Eduardo Dalter en Londres (2013)
Crear en Salamanca se complace en publicar estos textos del argentino Eduardo dalter (Buenos Aires, 1947), poeta e investigador cultural. Desde 1971, año en que editó su primer poemario, ha venido desarrollado un quehacer sostenido en los ámbitos poéticos. Importantes publicaciones de su país y de América han incluido en sus páginas poemas de su autoría: revista Crisis (Buenos Aires), Shantih magazine (Nueva York), Revista Nacional de Cultura (Caracas), y revista Casa de las Américas (La Habana), entre otras. Durante los años de la última dictadura militar de su país vivió en el Oriente venezolano y en la ciudad de Maracaibo, donde en 1982 se publicó uno de sus libros. Dio conferencias y participó de encuentros internacionales, y asimismo brindó numerosas lecturas; entre otras: en el Ginsberg Tribute, en el Central Park, Nueva York, y en la 26ª Feira do Livro, en Brasilia. En el año 2000 tuvo edición su trabajo de investigación Harlem: los blues de la historia, que incluye una selección poética. Por otra parte, en el lapso 1994-2002 dirigió en su ciudad la revista de poesía latinoamericana Cuaderno Carmín, de difusión continental. En la década pasada preparó y ofreció diversos seminarios acerca de la poesía de América en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, entre otras instituciones. En 2013 dio charlas y lecturas en escuelas y en centros culturales de Italia y de Inglaterra, y en 2015 el Ministerio de Educación de su país publicó dos de sus libros. De sus obras se cuentan: Silbos (1986), Mareas (1997), Bocas baldías (2001), Canciones olvidadas (2006) y Dos cigarrillos para Eliot (2015), entre algunas otras. Reside al oeste de su ciudad natal.
Fotos José Amador Martín
Nadie estuvo en sus ropas, en su patria, en sus raíces.
Un silencio de lobo avanzó y corcoveó por estas calles.
El terror derribó puertas y espió por las mirillas.
Una conmoción de muerte, de la puerta para afuera
y de los ojos para adentro, nos exilió del otro
y fuimos gente sola, de mirada huidiza, en los rincones
como las hojas tristes que los vientos amontonan.
De Estos vientos (1984)
Faltan las palabras,
o sobran otras veces.
Los hechos las deciden
necesarias o las ahogan.
Las abren y evidencian,
y las golpean día a día.
Están bajo juicio sumarísimo.
Dejá que entre la luz,
dejala que entre,
que se acomode,
que abra su valija;
no vayás a echarla;
dale de comer;
dejá que ande por la casa.
De Silbos (1986)
Viento, háblanos del mar
que hoy estamos algo así
como aburridos, como tristes.
Afuera, ves, llueve,
llueve con ganas
y contigo. Háblanos
también de las costas
de Chacachacare y de Macuro
mientras tomamos el café
y miramos la ventana.
Háblanos
así, del oleaje
torrentoso dando en los cargueros
que se inclinan
en las Bocas,
que hoy estamos desolados
y deseosos de tu magia.
* El autor vivió en Güiria, poblado costero venezolano, durante 1977 y 1978, y
a esa experiencia corresponden los poemas del libro Las costas del golfo (1995).
DESOCUPADO
Un desocupado, Dios, es una pieza única
que hace a tiempo completo su trabajo;
una pieza insustituible
a todo el engranaje;
una mudez; un grito; un balbuceo;
un canal nivelador
que espera aguas,
aparentemente más cerca de la sequedad
y el olvido
que de la administración planificada
de riquezas.
Un desocupado, Dios, con su desierto
y su niebla,
vital a este equilibrio de espejismo,
donde cada cosa empuja o devora
a cada cosa.
Se repite, se confunde, y se alza
ya como discurso
de escena, que el desocupado está
desocupado
de toda función o todo uso,
mientras la máquina infernal, abismal,
ahonda el pozo.
De Informe de barbarie (2002)
DESTINOS
(Casi una poética)
Tu destino te sorprenderá
cada momento
WILLIAM BLAKE
Desde qué orilla abrir, cerrar
los ojos;
desde cuál punto de qué orilla.
Cada orilla,
cada punto de orilla adelanta,
en su cielo
y horizonte, una respuesta
diferente
que supone cada palabra que
se imagine
o que se diga. Todo camino
comienza
a abrirse según donde decida
afirmar
uno los pies y hacia dónde
apunte
uno su historia y su mirada.
Uno eligió
–o eligió por uno el fuerte
viento–
cada segundo, cada
rumbo,
cada sendero ahondado o
vasto
y nada puede salvarse en
un cruce
ni en un momento solo que
se abra.
La suerte, o mala suerte,
siempre
estuvo despierta y estuvo
echada
como una apacible leona
al pie del árbol.
De 7 Poemas (2006)
mayo 26, 2017
ABRAZO A MI HERMANO POETA. EN COMPAÑÍA, josé antonio cedrón
mayo 26, 2017
Felicito por la publicación de este poeta, llamado Eduardo Dalter, argentino, sus versos van de costa a costa, del llano a la montaña y a veces vuelan en la furia del viento.
mayo 30, 2017
Bellos poemas Eduardo!…algunos los conocía pero reelerlos me hizo bien…, que las «orillas» sigan conteniendo el río de tu poesía..siempre dando a luz, como semillas que se proponen brotan y florecer,
Abrazo
Montse Bertran
mayo 30, 2017
Eduardo Dalter… siempre querido y recordado y siempre poeta, con su simpleza del mundo cotidiano, sus palabras invocando al viento y al mar y a los hermanos…Gracias!!!!
julio 1, 2017
La poética de Eduardo Dalter podrá no gustar pero siempre te deja un dulce tajo en en el costado izquierdo