Aníbal Núñez retratado por Miguel Elías
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar estos poemas escritos por José Luis Puerto, Luis Felipe Comendador, Emilia González Fernández, Aníbal Lozano, Verónica Amat, Juan Carlos López Pinto y Carmen Prada. El 25 y 26 de octubre se celebrará, en el Teatro Liceo, el más trascendente homenaje que se ha hecho hasta ahora al poeta salmantino Aníbal Núñez (1944-1987). Se enmarca dentro del XX Encuentro de Poetas Iberoamericanos que dirige el poeta Alfredo Pérez Alencart. En dicho encuentro se presentará la antología “Explicación de la derrota”, donde se encuentran albergados estos siete poemas, que ahora ofrecemos en primicia. Publicaremos una segunda entrega, con otros textos dedicados a Aníbal.
José Luis Puerto (foto de Elena Díaz Santana)
JOSÉ LUIS PUERTO
(MEMORIA Y RECUERDO DE ANÍBAL NÚÑEZ)
Baviera Aníbal Núñez los recuerdos
Lo que no volverá
La rebeldía ante lo no aceptable
Rimbaud junto a Catulo
Clave de los tres reinos
Oeste sumergido en la memoria
Palabras indefensas
Por las que no transita quien de espaldas
Vive a lo que es la vida verdadera
Por esa llamarada hacia poniente
Se va a nuestra raíz
Están los territorios olvidados
Tras cruzar el Leteo Yeltes donde
Se hunde en el océano el sol
Y chirrían sus fuegos en las aguas
Casa Lis llamarada
De vidrios y azulejos
Alzado de la ruina
De lo que fueron ay nuestros anhelos
Otra cartografía nos espera
Donde el sueño sea luz de la memoria
Para poder decir
Que nuestra vida mereció la pena
Luis Felipe Comendador
LUIS FELIPE COMENDADOR
LA TRAICIÓN HACE EL TRIÁNGULO
No voy a matar más de lo que puedo
porque de verme dios estoy cansado.
Quizás me ahogue despacio en vino añado
en un rincón de bar tranquilo y quedo.
No voy a matar más a lo corsario,
porque el brazo se cansa y duele el dedo
de tanto disparar. Y ser Quevedo
me gusta mucho más que ser sicario.
El miedo que te ofrezco está en mi boca
porque hoy cambio las balas por palabras
que no saben de amigos ni banderas.
No voy a matar más, aunque no es poca
la amenaza de herirte. No me abras,
porque sé que otro tiene tus caderas.
Emilia González Fernández (foto de Pablo Rodríguez)
EMILIA GONZÁLEZ FERNÁNDEZ
DEL MUNDO RECREADO A BASE DE MIRADAS
A la memoria de Aníbal Núñez
Ojos tan transparentes nunca fueron
como cuando de sangre se llenaban
negra;
la fiel melancolía
entonces le guiaba la mirada
hacia los altos predios
de luces transparentes,
revelación extensa
Por aquel solitario nos cayeron
cortinas desidiosas de los ojos.
Que nos sean benditos
esos nuevos espacios.
Aníbal Lozano Jiménez
ANÍBAL LOZANO JIMÉNEZ
COLLAGE
A Pollux
En el tríptico, una mancha realizada sobre acetato
con carborundo encendía la noche en el Bolero.
Mientras Propercio graba una matriz con resina de poliéster y esparto,
el fugitivo figura en un paisaje.
- (Cecilia,
cántame una balada de amor hasta que pase) –
Otro fragmento: en azul ultramar el diamante reposa
y Aníbal Núñez mezcla una doble impresión
en aluminio con salpicados.
Salamanca, 2017
Verónica Amat (Foto de José Amador Martín)
VERÓNICA AMAT
SONATA TRISTE
Compartiste con otros tus pasiones
tu ruta de caprichos en constancia
evanescente, oculto en la distancia
siempre presto a unirte al enemigo.
Ida y vuelta, rubor, vacilaciones,
culpable siempre regresas a tu estancia
tu carne de alabastro y tu fragancia
renunciaban a más explicaciones.
Tu vida como un rosal de invernadero
floreció igual en junio que en enero
en estas horas gélidas se extiende.
Cálido albergue en dársena escondida
y para iluminar tu despedida
mi último cirio de amistad se enciende.
Juan Carlos López Pinto (foto de Alberto Martín)
JUAN CARLOS LÓPEZ PINTO
ANÍBAL ES TU NOMBRE
Mi vuelo es hondo
en tu palabra.
Pureza del aire desnudo
cegada de luz
y desgarro.
El fruto prohibido.
La vida insiste:
Leerte en el aire,
vivirte quiero,
hacia dentro.
Aníbal es tu nombre.
Fuera de ti,
la intemperie.
En Salamanca y en otoño. 2017
Carmen Prada Alonso (Foto de José Amador Martín)
CARMEN PRADA ALONSO
A ANÍBAL NÚÑEZ
Engaviado en su mente seguía el poema
que tanto tributo le estaba pasando,
no encontraba palabras ni tinta,
y el papel en blanco
esperaba impaciente.
Tapiales de miedo cerraban sus ojos
y ese aire quieto que le rodeaba
quemaba sus labios sedientos de brisa.
En el negro entretanto
le acosaban las noches impías
sin darle respiro.
Ya no entraban sus pies
en el imaginario tablero de damas
en el que vivía.
Nadie pudo acallar el clamor
del torrente de angustia que le desbordaba.
Esperó el veredicto de Dios
que le respaldara,
mas nunca llegó.
Y estallaron sus dientes mordiendo las dudas.
El silencio que él decía mudo
no aplacaba su llanto.
Perdió su amistad con la vida
anhelando el azul sin reproches.
Decidió callar
y puso la cruz sobre él para siempre.
El fin arremete
cuando llega el aliento
y no encuentra posada en la que habitar.
En paz, ¡oh Aníbal! Descanse tu alma
y que encuentres la mano del verso
que aquí solitario dejaste.
Aníbal Núñez (Archivo de la familia Núñez)
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