Psicoanálisis, de Luis Cabrera Hernández
Crear en Salamanca se complace en publicar un breve ensayo de George Reyes (Los Ríos, Ecuador, 1960), poeta y teólogo residente en la Ciudad de México. Posee un bachillerato, una licenciatura y dos maestrías en Teología, y es candidato a un PhD en Teología. Ha publicado poesía y ensayos literarios y teológicos. Su poesía ha recibido reconocimientos y ha sido incluida en antologías internacionales impresas y virtuales. Es miembro del Movimiento Poetas del Mundo, y otros. Es editor de la antología poética Nuestra Voz (Buenos Aires, Argentina: Editorial Tersites, 2015). Dirige dos grupos de poesía lírica en Facebook. Tiene publicado el poemario El azul de la tarde & Dama3Lunas (Santiago de Chile, Chile: Apóstrophes Ediciones, 2015). Su poesía ha sido galardonada en concursos internacionales. Consta en la Enciclopedia de la Literatura en México, FLM-Conaculta.
LAS ILUSTRACIONES SON OBRA DE LUIS CABRERA HERNÁNDEZ, DESTACADO ARTISTA PLÁSTICO CUBANO-ESPAÑOL ESPACIALMENTE VINCULADO CON SALAMANCA
Conflicto sentimental
SICOANÁLISIS Y POESÍA: LO INCONSCIENTE DEL VERSO
El verdadero poeta es un sicólogo intuitivo…capaz de una profunda perspicacia
Michael Harlow
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- Freud (1856-1939), un heredero de la filosofía de Nietzsche en la teoría sicoanalítica, sostiene Víctor Coronel Piña, ha sido y es todavía temido y criticado hasta de reduccionista e inventor de un maleficio lleno de pulsiones sexuales: el sicoanálisis, dominio de la sicología normal. Es increíble, sostiene Antonio Valle, la cantidad de grupos y personas que “desde distintas realidades psíquicas, profesionales, políticas o culturales, intuyen…por la obra de un hombre al que…no le perdonamos de haber estudiado, sistematizado y revelado los problemas de la mente para ayudar a una humanidad que ha sufrido horrores múltiples” (1). Además, hay quienes afirman que se ha tergiversado tanto el concepto de sicoanálisis como las teorías originales que hoy es difícil separarlas de las reinterpretaciones neofreudianas.
Además de creación filosófica en la que el poeta reflexiona, incluso sobre sí mismo, la literatura es arte humano y gira en torno al ser humano; de ahí que ella abarque el lenguaje —su reino de acción— y lo sicológico. Es que, en el territorio de la realidad interior, sicoanálisis y poesía buscan revelar, no solo ni siempre —como suele pensarse o enfocarse—, la histeria, neurosis, locura o libido del poeta, sino también el inconsciente plasmado en el verso, que es en realidad un punto de encuentro entre ambos; es lo que trataré aquí, si bien habría sido un tema central en la teoría sicoanalítica original solo en sus inicios, pero quedó arraigado en nuestra cultura popular. Es más, hay que notar que el inconsciente es un tema tanto discutible, trillado y polémico como complejo y confuso; pero es al fin y al cabo un aporte para la literatura, razón por la cual me atrevo abordarlo con brevedad.
La creación
Freud habría de relacionar con frecuencia la poesía con su teoría de la personalidad y método terapéutico sicoanalítico, y habría de darse cuenta que los poetas románticos alemanes daban testimonio en sus poemas de una especie de caja de Pandora escondida en alguna zona síquica (2). Tal es así que sus primeros trabajos sobre los sueños —una de las formaciones del inconsciente— los habría de interrelacionar con la poesía; llegaría a decir que el sueño es un arte poético involuntario y que la construcción de los sueños tiene cosas en común con ese arte. Es que al concebir el psicoanálisis, opina la poeta y ensayista guatemalteca Margarita Carrera, él no solo rebasa los límites terapéuticos, sino que también se lanza a una tarea propia de un crítico de arte que con rigor analiza la obra artística con base a su controvertido método psicoanalítico. A lo señalado por Carrera, habría que agregar que Freud decía que los poetas son aliados valiosos para su teoría.
El inconsciente o subconsciente, según Freud, es el terreno de acción de la poesía y el gran retórico y fenómeno ligado al lenguaje; es ese otro mundo paralelo al ordinario, oculto a la primera percepción de los sentidos que acompaña a nuestras vidas, que da sentido a nuestras acciones y permanece como la sombra casi siempre inaprehensible de nuestros más íntimos anhelos; es la fuerza desconocida y determinante de la personalidad que el observador ignora, pero que es tarea de la sicología descubrirla.
Freud pensaba que hay semejanza entre ars poética y juego infantil, en cuanto que ambos crean ficciones que pretenden ser nuevas formas de estructurar la realidad. No obstante, el contrapunto al juego infantil y a la poesía Freud lo halla en la fantasía adulta: los sueños diurnos; pero esta fantasía es una vía enfermiza de escape de la realidad que ayuda a empujar las pulsiones sexuales básicas. La poesía, en cambio, como deseo desviado a la región de ficción o al poder de ilusión, permite al poeta sublimar tales pulsiones, es decir, reconducirlas hacia otros objetivos más elevados, socialmente reconocidos y atractivos culturalmente; de ahí que en la poesía se haga visible y soportable, estética y éticamente, aquello que el resto de los seres humanos esconde. Los lectores o la audiencia, por su parte, también se vale de la poesía para liberar, estética y éticamente, sus pulsiones, incluso sexuales y de muerte, más profundas en conflicto. La manera cómo especialmente el poeta consigue sublimar las más escondidas pulsiones, liberar dolor e insatisfacción y experimentar a la vez placer es su secreto, pensaba Freud.
Sabiduría
Es que el sicoanálisis no estudia tanto la psique del paciente como lo que a través de las palabras de este y del poeta puede llegar a revelar, mediante esa realidad intransmisible y enigmática que es el inconsciente. Por eso es que desde una interpretación sicoanalítico-crítica del poema las palabras pueden decir más de lo que el poeta haya querido decir o evidenciar que saben más que este. Carrera opina que Freud introducirá aquí una variante no empleada antes por crítico alguno: la combinación de su análisis interpretativo (hermenéutica) de la obra artística (el poema) con la vida del artista (el poeta); es decir, explica Carrera, partiendo de la vida del artista llega a su obra y viceversa, entrelazándola una con otra, lo que producirá escándalo y rechazo por críticos y artistas.
En suma, la poesía es una actividad sicológica que rescata la dimensión inconsciente del poeta, mediante la cual logra la catarsis y plasma lo oculto dentro de sí. Consecuentemente, queramos o no, poesía y vida van de la mano; el sicoanálisis procura descubrir esa relación. Con todo, según mi opinión, consciente o inconscientemente —por causa del superyó (3)—, el poeta nunca expresa totalmente lo que le gustaría expresar y eso limitaría la interpretación sicoanalítica; siendo así, el sicoanálisis solo podrá hablar de una realidad sicológica subyacente a la obra y anterior a ella, pero cuyo conocimiento no le permite aclarar todos los secretos de la misma, sin caer en la más morbosa especulación. Y esto no porque sea en todos los casos un tabú las verdades que del poeta el sicoanálisis pueda descubrir, sino porque Freud mismo habló de esa limitación: “¡Desgraciadamente el análisis debe rendir sus armas ante el poeta!”.
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- Antonio Valle, “¿Quién le teme a Sigmund Freud? (a 75 años de su muerte)”, La jornada semanal N° 1020, Ciudad de México 21 de septiembre de 2014, p. 8.
- Ibíd.
- En la teoría de Freud, el superyó es la fuerza que controla los impulsos en forma similar a una autoridad externa, porque es el código moral de la persona.
Chirico Bic
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