POETAS EN TORAL DE LOS GUZMANES. LUIS CARNICERO, ARACELI SAGÜILLO Y J. A. VALLE ALONSO

El poeta Andrés Quintanilla Buey (1932-2008) 

1 Carnicero, Sagüillo y Valle con parte de los poetas participantesCarnicero, Sagüillo y Valle con parte de los poetas participantes

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar los poemas de Luis Carnicero, Araceli Sagüillo y José Antonio Valle Alonso. Dichos textos fueron leídos durante en XII Encuentro ‘Los poetas y Dios’, celebrado en Toral de los Guzmanes (León), el 20 y 21 de noviembre.

 

 

Reportaje fotográfico  de PABLO RODRÍGUEZ

 

POEMAS DE LUIS CARNICERO

2 Luis CarniceroLuis Carnicero

Luis Carnicero (La Bañeza, León, 1953). Arquitecto, poeta y ensayista. Profesor de Análisis de Formas y Proyectos Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, ahora imparte seminarios sobre Dibujo y espacio arquitectónico. Su idea interdisciplinar de las artes, con la que ha creado escenografías para La montaña mágica, de Mann; el Fausto, de Goethe o La tierra baldía, de Elliott, y Misterios escenográficos como Arquisol-Lunatectura y Poética de juglar, se trasluce también en sus ensayos, artículos, relatos y poesía, publicando, entre otros, los siguientes libros: Villas para Laura, Manchas en el Borde, Donde el Amor, Encarnada Luz o Morando el cristal. Recientemente, en el MUSAC de León, ha llevado a cabo la performance “Meditaciones del constructor de cabezas”.

 

3 Carnicero, Corral, Mata y FernándezCarnicero, Corral, Mata y Fernández

 

 

NEGRURA INCREADA

Herida vais del Serafín, Teresa
LOPE DE VEGA

 

 

El Son sagrado que oigo ahora
sólo existe en la soledad del aire
con la que aprendí a repetir mi nombre.

Entonces mis ojos codiciaban vértigos
en las nubes
como en un viaje interno de un giroscopio
y caía aturdido en la oquedad
junto al río
con un talismán en la mano
ebrio de astros
sin saber que oraba.

Quién extrajo el agua de lo hondo
quién guarda el secreto del Signo originario
quién midió las coordenadas de la noche

qué importa
si frente al foso no regreso a la hiedra
y al árbol que obedece los designios
cobijando una serpiente en su raíz

si voy dudando por portales dormidos
donde hay bóvedas elípticas de sombra
que ocultan la claridad que me llama

si ansío volver al Verbo del principio
a escuchar el cántaro y probar la vid
para girar con el sol
en su fulgor rendido
y me desvanezco contemplando la piedra
nombrando la negrura increada
oculto el cielo
sin el Son sagrado.
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FUEGO EN CUBOS BLANCOS

No hay más paisaje que la infinitud
el espacio edificado frente al tiempo
y el tiempo eternamente detenido
sed y huellas
sed de la que mansamente vivo
huellas con las que agonizo lentamente
gesto con el que nombro fuentes y agua
pues desde planimetrías superpuestas
a través de las rendijas de muros circulares
voy ascendiendo hasta lo alto de la torre
y yo mismo soy agua que vuela en las aristas
entre cascadas que bañan cubos blancos.

Y regreso al origen
vientre de anillos metafísicos
al asombro mimetizado con la palabra ardiente
que troca la sed en grito.

Nada duele si la mirada se convierte en lejanía
pues la intemperie y el hombre sólo son forma
igual cristal.

Lo compruebo porque al estañar sudores
asisto al milagro de ver que broto
en la euritmia del espacio
fluyendo entre metales
con la ley del tiempo
fluyendo entre metales
entre siete surtidores
evocando y comprendiendo el universo
descubriendo las estancias en penumbra
de las que emergen destellos violáceos
y lloro.

Y asisto al vuelo de la blanca arquitectura
a solas entre las huellas y la sed.

 

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EN EL JARDÍN SIMBÓLICO

Fui barro y aire
y soy ahora soplo
esperanza de nombrar la rosa blanca
que implora alumbrarse
y ser labrada.

Ya conozco las emociones de la lucha
la clave oculta de los dones del espacio
que habitado se humaniza sensualmente
lo claro y lo oscuro enfrentados
en la exhalación reseca del aliento
y en la arcilla tristemente respirada.

Conozco ya la sombra blanca
y hacia ella voy para fundirme
renaciendo
renunciando
como el primer vuelo del ave
que fracasa desorientado y se eleva
con alas un instante sublimadas.

Y contemplo vides junto a zarzas
jardines verticales sobre planchas de cristal
bajo arcadas de tapial
pentagonales
donde crecen lirios y granados
higueras y limoneros
palmeras y olivos
sobre templados estanques de agua.

Y escucho rumores del viento
entre pináculos
con mis brazos y mis piernas extendidos
acaso brizna de hoja en torbellino
esperando a desocuparme
y ser espejo
y que mis sienes vibren con la música
siendo más que frente iluminada
intimidad de la divinidad abstraída
belleza de la rosa que se entrega
y resurge de cenizas.

 

 

 

POEMAS DE ARACELI SAGÜILLO

6 Sagüillo, Corral, Mata y Fernández Sagüillo, Corral, Mata y Fernández

Nacida en Palencia, Araceli Sagüillo es la coordinadora del reconocido ámbito cultural “Los viernes del Sarmiento”, que se celebra semanalmente en Valladolid y que ya suma más de 2000 actos literarios. Escribana de buenos versos, Araceli tiene publicados una decena de poemarios, como La charca de los lirios (1994), Mujer (1996), Tiempo de silencio (1999), Las voces (2003), el poema dramático En la alameda (2004), El ático vacío (2009) o Treciembre existe (2011), entre otros. Asiste a los encuentro de Toral de los Guzmanes desde su segunda edición.

 

7 Araceli SagüilloAraceli Sagüillo

CARTA A SANTA TERESA DE JESÚS

 

 

Queridísima Santa Teresa de Jesús: No sé cómo explicar
la tardanza de esta carta, pues ha tenido que serenarse
en mí, emociones, sucesos trágicos, donde cristales
de colores se rompían en mil pedazos. Nunca me
acostumbraré a tanto vacío terriblemente roto.

He intentado entrar en lo oculto, en la desazón
de lo no vivido, y detener el grito entre la yerba no crecida,
y solo he hallado miedo, sed, llantos frágiles,
y un camino de pasos perdidos.

He vivido sueños desvelándome hasta el alba, y he
cruzado días perdidos, repletos de adioses hasta ver bajar
la luz del cielo. He sentido hambre entre las sienes y caí
mil veces entre vientos y vacíos. He llegado a la cola
de la vida entre conciencias alrededor de las culpas,
y arrastro mis pies al ver a la mañana entristecerse
mientras se van llenando mas huecos tristes.

Recuerdo Teresa de Jesús aquellas palabras tuyas
que para siempre quedaron escritas: «Todo me parece
un sueño lo que veo, y que es burla, con los ojos
del cuerpo: lo que he ya visto con los ojos del alma».

Misterio. Cuando el otoño camina y avanza con el secreto
a solas. Cuando la noche llega sin lluvia ni sol en todo el
día, y solo las horas atentas a este desastre, llegan
mansamente sin casi darse cuenta. Ahora solo se vive la
paz oculta y prometida desafiando los espejos de la tierra,
alejándonos cada vez mas de este mundo donde un
alubión de gritos nos esperan.

Se van durmiendo los días, y esta patria nuestra de
ternuras caducas va perdiendo poco a poco, aquella luz
primera donde los ríos cuajados de ruiseñores nos hacían
volar con ellos. Días para siempre recordados. Ahora por
un puñado de aire daríamos la vida, por ver a Dios, yo
daría este mundo.

Como conseguir llegar sin un desmayo
hasta la linde final sin un viento que cegara.
¡Cómo! si han sembrado piedras a lo largo del camino,
y ya no crecen aquellos tulipanes…
Si están creciendo selvas sin ninguna ternura,
y ninguna mirada que abrace aquella costumbre…

Quedamos simples poetas uniformados, viajeros,
hartos de fatigas sin fundamento, náufragos
con la rapidez, que el tiempo permite.
Nos rompemos la voz, y nos salvan las palabras,
que vuelven al papel blanco lastimado e increíble.

Susurran las ideas asfixiándose,
sin poder llegar jamás a su destino.
Escribo esta carta en un día de niebla a pleno día,
y un leve parpadeo en mis ojos, me dice que jamás
llegará a tus manos. Quizás el mar llegue
hasta tu morada y ante el estupor de tu silencio
un cálido abrazo rompa el fuego de la duda.

La niebla sigue cayendo sobre la tierra callada y fría.
Desde mi pequeñísimo rincón, Araceli Sagüillo resiste
la consumación en este mundo increíble.

 

 

 

8El poeta Andrés Quintanilla Buey (1932-2008)

 

 

 

 

CONSUÉLAME

 

 

 

Sécame los ojos que nublan tu perfil,
defiéndeme del agua que mi pelo se alisa
en señal de obediencia,
y mis manos se cansan de peinar su abandono

Óyeme, que el silencio se muere
y aún me pertenece,
me sobra lo que pienso, y se me rompe el alma
si es preciso por ti.

Háblame
que yo te respondo.

Consuélame. Hay barro acumulado
detrás de cada esquina,
y nuestra casa se llena de arena,
y hoy cruzan estrellas muy brillantes.

Sálvame en el último adiós precipitado,
y deja que encuentre más días como este
ya vencido.

No permitas que se acabe mi suerte
porque al enemigo malo
se le cae la noche encima,
y yo no quiero salvar a los dragones.

 

POEMAS DE JOSÉ ANTONIO VALLE ALONSO

9 José Antonio Valle Alonso José Antonio Valle Alonso

José Antonio Valle Alonso (Villamor de los Escuderos, Zamora, 1950). Ha publicado los siguientes poemarios: Luz y tinieblas (1976); Marchito rosal (1979); La soledad (1987); Hacia la luz desnuda (1994); Primavera íntima (1997); Bajo el puente de Cronos (1999); La espiral del sueño (2006); El color de la fiebre (2011); Temblor de sombras (2011) y Volcán de los deseos (2011), entre otros. Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Poesía Jorge Manrique, el Premio Nacional de Poesía del Ateneo de Valladolid o el XXVIII Premio Internacional de Poesía “Justas Poéticas Castellanas”. Forma parte de la coordinación de “Los Viernes del Sarmiento”, reconocidos encuentros poéticos vallisoletanos patrocinados por la Obra Cultural del BBVA.

 

 

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OFRENDA DE LA LUZ

Envío: a Teresa de Cepeda y Ahumada en el v centenario de su nacimiento

Dichoso el corazón
enamorado
que en sólo Dios ha puesto
el pensamiento.

SANTA TERESA DE JESÚS

Ofrenda de la luz,
sembrada a la intemperie
en el bancal del tiempo,
oráculo de amor,
donde llenas la sed de vida eterna.

La noche en ti florecía
con un racimo de estrellas,
ora velándote el sueño,
ora bálsamo en la herida de amor,
y los ojos siempre en vuelo,
y en los labios la oración.

Luz de la vida.
Volcán en el corazón.
Palabra siempre encendida
en la fiebre del amor.

“No sabe nadie a cual hora,
si en la vigilia primera…”
Si en el ocaso mayor.
Eclipse del alma llena,
dulce amor.

Y apenas llanto
que quiebra la razón,
y vas por la linde a solas
con la ilusión más temprana
hacia la cruz que te llama,
la cruz de los cuatro postes.

Y vuelve la lluvia mansa
a llenar tu fantasía.
Amor que en amor ardía
Teresa la niña santa.

11 Leyendo en la casa de Calle Mayor Leyendo en la casa de Calle Mayor

 

 

 

 

AÚN TENGO PRIMAVERAS EN EL ALMA

Lirios de valle en flor junto al arroyo.
Lirios de mi niñez que a mí retorna.
¡Quién pudiera otra vez con la inocencia
poder entrar en Dios, Dios y su dogma!

Agua floral para mi sed de tiempo,
para mi sed de amor que a Dios invoca.
Turbias aguas del mundo donde bebe
en jarros de dolor la vil ponzoña.

He venido hasta el valle de los lirios,
tal vez mi Dios, tú, aún me reconozcas.
Aún tengo primaveras en el alma

guardadas para ti, aún hay aroma
de pan candeal, caliente aún en mis manos,
mi ofrenda es la verdad, bebe en mi copa.

 

12 Muñoz Quirós, Sagüillo, Valle Alonso, Díaz y Torres Rechy Muñoz Quirós, Sagüillo, Valle Alonso, Díaz y Torres Rechy

 

 

 

 

Un comentario
  • leopoldo
    noviembre 26, 2015

    Andrés , amigo y admirado poeta. La elegancia del verso «arrimado» al poema y…
    esa sonrisa, siempre eterna maestro, siempre eterna.

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