Portada de la revista con retrato de gloria Fuertes hecho por Miguel Elías
Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar una serie de poemas dedicados a Gloria Fuertes. Los mismos fueron escritos para la revista El Cobaya, del Ayuntamiento de Ávila, dirigida por el poeta José María Muñoz Quirós, especialmente vinculado a Salamanca, no solo por sus otrora estudios universitarios, sino porque ahora forma parte del Consejo Asesor de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos y es miembro del jurado del reconocido Premio Internacional de Poesía ‘Pilar Fernández Labrador’. La revista lleva portada con retrato de Gloria Fuertes hecha por el pintor salmantino Miguel Elías. Fue presentada en Ávila el pasado 26 de abril, por Sonsoles Sánchez-Reyes y José María Muñoz Quirós, además de varios de los poetas incluidos en el número especial.
En nuestra revista publicaremos los poemas que fueron escritos por salmantinos, iberoamericanos y de otros países del mundo que fueron pedidos y traducidos (en el caso de brasileños y portugueses) por el poeta A. P. Alencart.
Aquí los primeros poetas de la serie:
Juan Mares Leyendo en el Teatro Liceo de Salamanca (Foto de Jacqueline Alencar)
Juan Mares
(Colombia)
EL ESTRUJO DE MI PECHO
“Cuando se sufre no da tiempo a pecar.”
Gloria Fuertes
Qué tiempo va quedar al pensamiento
Desde las fiebres primeras
Si se quiebran las espigas con la guerra
Y el olor a miedo enferma.
Con tanto fuego de pasión amainada
La libido se aleja del espejo
Se pierde la razón y la esperanza
Se zurce entonces un hilo fino y noble
Gusano de seda para el ojal rosado de tu queja
Hermosas letras de la paz escriturada en tu alma.
Una fortuna me llega de tus libros
Una fortuna tejida de enseñanzas
Una fortuna para la Gloria eterna
Una fortuna tan grande de madejas
Fortuna de silencio en remembranzas.
Xavier Oquendo Troncoso durante el XVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos (foto de Jacqueline Alencar)
Xavier Oquendo Troncoso
(Ecuador)
DÍPTICO PARA GLORIA FUERTES
GLORIA
Mujer de verso en pecho te describes,
mujer que de las rosas emergiste
para subir al cielo en el que vives
como torcaz que busca fiel alpiste.
Y como flor torcida te creciste
mofándote de todo lo que escribes.
Te fue muy fiel y altivo lo que hiciste
y fue todo dolor lo que transcribes.
Fuiste triste mujer de dictadura,
agazapada en risa de tristeza
tatuando vida a punte cortadura,
toreándole el lenguaje a la pobreza
bailándote el fandango en la cintura:
España te nombró su gran princesa.
LA GLORIA DE MIS MATEMÁTICAS
No sé por qué aprendí a amar las tablas
que de multiplicar me hicieron gente.
Era de música el sonido que hablas.
Era el sonido de crecer consiente.
Una por una, como en rajatablas,
fue pasando encontra la corriente
esa voz de música que entabla
aritmética y amorque nunca miente.
Fue doña Gloria Fuertes mi maestra,
aquella me enseñó que entre canciones
se puede explicar la historia nuestra.
En mi niñez la gloria fue la Fuertes,
y en todos mis caminos y misiones
estuvo la poesía en que te viertes.
El poeta belga Germain Droogenbroodt
Germain Droogenbroodt
EL CORAZÓN DE LA TIERRA
Los poetas no mueren
resucitan en sus versos
Gloria Fuertes
El corazón de la tierra sufre
los violentos ataques
de la insaciable avaricia
del hombre.
Pero en sus entrañas
como madre cariñosa
la vieja tierra abraza
a los niños prematuramente
muertos sin sentido y les da
lo que sus habitantes
les han negado:
el amor.
José Amador Martín en el Centro de Estudios Brasileños (Foto de Jacqueline Alencar)
José Amador Martín
(España)
AUNQUE NOS MURIÉRAMOS AL MORIRNOS
Muerte es que no nos miren los que amamos,
muerte es quedarse solo, mudo y quieto
y no poder gritar que sigues vivo.
Gloria Fuertes
Morir, ¿acaso no es morir vivir sin ti?
Vivir en soledad, ¿no es acaso morir?
Y no poder gritar si sigues vivo.
Morir el abandono de la tarde,
quedarse en el silencio,
sin unas manos frías que te acunen.
Morir sin tenerte y morir entre tus brazos,
rodeados de la quietud de estar tan quieto
en esos momentos en que todo es apacible,
cuando la ciudad amanece entera y feliz,
mirando las torres de los vientos.
Morir ¿no es acaso morir una lágrima huérfana
que me dice que las cosas pasarán por encima de todo
que no serás nada más que un rumor de raíces,
alguna nave olvidada en la costa,
o la llovizna que moja la piedra,
cuando te acuna piadosa la muerte
en la ciudad sin luto y sin tristezas,
cuando llega tu hora justa,
y nadie deja flores
y, lejos, alguien llora
mientras la vida continúa sin ti?
¿No es acaso morir
cuando no nos recuerdan los que amamos?
Morir es transitorio:
morimos cuando la memoria nos olvida
y nadie lleva flores al recuerdo.
Así morimos,
cuando el amor se llama olvido
Cien años de Gloria
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