
Foto de José Amador Martín
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