SALAH BOUSRIF. LAS CRIATURAS CÚBICAS DE PICASSO-FRAGMENTOS

 

«Crear en Salamanca» publica hoy una traducción de la obra del poeta y ensayista Salah Bousrif, que ha realizado Abdul Hadi Sadoun

 

Salah Bousrif

Las criaturas cúbicas de Picasso

-Fragmentos –

 

Nacido en 1958 en Casablanca. Poeta y ensayista. Es doctor en lengua y literatura árabe, con una tesis sobre la escritura en la poesía árabe contemporánea. Además de literatura, estudió historia antigua en Bagdad. Fue miembro fundador de la «Casa de la Poesía» en Marruecos y miembro del Foro Mundial de la Poesía. En 2018, recibió el Premio del Libro de Marruecos en la categoría de poesía por su poemario Los restos de Gilgamesh. Ha publicado numerosas colecciones de poesía, entre ellas: La fruta de la noche (1994), Tras un cielo (1997), El árbol del sueño (2000), Protuberancias azules (2002), El portador del espejo (2006), Deseos del amante (2006), Ninguna certeza en la selva (2015), Los restos de Gilgamesh (2017), Tú, habla para que te vea (2018), La comedia de la nada (2022), y Las criaturas cúbicas de Picasso (2025).

Salah y abdul Hadi en Madrid2025

Traducción; Abdul Hadi Sadoun

 

 

 

 

El oficio de un hombre ciego

 

¿Quién de nosotros invitó a quién?
¿A qué banquete encendimos nuestra agua que no bebemos?
Nos deleitamos con las gaviotas y los peces que habitan en ella…
El ritmo no es del mismo color,
ni con las mismas líneas y sombras.
Vi en las criaturas que formas
—cuando visité tu cuna, donde naciste—
que los primeros temblores del trazo
eran leyendas que reescribiste con tinta,
sin preocuparte por la realidad.

Tú,
en la esencia de tu existencia,
eres un ser de imaginación.
Hay quien te vio como una fábula.
¿Quién entonces, oh Paaaablo,
arrojó el anzuelo al agua,
o el pincel, para que el agua
se convirtiera en un cielo rebosante
de estrellas y colores?

Sé que fuiste poeta.
¿Por qué no?
La diferencia entre el pincel y la pluma no es tan grande:
la tinta era aquello
con lo que tus dedos tartamudeaban sobre el papel.

En la casa donde creciste,
vi tus tartamudeos,
escuché lo que quedaba de tus alientos
rondando entre las paredes,
persiguiendo el blanco,
para arrojarlo en tu tinta
adornada con los colores por venir.

La iglesia donde fue leída tu oración
cuando te inundó la ausencia,
la visité, cerca del teatro romano,
bajo la fortaleza andalusí.

Entre dos fechas,
y
dos civilizaciones,
Málaga aún persigue sus lenguas.

Salah Bousrif

 

 

¿Quién de los trovadores
soñó con tus harapos,
mientras tú visitabas sus espectros
con tus colores?

Las voces,
se las dejaste a las gitanas,
para que sobre su ritmo
ajustaras tus pigmentos.

¡Aquí estoy,
oh Paaaablo!
Limpio con mis manos
algo del polvo que se quedó en tu aliento,
desvelo lo que rozó tu alma con asombro.
Ven, Pablo, contemplemos juntos el Guernica,
recuperemos de él el grito,
la sangre
y los restos de campesinos
cuyos huesos se pulverizaron
en tus pinceles.

No hay
diferencia
entre la bestia y el humano.

El argumento fue: ellos se rebelaron.
Pero
nada de su pan volvió a explicar la vida
en su muerte.

Salah Bousrif

 

Y entonces, Pablo,
el cielo sigue goteando sangre,
su plomo no ha cesado,
su azul sigue siendo un enigma.
¿Qué dios es ese
que infla sus mejillas con viento
para soplar
sobre la mecha
de una vela
que apenas ilumina el lugar?

Cabezas,
miembros que se disolvieron en el viento,
no,
en el polvo saturado de plomo.

Bocas,
desde cuyas cavidades
ascienden voces
suplicando la muerte,
más piadosa que este sufrimiento
en que el ser humano
es leña
de una máquina
que, desde el principio,
ha anunciado su propia ceniza.

Los ojos,
no los viste apagados,
encendiste su oscuridad con su propio grito,
con el infierno que contemplaste en ellos,
donde la bestia vencía al ser humano.

Tus caballos,
¡oh Paaaablo!,
¿ante quién relincharon?,
¿a qué desenfreno se lanzaron?

No hay,
no hay rostro en Guernica que se parezca a otro,
y las palabras quedaron atascadas en las gargantas.

¿Lloras por Gaza?,
¿por la bestia dentro de la bestia?,
¿o por la bestia que se quitó la máscara del hombre?

La única lámpara del cuadro,
¿por qué su luz permanece vencida?,
¿por qué,
lo que viste como sol
parece un disco que no alcanza la mecha de una mano
que sostenía la brasa
cuando la brasa ya era ceniza?

Salah Bousrif

 

En cada rectángulo hay cuerpos en cubos,
miembros que buscan recomponerse.
Cuando el cuerpo aparece en un cuadrado,
se desvanece entre recortes de periódicos.

¿Qué dice el periódico?,
¿de qué habla?,
¿en nombre de quién?,
¿acaso queda lengua en el rostro
para dar testimonio del crimen?,
¿quién
avivó el fuego
y
en la cara de quién?

Ven, amigo mío, reorganicemos las piezas del rompecabezas,
regresemos en el tiempo a antes del crimen,
y preguntemos juntos:
¿quién es el ser humano?,
¿basta el uniforme del soldado para que la bestia venza al hombre?
Y entonces la tierra,
gira al revés de la tierra,
o gira en el vacío de la existencia,
antes de que Caín afilara su cuchillo
para cortar lo que quedaba de barro en el hombre.

En Guernica,
mientras contemplaba tus dedos temblar,
te vi correr más rápido que la tragedia,
para entregar lo que la duplicaba.

Dijiste con el trazo
lo que no pudo decirse con nombres.

Guernica, oh Paaaablo,
ya no es un pueblo,
Guernica,
entre tus dedos,
en tus lienzos,
se volvió galaxia,
o quizá la tierra entera
girando al revés del sol.

 

  cubierta del poemario

 

 

 

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