La poeta peruana Isabel Matta Bazán
Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar cuatro poemas de Isabel Matta Bazán, los cuales saldrán en la antología ‘Poiesis en Helmántica’, del XXV Encuentro que se celebrará el mes de octubre. Isabel Matta Bazán (Lima, 1971), es licenciada en Educación por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y bachiller en Comunicación Social. Se formó como profesora en la enseñanza del español como segunda lengua en el Instituto Cervantes y la Universidad Ricardo Palma. Trabajó como redactora y reportera gráfica en el Suplemento Dominical del diario El Comercio y en diversos medios de comunicación. Actualmente se dedica a enseñar español como segunda lengua a personas sordas y a extranjeros. Empezó su trayectoria poética en el año 1989 y a comienzos de los 90 participó en el Grupo poético Neón. Posteriormente fue miembro del grupo “Rara Avis”. En el 2016 presentó su exposición fotográfica “La Belleza del Perú” en Gifu, Japón. Tiene publicados los poemarios: “Soledad Nuestra” (1999), “Reina Moribunda” (2005) y “Últimas Moradas” (2021).
RENGLONES QUEBRADOS
Al decir que tu ausencia
es el síndrome
de extraña enfermedad
que afecta mis terrenos
simplemente digo
que a veces mi cuello
se queda estático
como suspendido por agujas
y cordeles anudados por tus manos.
Simplemente digo
que en este maretazo se perdieron
las redes,
el refrigerio de los pescadores,
los anzuelos,
la pequeña brújula,
(hasta la banca
de la iglesia que nunca visitaste)
Y yo me pregunto
en qué refugio escondes tanto.
(De “Soledad Nuestra”)
Foto de José Amador Martín
Restos, rastros, rostros, melodías descompuestas.
Teorías cortadas con tijeras, vasos sanguíneos colapsando.
Hombres cantando himnos, silencios opuestos.
Vuelve a tu lugar, reina moribunda.
Dioses que se casan con la muerte no lloren más.
La agonía en un edificio que se destruye con el tiempo.
Florezcan niños en mi boca.
Estiren sus piernas, naveguen hasta la punta de este abismo.
Reverencia transformadora, todo el tiempo no es posible mirar atrás.
Caracol dorado por la noche, óxido latente, avenida que besa el callejón.
Rogarte, ruego, ruegas.
Recursos innombrables, apetitos fastuosos, violencia interna.
Rapto y fuga, heme aquí despiadada navecilla que se atora en la tormenta.
Ruido grotesco del mundo. Horripilante bullicio, malicia incandescente.
Espíritu de lo ajeno roba todos los secretos, ¡imprégnate en mis huellas!
(De “Reina Moribunda”)
REVOLUCIÓN
Popper, Kant, Kuhn, Lakatos,
y yo una simple mujer
metida entre hombres viejos,
teorías, ruidos del Windows
y noticias sobre la economía estable.
En el trance
olvidamos de construir el nuevo paradigma del amor
que como diligentes científicos nos prometimos
y no lo hicimos
ni con nuestras almas
ni con nuestros cuerpos.
Dejamos de estudiar las teorías de nuestros seres
Los principios del beso, del gozo.
¿y tus ojos? ¿dónde estuvo tu mirada?
Si hubieras teorizado sobre mí
una revolución habría transformado el mundo.
Sobre una estrella Copérnico y Galileo se entristecen.
(De “Últimas Moradas”
Foto de José Amador Martín
ÁRBOL DE LAS HORMIGAS
Vacía de expectativas, ajena al futuro
enraizada en el árbol de las hormigas
clavada en esta cama de peregrinos enfermos
recluida en esta habitación sin orquídeas ni fantasmas
practico la caminata diurna sobre las paredes.
Como el monje aburrido en su aséptica celda
confieso en solitario mi historia difusa y fatigada
me resigno al pavor de un cuerpo que se deshace raudo.
Rondan paraqués, porqués, sobrios anhelos:
Tiempo
Paz
Sol
Madre
Escribir
Ser
¿Hacia dónde enrumbar esta nave de lacónica travesía?
Las radiografías muestran las verdades de esta armazón de huesos.
La incógnita del porvenir se oculta como una serpiente en el monte
y no la atrapo.
(De “Últimas Moradas”)
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