Miguel Elías
Pintor y profesor de la Usal
El sábado 26 de mayo estuve en Mogarraz y pude contemplar, conmovido, la magna obra del pintor Florencio Maíllo, querido amigo y compañero en la docencia pictórica en la Universidad de Salamanca. La convencional definición de retrato como evocación de aspectos del ser humano vistos por el pintor, queda superada en esta muestra. Se retrata el Alma de un pueblo, Mogarraz. Aquí Florencio no muestra simplemente el conocer, sino el ‘reconocer’ del alma de los vecinos de su entrañable lugar de origen. Todo el espíritu más profundo de los habitantes de este precioso pueblo, los que están y los que ya marcharon, se hace presencia pintada para el visitante. Parecen gritarle los versos del gran poeta griego Cavafis: “Y no olvides, que nadie nace/ ni nadie muere”. Quienes murieron, renacen en sus pinceles, y quienes viven, reafirman su existencia.
Todo el pueblo cual vivo museo.
Al recorrer la calle que lleva el nombre de su hermano, mi sorpresa fue creciendo: pintura con mayúsculas y retratos no de la apariencia, sino del alma; obras trasparentes para ser contempladas como pintura trascendida.
Un señor mayor, alzando la voz, me dijo: “¿Le gusta? ¡Es un pintor de este pueblo!”. Lo que daría cualquier pintor porque los suyos hablasen de él, estimándolo como “Pintor del pueblo”. Florencio ya tiene ese merecido privilegio, por su hacer pictórico y por su tremenda generosidad. Al paisano de Maíllo atiné a contestar: “Me emociona”.
Fue un Maestro de Maestros, el fallecido Ramón Gaya (Premio Velázquez y notable intelectual), quien un otoño madrileño me dijo en su casa y en presencia de Amancio Prada: “Elías, cada retrato que hacemos no es más que un autorretrato nuestro. Nos pasamos la vida queriéndonos conocer y reconocer en lo que pintamos”. Esa precisa afirmación aún hoy me viene a la mente y al corazón cuando pinto un retrato y cuando estuve contemplando los retratos expuestos por Florencio Maíllo.
Sólo un pintor de Raza como él puede hacer esto. Amasa con sus manos la cera y el pigmento sobre las chapas de metal, como un chaman antiguo que así convoca, esta vez con pinceladas, la comunión entre vivos y muertos, rostros y más rostros, retratos del alma que se deslizan entre las paredes de Mogarraz para gritar “Arte”. Porque son vida vivida y vida futura de un pueblo que vio nacer a Florencio.
Él evoca a su pueblo, sin más apeos que sus manos, sus pinceles y su alma. A los vivos, para ser justo y hacerles un homenaje en vida; a los muertos, para susurrarles al oído algo así como: “Estáis en nuestro corazón”. Es pintura hecha agradecimiento por haberle visto crecer como persona y como artista.
Si acudes al pueblo, párate en su autorretrato, donde podrás contemplar al contemplador. Luego, en esa mirada perdida, descubrirás el sueño del que crea. Descubrirás las claves de cada uno de los 388 retratos, su existencia psíquica y física, que evoluciona y se recrea en la mirada de quien los contempla. Retratos en la mano del creador, pronunciamiento autobiográfico hecho materia pictórica. Pintura que da fe de lo incomparable e irrepetible de cada una de las personas de sus vicisitudes, sus crisis y sus alegrías.
La paleta de Florencio Maíllo no es una escala de colores, sino de emociones. De representaciones simbólicas que expresan su sentir por Mogarraz y sus gentes. Los sentimientos de un pintor del pueblo, para el pueblo y con el pueblo de Mogarraz.
¡Larga vida a tu pintura Florencio Maíllo, joven y ya maestro!.
mayo 30, 2012
¡¡¡BELLÍSIMO ARTÍCULO, QUE RESUME CUANTO PENSAMOS!!!! QUÉ HERMOSO DIÁLOGO ENTRE MAESTROS.
mayo 30, 2012
ole ole y ole a esos dos maestros ¡¡¡¡¡
mayo 31, 2012
Lo que está ocurriendo en Mogarraz RETRATA2-388 tiene, además de esta sabia lectura, otras. Por lo menos tantas como personas e instituciones han hecho posible una exposición descomunal y única en el mundo del arte, cuya reperculión es incalculable.Los protagonistas son aquelos mogarreños ausentes y presentews que, por amor, permanecieron en Mogarraz, legándonos el património natural y artístico qe otros mogarreños conservan, preervan abiamente y com amor (es decir con generosidad).
mayo 31, 2012
Hola, soy nieta e hija de mogarreños, mis abuelos vinieron a la Argentina en el 1950, con mi madre, crecí conociendo, practicamente, el pueblo escuchando historias, caminos, personajes… tuve el placer de conocerlo, hermosisimoo!!!
y ahora los veo nuevamente en «SU PUEBLO» , donde ellos hubieran kerido estar… y están! GRACIAS AL PINTOR DEL PUEBLO !!
(nieta de la Paulina y Silvestre, hija de la Paloma)
octubre 8, 2012
Me emociona profundamente.
octubre 31, 2012
soy hija de una prima de tu abuela de mogarraz .Me ha gustado tu comentario .un saludo