Fotografías de Jacqueline Alencar y Pablo de la Peña
Poetas invitados, con Román Alvarez, José Amador Martín, Montse Villar y Alencart. Foto Pablo de la Peña
El pasado 11 de junio, a las 19:00 horas y en el Aula Dorado Montero del Edificio Histórico de la Universidad de Salamanca, se realizó la presentación de libros y lecturas de poetas de Castilla y León. Dicho acto formaba parte de la I Semana de la Poesía en la Usal, De uno y otro continente, organizad por la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Salamanca (ASUS), en colaboración con la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes y el Ateneo de Salamanca. El acto estuvo presidido por Román Álvarez, ex decano de la Facultad de Filología y vicepresidente de ASUS.
Las presentación de Araceli Sagüillo (Palencia) Desde entonces; José Antonio Valle Alonso (Zamora); Y tanta luz para buscar la noche, y La otra orilla; así como de Santiago Redondo Vega (Valladolid), Laberinto de inercias, correspondió al poeta salmantino José Amador Martín, director la revista literaria “Crear en Salamanca”.
Por su parte, la presentación de José María Muñoz Quirós (Ávila) El brillo de la tormenta; y José Pulido (Ávila) La línea de la vida, estuvo a cargo de la poeta Montserrat Villar, del Grupo PentaDrama.
José Amador Martín en su presentación de los poetas, Sagüillo, Valle Alonso y Santiago Redondo
Foto: Pablo de la Peña
ARACELI SAGUILLO, JOSÉ ANTONIO VALLE ALONSO Y SANTIAGO REDONDO. Algunas notas sobre sus últimos libros por José Amador Martín
Los poetas Araceli Sagüillo, José Antonio Valle Santiago Redondo, presentan en la Semana de poesía de la Universidad de Salamanca sus últimos poemarios, en los que expresan emociones personales, vivencias compartidas, amor y dolor y una fe inquebrantable en las letras para superar todos los inconvenientes y también disfrutar la felicidad que la vida va poniendo en sus caminos. Los tres son responsables, junto a otros poetas del grupo, de las citas Viernes del Sarmiento.
“Desde entonces” es un libro hecho desde el año 2007 al 2010 por Araceli Sagüillo,
totalmente personal, con una sencillez clarísima, como es su poesía siempre, porque no admite ningún tipo de cosas extrañas. Asegura que en la segunda parte expone « un viaje que defino con los ojos cerrados, es poesía con los ojos cerrados. Al final del libro se adivina lo que ha sido el final de ese viaje, en la lectura del libro sabremos cual es el final del viaje
Ella misma califica su poesía como sencilla, que es como le gusta y la que le gusta leer. Que además haya mucho interior en ella y que haga pensar. Para Araceli eso es la poesía, no decir palabras extrañas ni raras, sino que en la sencillez está todo, tanto en novelas como en poesía. Que no tenga artificios ni en el lenguaje ni en su estructura
“Poesía necesaria para desahogar el cúmulo de versos contenidos en los momentos más difíciles y extraños, donde la vida cruje y se rompe”.
José Antonio Valle presenta dos poemarios. “La otra orilla”, bálsamo para la herida abierta, un poemario arrancado a los momentos que te hacen sangrar la vida y nace en los poemas entre las garras de las tinieblas. Es amor, paz, pena. La poesía no tiene hora ni lugar, llega y se hace luz, vida en el tiempo. Callar es el olvido, el verso es renacer a la vida y al amor.
Considera que todo en su poesía es amor, en la mayoría lírica y lo más honda y cálida que pueda ser. También emotiva, porque si no hay emoción, la palabra deja de ser poesía
Su segundo poemario ‘Y tanta luz para buscar la noche’, es una antología de sus primeros cuatro libros,
«dos escritos en París y dos en Valladolid».
En el primero refleja «la fuerza de la juventud, la primavera de la vida». El segundo «es una elegía a mi madre muerta»; el tercero se refiere a «Valladolid, a la soledad», y el último tiene como recuerdo «la patria chica que es mi Castilla».
Santiago Redondo considera que su poemario ‘Laberinto de inercias’ «es una especie de recorrido vital por la vida, no es otra cosa que el mundo, las distintas etapas de la existencia humana, más o menos personalizadas en su caso, porque la poesía trasluce muchas ideas del propio autor y otras que son meramente inventadas».
En ese recorrido vital, hay distintas etapas, la infancia, la juventud y la madurez «con dos hilos conductores como son el amor humano y el sentido crítico hacia una sociedad que en estos momentos nos maltrata y malea por todos los lados. Hay una crítica velada en los versos a todo este tipo de cosas. A fin de cuentas, la poesía es una manera de gritar en el papel».
Su poesía trata de ser «culta, sin cansar, a veces con un vocabulario escogido, pero que está en mí. Ante tanto anglicismo, tenemos un vocabulario muy rico que no tiene que ser tan simple y elemental como para que lo entienda la gente sin más. El esfuerzo en el diccionario tampoco es malo».
Estos tres autores representan la poesía castellana, en toda su hondura y grandeza, llena de sentimientos capaz de emocionarnos en su lectura, al leer sus textos vivirán en nosotros y con ellos no indentificaremos.
José Antonio Valle Alonso, Araceli Sagüillo, Román Álvarez, Santiago Redondo y José Amador Martín
Foto: Pablo de la Peña
ARACELI SAGÜILLO: “DESDE ENTONCES”
Nacida en Palencia, Araceli Sagüillo es la coordinadora del reconocido ámbito cultural “Los viernes del Sarmiento”, que se celebra semanalmente en Valladolid y que ya suma más de 2000 actos literarios. Escribana de buenos versos, Araceli tiene publicados una decena de poemarios, como La charca de los lirios (1994), Mujer (1996), Tiempo de silencio (1999), Las voces (2003), el poema dramático En la alameda (2004), El ático vacío (2009) o Treciembre existe (2011),entre otros.
«Desde entonces»
Nunca fue más dócil mi pluma
a la hora de escribir,
desbordada como un río; Salpica
y me llena de sarpullidos extraños.
Sigo comiendo luceros
y tragando lunas, sueño vivo,
amores desnudos, y en el placer se pierden,
entre el color de la carne.
Ataré como pueda los días
al tacón de mis zapatos,
y perderé el tiempo entre mi pelo
y mis hombros.
El tiempo perdido será culpa mía,
en realidad no hice nada por vosotros.
Nada.
Me arrepiento de haber derrochado
hasta el último minuto.
Has cerrado puertas y ventanas
para que el viento y el sol
no se mezclen, y sin mediar palabra
haces de tu casa una especie de oración.
Sin preguntas, sin respirar apenas,
te emborrachas y brindas por todos
los seres queridos.
Como si contasen contigo, confías
que algún día se acerquen a ti
y pronuncien tu nombre.
Esto es todo.
Sin embargo queda un reino
aún por descubrir
en el extremo del mundo.
También una voz que conduzca
a dar ese primer paso.
Unos brazos nos llevarán
a la encrucijada de las rosas blancas.
El último poema delatará nuestra vida.
Será lo que comience a ser todo.
Sin ser nada.
Han estallado de golpe
los espejos de la noche.
Malos presagios auguran
palabras nunca dichas,
palabras impregnadas en llanto
de rocío.
Imposible rescatar la huella a flor de piel,
imposible seguir caminando…
tan lejos el mar… y tan cerca
este río de sangre… que la voz
se retiene y se hunde
entre un alubión de gritos.
Se desnivela en su instante
la vida, y cae de golpe
una tormenta apabullante.
Es cuando nos aferramos
a cualquier árbol
o a una piedra cualquiera.
Y nos muerde el miedo
estallándonos lo que comenzó
y lo que termina.
JOSÉ ANTONIO VALLE ALONSO: “Y TANTA LUZ
PARA BUSCAR LA NOCHE” Y “LA OTRA ORILLA”
José Antonio Valle Alonso (Villamor de los Escuderos, Zamora, 1950). Ha publicado los siguientes poemarios: Luz y tinieblas (1976); Marchito rosal (1979); La soledad (1987); Hacia la luz desnuda (1994); Primavera íntima (1997); Bajo el puente de Cronos (1999); La espiral de los sueños (2006), El calor de la fiebre (2011); Temblor de sombras (2011); Volcán de los deseos (2011); Templo del tiempo (2012) y El color de la fiebre (2012). Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Poesía Jorge Manrique, el Premio Nacional de Poesía del Ateneo de Valladolid o el XXVIII Premio Internacional de Poesía “Justas Poéticas Castellanas”. Forma parte de la coordinación de “Los Viernes del Sarmiento”, reconocidos encuentros poéticos vallisoletanos patrocinados por la Obra Cultural del BVVA.
«Tanta luz para buscar la noche»
JUNTO AL EMBARCADERO
I
En la flor de la tarde mansamente
picotean el tiempo unas palomas,
y mientras, unos hombres repasan primaveras
al cabo de los años.
Jugando las sonrisas,
a lomos de los sueños galopan horizontes.
Y Aveiro se ha hecho plaza,
y en la plaza unos bancos varados en abril.
II
Y al cabo de una pena regreso de las nubes
junto al embarcadero para sentirte mía
derramada en mis ojos anclada en la mirada.
Y están los soportales llenándose de lunas,
y la melancolía recorre mis deseos
de noche inacabada…
Y espero, siempre espero para volver a verte,
para llenarme todo entero de tu amor.
Me sabes desvelado, me sabes todavía
perdiéndome en tus calles embriagado de azules
hasta la luz del alba florecida en mis manos,
hasta el barco, aquel barco que sabe de mis versos,
que está varado y sueña una estela en el mar.
HOY COMO AYER
Hoy como ayer la noria de la vida
sigue haciendo la ronda.
Y en mi jardín de sueños
han vuelto a florecer las violetas,
flor de mi infancia.
Hoy como ayer donde los olmos,
sigue su curso la memoria,
y el agua del arroyo pasa,
pasa lentamente delante de mi puerta,
y los ojos se llenan de nostalgia
hasta la luna,
y vuelan
avecillas al alba.
Y el arroyo, los olmos, las violetas,
han vuelto a florecer esta mañana.
Hoy como ayer mi amor ha vuelto
a llenarme de alegría las entrañas.
Hoy como ayer y siempre,
temprana flor de mi alma.
«La otra orilla»
DONDE LA NOCHE
Donde la noche,
donde la soledad,
donde los sueños entran
por todas las rendijas del alma
a hacer nido donde el amor,
donde florece la luz de la locura,
dulce locura, delirios donde vuelves a ti,
donde te encuentras a este lado del espejo
y apenas te reconoces;
pero estás donde naces,
donde sigues naciéndote,
donde tus pupilas desnudas vuelan,
vuelan la eternidad del silencio donde la nada,
donde la nada también vuela sobre la blancura eterna de la muerte,
sobre la blancura eterna de la vida,
sobre una hoja de papel en blanco,
una hoja virgen esperando el aliento del poeta
para dejar su huella alada
donde la ternura se alza
por encima de todas las campanas,
por encima de todas las heridas,
de toda la verdad del dulce sueño…
por encima de toda la tristeza
que llena los pulmones…
Que tu ternura no se derrame por los rincones de la pena,
mírate en los espejos del alma y sonríe,
sonríe con tus ojos profundos
y llega hasta la melancolía
donde nace el amor y sueña…
sueña y acércate,
acércate hasta que se haga realidad tu sueño blanco,
tu sueño virgen…, ay, suspira,
suspira y echa a volar toda la tristeza…
anda, anda acércate al amor y sonríe…
Ay, se desgrana un suspiro…
donde la noche,
donde la noche.
NO ES UN DÍA CUALQUIERA
Hoy ha amanecido como un día cualquiera;
pero no es un día cualquiera,
ha amanecido florecido en los ojos,
hoy se me está llenando de pájaros el huerto,
hoy me sabe a canción la primavera,
y no es primavera.
Hay golondrinas revolando las alturas,
y no hay golondrinas,
hay sueños revolando el amor,
y hay, eso sí, hay violetas,
siempre hay violetas
para contar mis alegrías en el jardín,
y hay mi niña llegando hasta mis brazos,
llegando hasta mi beso,
y eso, eso es amor,
eso es un día feliz,
no es un día cualquiera.
SANTIAGO REDONDO VEGA: “LABERINTO DE INERCIAS”
Santiago Redondo (Villalón de Campos, Valladolid, 1958). Hizo estudios de Derecho y forma parte del Grupo Poético Sarmiento, de Valladolid. Tiene publicado el poemario Naturaleza viva (2009), además de estar incluido en varias antologías. Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos en certámenes poéticos de España, como los de Medina del Campo, Alcorcón, San Sebastián de los Reyes, Palma de Mallorca, Valladolid, Murcia, Dueñas, El Burgo de Osma, La Fregeneda (Salamanca), Barbastro, Lasarte-Oria (Guipúzcoa) o el Accésit del XIX Premio Nacional de Poesía de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), entre otros.
«Laberinto de inercias»
SENTADO SOBRE LA TARDE
Dije
querer sentar mis ojos
sobre el respaldo de la tarde fucsia
a ver pasar el tiempo. Y me mentí,
me engañó la soberbia.
No era el tiempo, era yo,
quien discurría incauto a su través
mientras cruzaba sin pena ni gloria por la vida.
Escarmentado
he decidido no volver jamás
a sentarme en el quicio de lo ilógico.
Lo malo es que ahora soy
quizá un poco más sabio,
pero seguro
que más viejo y soberbio que hace apenas diez versos.
LOS PÁJAROS
Los pájaros que ansío ya no están
ciñendo con sus alas las mañanas de adverbios,
ni afiliados al charco de los días
donde el frío es razón y nunca excusa
de su otoño infinito.
La luz
se ha hecho niña en la sombra y las luciérnagas
se acuestan a la diez, como si el aire
apagara sus almas de repente
y el rescoldo del sol perjudicara
sus voltaicas pupilas.
Es entonces la hora más fecunda
para invocar la magia,
y atrapar las bandadas de adjetivos
que me traen sus recuerdos, al conjuro
de las ramas del yo.
Con un simple recuento se evidencia
que hay más huecos con nombre silenciado
-más cada día-
decorando la prosa de esta lápida
que alguna vez fue verso
en el árbol sonoro de mi instinto.
EL PASO DE LOS DÍAS
El paso de los días
se alimenta del ser de quien los nutre,
o los repta, o los vuela, o los presiente,
desde el tic-tac infame
de algún reloj de arena.
De nada vale relegarlos al hueco atemporal
que dormita en las sombras,
o a la intemperie y solos, dejarlos macerar
por si algún día el rastro
que abastece las hambres de su ego
los perdiese la pista.
Porque el paso del tiempo es aire equívoco,
sabe ser ruin, paciente, sibilino,
y hace muescas de lluvia en los espejos
donde la piel escampa.
Y aun el olvido es fuego en sus arterias
que nos malea el cuerpo y la inocencia;
y hasta el alma es peaje
por el dolor gozoso de estar vivos.
La conclusión no es siempre un mal augurio
aunque evidente y súbita.
Lo importante es vivir y, en todo caso,
esperar a que sean los poetas
quienes le pongan letra al compromiso.
EL BRILLO DE LA TORMENTA y LA LÍNEA DE LA VIDA. Notas de presentación. Por Montserrat Villar
(Dos poemarios muy cercanos en temas y estética: Poesía desnuda en forma, estética definida arraigada en Juan Ramón Jiménez)
José Pulido. José María Múñoz Quirós, Román Alvarez y Montserrat Villar
foto: Jacqueline Alencar
JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS
Catedrático de Lengua y Literatura, profesor de la UNED en Ávila, Presidente de la Academia de Artes, CC y Letras de la Institución Gran Duque de Alba y miembro de la Academia de Poesía de Castilla y León y Presidente de la Academia de Juglares de Fontiveros. Editor de El Cobaya. Entre sus libros de poesía: El temblor de las libélulas: Premio 2011 Ciudad de Cáceres; El rostro de la niebla: Premio Alfons el Magnanim de Valencia; El color de la noche: Premio de Poesía Ciudad de Salamanca
EL BRILLO DE LA TORMENTA
Un poemario en que la voz poética habla del eterno tema del paso del tiempo (Renacimiento, Barroco, Romanticismo), de la sensación de vacío, de la falta, en muchos casos, de la propia inspiración creadora y de la certeza de saberse vivo. Aunque, a pesar de ese desasosiego, existe un tú salvador, una conciencia de ese tiempo: “La luz esconde el paso de los dominios de lo oscuro”, tiempo que no se detiene, pero voluntad inquebrantable de continuar con la vida y ser útil.
Destino imprevisible, imparable, intangible en cada instante: “Entonces / ya invocados / al principio débil / del declive de la oscura/ inalcanzable cima /…:/// “Que pasa sin ser visto / por el rincón penúltimo del mundo”: Juan Ramón Jiménez (“Yo no soy yo, soy este que va a mi lado sin ser visto”// (“Esta es mi vida, / la de arriba…/ la de las cimas de oro de lo oscuro”). Jorge Guillén inicial: “Cómo he ido acercándome a las cosas” Conciencia de que nuestra actitud en el acercamiento a las cosas del mundo forma parte de lo que somos.
Soy / parte del cansancio frugal/ de los asombros.>Lo esencial es lo que nos llena. Instante en mí: Eso / me sucede cuando estoy/ en las antípodas/ del corazón, en el valle / angustioso del anhelo / de vivir, y algo me nubla/ que no se ver sin extrañeza. Búsqueda de un Tú que lo llene: palabras. Necesidad de sentirse vivo, deseos. Frente al vacío, a la pasividad, hay una contradicción que nos deja ver cierta ansia: La vida se desliza / como un hilo de posibles / deseos. El paso del tiempo se refleja en imágenes como: “En las manos de las ardillas serenidad/ de los árboles tristes del ocaso”.
LA VIDA ES ZOZOBRA PERO ALGO NOS SALVA: El otro salva: “En el error de mí soy solo un hueco”: POEMA POR TI (pág. 39). Los lugares también nos salvan: Los lugares son espacios / donde se pierden los caminos, para huir de lo que muere/// Lugares que construimos / con la memoria de los días vividos… Las palabras dignas también salvan. Las palabras de lágrimas y de riesgo de la vida.
Para finalizar, unas certezas: Desnudarse de todo hasta ser uno mismo, desnudarse de tiempo, de gente y en el rayo, que es instante de la tormenta, estará la salvación: “Pero me quito / de mis ojos las extrañas sombras / que me ciegan,… y al descubrir lo que queda / renace la voz de lo vivido/ y vivo.
JOSÉ PULIDO
Jienense afincado en Ávila. Periodista. Consejero editorial de El Cobaya. Premiado en varias ocasiones. Libros de poesía: Movimiento circular (Premio de poesía Rafael Morales); El corazón disperso; La ciudad y la Reina, y Los enigmas de la esfinge: Premio Luis López Anglada (2009, inédito).
LA LÍNEA DE LA VIDA
(Premio San Juan de la Cruz, 2013)
Poema único que se puede leer independientemente y que acomete el tema del paso del tiempo, la memoria, el apoyo en el otro (comunidad), las heridas que marca la vida, la conciencia de que somos seres en un tiempo o y con unas condiciones sociales-humanas determinadas no siempre agradables.
YO-TÚ-EL SER SOCIAL Y SUS CICATRICES MÁS EXPLÍCITAMENTE. Paso del tiempo, sin que nadie parezca darse cuenta; el paso del “barro primigenio a la ceniza residual”; aceptación del azar de la vida: “admiten que tu existencia es posible, / azarosa x en lo incierto/ de una ecuación no resuelta”. Pero lo importante es vivir con sus esperanzas y frustraciones. Necesidad en este paso del tiempo de que “el instante se detenga”, que sea luz y vida. La amistad: Apoyo y aliento. El corazón: honestidad con uno mismo, es el que nos salva en el último instante.
Conciencia de ser comunidad (poesía para la conciencia crítica): Dignidad del Ser (Pág. 22). “El centro del mundo está en su apariencia” (pág. 43). La ciudad es parte de la identidad del hombre que la habita. En este ámbito: toma de conciencia: Los vencidos y su sabiduría / Frialdad de los hechos más crueles de la vida. Vivir deja cicatrices y siempre cometemos errores: libertad. Piedra: “Memoria sin nombre/ el punto donde el cielo que se une con la tierra, “el oscuro poder que espanta al rayo”… (Pág. 31) Objeto: memoria e historia del hombre que lo creó (pág. 36), la muerte no borra su amor y su recuerdo. Y esto nos salva.
El recuerdo del pasado coincide con la vida. (Pág. 42): intimismo: La identidad es la certeza de vivir en lo más oscuro y desgarrador “la verdadera piel a la que no puedo escapar”.
JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS: “EL BRILLO DE LA TORMENTA”
» El brillo de la tormenta»
INMEDIATEZ
Y vivir, dejar pasar el tiempo
lento como las nubes ,
certero como un río.
Dejar que el eco se haga partícipe en la noche,
y volar ,luego volar con la constancia de las aves
que al ascender escriben letras de luz
en el vacío de la piel de los días.
Y al vivir de esta forma
tocar el tiempo con los ojos donde
se hace de día cuando tiene
el instante su lenguaje grabado
en la inocente página del asombro.
Y vivir, dejar pasar la música que envuelve
la memoria del frío. Y en el centro del día
imaginar que llegan los caballos
ocultos desde su lenta voz,
desde la altura del secreto
donde la vida se halla encendida.
Y vivir, ahora que la mañana nos regala
otra vez , sin darse apenas cuenta,
la gris melancolía del otoño.
DIÁLOGO SECRETO
Quisiera que tú fueras
la libertad, el premio
de los días
cuando nos son queridos
y no sabemos cómo
acercarnos a ellos
sin que sea gravosa
su voz , su ser, su vano
vacío, su quietud.
Y cómo se hace la noche
cuando el mundo nos cierra
sus caminos, cuando
nadie puede sostenerse
en la plena conciencia
de las horas. Entonces,
ya invocados
al precipicio débil
del declive de la oscura
inalcanzable cima,
vivimos juntos, somos
tú y yo, defectos
del olvido, prematuros
hijos de la ilusión, raros
pájaros que no vuelan.
MIEDOS
Miedo a la secreta verdad
de los vencidos. Subir
por sus palabras
hasta
la cima del intenso
reclamo. Es
luz en luz caída,
como las páginas de un libro
ya leído y que dejamos
olvidado en el rincón del
agua, donde no puedes entrar
despacio sin hacer ruido, donde
ya es bastante turbio su
predominio de invisibles
alas que no vuelan. Caer
como ese exterminio
reducido del alba
en tus pupilas, en ti,
en el todo visceral
de tus manos vencidas, como
si un ángel desnudo te
olvidase aliviado de fuego,
como si tú fueras testimonio
de lumbre en esa hoguera
que no te corresponde avivar ,
escalofrío de alma, escalofrío
de dolor y de duda, limpio
destello de nadie en nada.
JOSÉ PULIDO: “LA LÍNEA DE LA VIDA”
«La línea de la vida»
I
…Las montañas y su destino de arena.
La vasija en el horno y sus rotos fragmentos,
la angustia del pasado en los desvanes,
el silencio entre dos disparos.
El camino del ojo hacia el mundo que mira,
la luz que engendra al objeto y la sombra
que lo extingue, la presencia de lo ausente,
la sed en los espejismos del deseo.
El cuerpo y la idea en lo invisible,
la verdad y la impostura de la imagen,
la tensión suprema de lo inmóvil
y la acción en que se cumple.
Del barro primigenio a la ceniza residual.
La flecha lanzada a las dianas del olvido
entre las ruinas de un presente
que de sí mismo escapa
y los senderos que a cada paso se bifurcan.
En ellos se marcan el juego y sus reglas,
el instante que descubre su perfección
cuando se acaba.
Admiten que tu existencia es posible,
azarosa x en lo incierto
de una ecuación no resuelta.
Demuestran que en algún lugar ocurre
todo aquello que alguna vez fue soñado.
II
…Inútil empeño definirla: es un camino
y los caminos se transitan, se hacen
signo del mundo y aventura del espíritu.
El caminante inicia la jornada y encuentra en ella
peregrinos hacia una remota ciudad
cuyas puertas sueñan todos con cruzar un día.
El camino es largo y su fin parece muy remoto.
Se comparte el pan, un trago de vino,
la sombra de un árbol cuando quema el sol.
Se intercambian historias, levantamos en el aire
las torres de la ciudad que cada uno sueña
y en nuestras palabras arde un hogar
de rincones y sombras familiares,
suena el agua de la fuente en la que el corazón bebe
y ninguna otra apaga nuestra sed.
Dispuestos un día a dar la vida
para en otro encontrar a nuestra muerte.
Cuando llega la noche, sentados a la mesa,
pedimos que el instante se detenga,
pues es bello,
y salve este dulce santuario allende el amor,
en la escondida ciudad cuyas torres
creemos a veces distinguir.
III
…Sólo en la luz levantan las montañas
cuerpos yacentes de mujeres muertas
y siluetas de rostros o animales
que esculpen su estatura de granito;
el cielo con sus pájaros se adorna,
se desangra en los rosales del ocaso.
La luz en sal cristaliza sus cabellos
y despierta el reflejo de las aguas,
enamorada del ojo que la ve, la inclinación
con que posa desnuda al ser pintada
o enciende el cristal de las vidrieras.
A la pregunta sin fondo de la noche
responde con máscaras de luna
y la blanca aparición de sus espectros.
Es el lenguaje que hace soñar a la materia
la delirante belleza de sus espejismos,
su metáfora y su última impostura.
El aliento que funda la creación.
El el «Alcaraván» con la rumana Liliana Popescu, Javier Sánchez, Verónica Amat, Alfredo Pérez Alencart y los chilenos Elssaca y Ben Kotel
Poetas Castellanos en «El Norte de Castilla»
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