‘REZO AL DIOS DE LAS PIEDRAS’ Y OTROS POEMAS DE NIDIA MARINA GONZÁLEZ PARA EL XXVII ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS

 

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar estos poemas de Nidia Marina González Vásquez (1964). Profesora Catedrática de la Universidad de Costa Rica, artista plástica y poeta. Su trabajo literario forma parte de antologías como : “Voces tatuadas”, crónica de la poesía costarricense 1970-2004), “Poesía del Encuentro”, “Mujeres poetas en el País de las Nubes”, (México 2008), “Sostener la palabra” antología de poesía costarricense contemporánea 2007, “Al hidalgo poeta” XIX Encuentro de poetas Iberoamericanos en Salamanca, España, “No Resignación”, Salamanca 2016, “Las costuras del sueño”, 15 poetas costarricenses contemporáneos, 2020, “Women Poets of Costa Rica / Mujeres poetas de Costa Rica, 1980- 2020, Bilingual Anthology / Antología bilingüe” y “Mujeres al centro”. Relatos y ficciones de escritoras centroamericanas, 2020, “Ni miel ni hojuelas: Escribir desde la feminidad” Yadira Calvo, ECR, 2021.

Ha publicado los libros: «Cuando nace el Grito» 1985, “Brújula extendida”, 2013, “Seres apócrifos” 2015, “Objetos perdidos” 2015 “Bitácora de escritorio y otros viajes” 2016, “La estática del fuego” 2019. “Zurda” (Nueva York Poetry Press 2022) ganador de medalla de plata en Latin American Book Award, y “Anamnesis”,  libro ganador del Primer premio Latinoamericano de poesía Marta Eugenia Marín 2022.Los libros con sello EUNED ganaron el concurso de selección anual para su publicación en los años respectivos. Además, publica en narrativa “Árbol de papel” Editorial Poiesis 2020. En el año 2021 es la dedicada de la primera edición del premio “Corina Rodríguez” de la Universidad de Costa Rica. Mención de honor en el concurso Lisímaco Chavarría 2003, en “La porte des poetes”, Francia 2003. Ganadora del II Premio internacional Corina Rodríguez 2024, con el libro inédito “Autofagia”. En el mes de julio 2024 publicará “Agua y barro” con la editorial Perro Azul.

 

REZO AL DIOS DE LAS PIEDRAS

 

La piedra sabe de nuestros asomos a la vida

de los tropiezos y las espadas.

Sentada sobre sí misma

frío vientre de volcán.

Nos ha visto pintar con sangre y barro

dentro de sus concavidades por primera vez.

Creyó que éramos inocentes.

Se dejó afilar e hizo fuego con su cuerpo.

La abuela piedra en el temascal suda nuestro dolor.

Aguamarina y diamante en las aristas de la belleza

que ocultan sangres.

Dios de las piedras ampara estos cuerpos

que han sacado de ti palabras en bajorrelieve y dioses perfectos.

Dios de las piedras no te sigas rompiendo

y vuelve tus párpados ígneos sobre nosotros, pasajeros agrietados.

Ayúdanos a recapacitar antes de concluir la autofagia una vez más,

de las que todavía recuerdas y que hemos olvidado

en el momento más necesario.

 

 

HISTORIA ANTIGUA

 

I

 

Llevo el mar de mi abuela en el nombre.

Un miércoles a mediodía germiné

del agua mineral en el vientre de mi madre

a la salinidad de las lágrimas.

Ya casi no queda nada de aquella cáscara de huevo,

se ha cubierto de hierba el pestillo de la puerta.

 

II

 

Más de medio siglo después de escudriñar dentro del cuerpo

en la superficie del agua-piel me sangra el mar de cada día,

a veces en el influjo que marca el lunario,

a veces en el eco de la sangre.

Desde el nudo del instinto: maternizar.

Es intensa la ternura que me hurga

y que resbala interminable, aguas adentro.

Zarpo en barcos de papel,

los colores me habitan y desatan.

Llevo en el nudo simple de lo que fue cordón umbilical

historias abiertas como acantilados.

Escarbo en las palabras con uñas y abismos.

Cuando se mueve mi mano

gira conmigo un vendaval de abrazos

una estela de anagramas con heridas

una caja secreta al descubierto,

una galaxia de diosas que no olvidan

el color de su piel de agua.

 

 

MALINTZIN

 

I

 

Busco su nombre

y encuentro rasgaduras y tachones.

Ella no hablaba castellano

Nahual y Maya su lengua.

Lejano su mundo al del otro lado del mar.

Niña entregada en obsequio

temprano lanzada a la espada infame.

Marina, Malinche, Malintzin

siglos de llanto, Llorona, Cihuacóatl,

vientre y piel de agua.

 

II

 

Malinche, Malintzin

me acuerdo de vos

cuando una mujer es borrada por la historia otra vez.

Cuando se intenta la libertad con las uñas

en el mapa del desgarro

y desaparecer en fosas anónimas es el único epitafio.

Marina,

vos y yo

sin voz para hablar lo suficientemente alto

aunque gritemos en media ciudad a coro.

Torre de babel en las huellas digitales.

Sabor amargo que no sabe desaparecer

y vuelve a articularse

en las lenguas que traen el signo del cromosoma X.

Luna tras luna

desde que Eva probó la manzana y se tornó amarga.

Instaurada la condena

se ahoga la música de las ocarinas

para que no cantemos.

 

III

 

Aunque renuncie al horizonte del mar

(Marina, quien también soy yo).

Aunque me convierta en ventana y derribe la torre,

otros andamios crecen en el paladar y florecen,

otros ríos fluyen.

 

IV

 

Se escribe sobre las páginas del olvido

y en los restos confusos de la desmemoria

que planta flores o desborda odios en falsos lugares.

La voz de Malinche

su timbre poderoso

su música de barro sonoro.

Mesoamérica de bosques y soles.

Malintzin, la lengua,

si ella tomara la palabra

hablarían los borrones y roturas

de las páginas negadas a la verdad.

Nos escucharíamos en su tesitura

y una línea de sus huellas digitales

al fin sería visible en nuestros dedos.

 

(Del libro Agua y barro, 2024)

 

 

 

 

EL DIOS DEL FRÍO

 

Le estoy rezando al dios del frío

y me dice que todos sus altares fueron quemados.

Los huesos de los Osos polares se los están comiendo las oscuridades.

El blanco Oso sobre la nieve inmaculada es un puntito cada vez más pequeño,

pasará a gris, a sombra, a estela sin nubes.

Son demasiados pozos petroleros, piñeras, bananeras.

Está rodeado de Chernoviles

y no tiene cómo enfriar esta tarde tropical que perdió su melena de niebla.

Aun así, le rezo fervientemente a su humedad pura, a su nido de agua.

Le ruego, le ruego,

y el frío no asoma su cara sino hasta la medianoche,

cuando todo ha regresado del desatino y se alista para continuar.

El dios del frío cierra su único párpado,

-casi totalmente derretido-

deja caer algo parecido a una lágrima que apenas humedece este rezo.

 

 

ESTADÍSTICA

 

Quinientas ochenta y una especies han desaparecido con el siglo veintiuno

por la acción humana.

Y esto no es ni siquiera un siglo todavía

sino un suspiro de años cansados.

Veinticuatro calendarios apenas

frente a un enorme precipicio.

 

 

REZO AL DIOS DEL METAL

 

Los ojos ven brillos

y se dejan engañar.

Tienen hambre,

y el pan, aunque contenga mercurio,

se come para no morir.

El dios del metal es un vicio

un arma mortal que camina por los cuerpos y el mar,

indistinguible el veneno entre el oro y el litio

entre la sangre y el petróleo.

Toma forma de papel moneda.

Es omnipresente, no se oxida.

Te pido- dios del metal- que dejes de asomar tus esquinas

en los intersticios del hambre y en los pies de la codicia.

Comprendo que no es culpa tuya

estabas fundido con la epidermis de la tierra y el agua.

Estabas tranquilo hasta que llegaron

unos ojos que miran ciento ochenta grados de visión binocular,

atados al delirio.

No te culpo, brillo de piedra, si fuiste confundido con las estrellas.

Pero si pudieras hacer un esfuerzo de limaduras,

emitir un sonido

por todos los llantos de niños sin niñez

por el dolor de los más pobres.

Desprenderte de tu cuerpo brillante

dejar a la vista los desgarros – por un momento-

con la vaga esperanza de recuperar la cordura

antes de tragar tus últimos granos

y que desaparezcan nuestras las miradas sobre la tierra.

 

 

DISTANCIA

 

He desarrollado la capacidad de mirarla hundir su boca en el mar

para morder el vacío.

Será una habilidad extracorporal o una alucinación,

no hay quién me lo pueda decir y guarde la suficiente distancia para entenderlo.

La he visto ser belleza y delirio,

puedo sentirla y separarme de ella al mismo tiempo.

Debo ser una criatura sin dioses

o con todos ellos en el pecho al mismo tiempo.

 

 

 

 

 

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