Pío E. Serrano en la entrada del Colegio Fonseca de la Universidad de Salamanca (2014, foto de Jacqueline Alencar)
Crear en Salamanca tiene especial satisfacción en publicar 12 textos del destacado (y discreto y sobrio) poeta cubano Pío E. Serrano (San Luis, 1941). Serrano realizó estudios en la Universidad de La Habana, donde luego fue profesor de filosofía. Es poeta, ensayista y editor. Hasta su jubilación, en 2012, fue director de la madrileña editorial Verbum. En 1996 fundó, junto al novelista cubano Jesús Díaz, la revista Encuentro de la Cultura Cubana y también formó parte del consejo de redacción de la revista de la Fundación Hispano-Cubana. Entre sus libros de poesía están: ‘A propia sombra’ (Barcelona, 1978), ‘Cuaderno de viaje’ (Madrid, 1981) y ‘Segundo cuaderno de viaje’ (Madrid, 1987). Ese mismo año el Instituto de Cooperación Iberoamericana publicó sus tres libros bajo el título ‘Poesía reunida’ (Ediciones Cultura Hispánica). Poemas posteriores los ha publicado en varias antologías aparecidas en España, Portugal, Corea y América Latina. Como antólogo publicó, en 2014, “Poesía completa”, de Gastón Baquero, para conmemorar su Centenario.
Esta selección de textos estuvo a cargo del poeta Alfredo Pérez Alencart y publicados en ‘Habitación de Olvidos’ (Edifsa, Salamanca, 2007), antología del X Encuentro de Poetas Iberoamericanos en homenaje al brasileño Álvaro Alves de Faria.
Portada de la antología Habitación de Olvidos (X Encuentro de Poetas Iberoamericanos)
DISCURSO
Este discurso
no es para celebrar las grandes hazañas de la historia
ni para estampar elogios en su frente,
apologistas sobran.
Buscamos, llanamente, en la palabra
sostener el peso universal del hombre,
fatigado vidente de un abismo
siempre callado,
siempre presente.
El alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, con Matitiahu y Serrano, Huéspedes Distinguidos de la ciudad (2014)
LA PALABRA
Nunca diremos la palabra,
la presencia exacta jamás tendrá un lugar,
la medida perfecta no será mencionada,
el gesto más abierto se callará en nosotros.
Imperceptible siega se sucede,
paso a paso transcurre nuestro mejor momento;
el más sereno instante
siempre se fuga;
la más lúcida intención
reposa y aguarda inútilmente.
Cerrados estamos, permanecemos idos.
Pío Serrano y su esposa, Aurora Calviño (2014, foto de Jacqueline Alencar)
EXILIOS
Los largos viajes sólo conducen al lugar común,
a la esquina terrible en que te aguardan los rostros conocidos,
al cuarto de estar –el mismo siempre–
donde impecables evidencias
señalan las corrosivas decadencias de los sueños.
Se arriba sólo para conocer –reconocer–
las manos furtivas que perpetúan un saludo,
la voz lastimosa de obituarios
que impregnan las paredes y los gestos,
las páginas ruinosas del libro siempre abierto,
los congestionados rostros cotidianos.
Los largos viajes conducen inexorablemente
al impasible espejo que implacable te aguarda
y que jamás sonríe.
Pío E. Serrano leyendo en el Teatro Liceo de Salamanca (2014, foto de Jacqueline Alencar)
RELIQUIAS
Las reliquias callan su fatiga,
brumosa complacencia de los días agotados,
y, severas, contemplan el paso inútil de las noches.
Las reliquias consagran nuestras prematuras,
fragmentadas muertes;
no dejan lugar al gesto, a las palabras,
al perfil imaginado.
Obsesivas, reposan sus mejores festines,
Presuntuosas, devoran la memoria perdida.
Sólo conocen la violencia mansa,
la tullida furia,
el gastado deseo.
Alfredo Pérez Alencart y Pío E. Serrano, en la Sala de la Palabra (foto José Amador, 2014)
UN JUEGO, UN SUEÑO
Como en un juego, ¿un sueño?,
se desprende el niño
de las sabias manos maternales,
y corre como en un sueño, ¿un juego?,
se asoma a la pasante y frágil superficie del arroyo
y rompe a llorar, ¿un sueño?,
frente al nervioso, mutable
e inconstante espejo.
Pío E. Serrano por Miguel Elías (2007)
PASA A MI LADO UNA SONRISA
Pasa a mi lado una sonrisa
y me detengo a conversar con ella.
A una señal convenida
–pues todos los encuentros son convencionales–
despejamos, escrupulosos, la incógnita callada,
y juntos asumimos las mejores maneras
que suelen confundir al desaliento.
Alfonso Fernández Mañueco, Margalit Matitiahu y Pío E. Serrano, en el balcón del Ayuntamiento (2014, foto de Jacqueline Alencar)
WHY DID I LAUGHT TONIGHT?
“Why did I laught tonight?”,
querido Keats,
muriendo estás tu muerte
como las cenizas de estos días,
como la quieta cólera
que callados guardamos en la noche,
y a veces sonreímos
para luego volvernos quietos,
asustados, al viejo cuestionar,
y de no estar alertas susurraríamos:
el tiempo parece no pasar.
Lectura de Pío E. Serrano en el Salón de Recepciones del Ayuntamiento (Salamaca, 2000, foto de Jacqueline Alencar)
PRIMERA ESTACIÓN
Primera estación, el pan.
En la artesa la abuela acaricia
nubarrones de harina, sal, manteca y levadura
y para lo chicos
se horneaban roscones y angelotes.
Presentes manos de la abuela,
blancas como nunca para el primer oficio.
Los grises bigotes del abuelo
aprueban callados desde la mesa de la brisca,
apoyado en la fina sobriedad de la jota,
y en la femenina jactancia del caballero.
Lectura de Pío E. Serrano en la Sala de la Palabra (2007, foto de Jacqueline Alencar)
PROYECTO EXISTENCIAL
Todo lo que toco es un recuerdo
o su proyecto.
Viva memoria que me acontece y guarda:
mi biografía.
Inadvertida presencia que por los ojos entra
y se agazapa;
que imperceptiblemente toca la piel y furtiva aguarda en ella:
prenda para el invierno.
Sellado pozo interior, retardada eclosión,
persiste la memoria en su labor lenta
su meritoria fundación de laberintos.
Miguel Elías, Pío E. Serrano y Enrique Viloria (2014, foto de Jacqueline Alencar)
LEYENDO A RONSARD
María, más bien Helena,
¿habrá luz en tus huesos todavía?
¿Calentarás el olvidado ovillo en tus envejecidas manos?
¿Iluminarán mis versos tu memoria?
Esta palabra que no ha sabido encontrarte
no maravillará tu pesado letargo.
No escapará mi nombre de tus sueños
y el sirviente permanecerá dormido,
recogido en su oscuro reposo,
como oscuro será el olvido que mi silencio labora.
No habrá amor que añorar y el desdén
es el trazo que con lenta precisión
dibuja mi rostro en el papel callado.
Vive, no aguardes la sentida palabra que no será dicha,
y corta ya las rosas de la vida.
Dedicatoria de Pío E. Serrano
ULISES
Regresa Ulises
a la suave estación de los ojos de Penélope,
al generoso mantel cotidiano,
a las fragantes permanencias
de los rincones conocidos,
al memorioso gavetero
y al imperceptible polvo de sus libros
que aguardan el posesivo sello de sus dedos.
Regresa Ulises
y da de comer al gato
y compra el pan,
calienta el café y fuma Vegueros voluptuosos;
pero Ulises sabe más
y aguarda en su presencia trashumante
por las nuevas fundaciones
marginadas del tiempo y de la historia.
Pío Serrano, Meneses, Baquero, Ortega y Alencart (Salamanca, 1993. Fotografía de Jacqueline Alencar)
VIENTO TENAZ
Permanece el viento.
El mismo que acarició al tiranosaurio,
el mismo que secó el sudor del carpintero del caballo de Troya,
el mismo que sopló sobre la frente serena de Alejandro
y levantó la falda de ese puñado de polvo que duerme en una calle de Pompeya,
el mismo que, airado, alentó las llamas que lamen el cadáver de Savonarola,
el inesperado viento que llenó las velas que añoraban tierra,
el que volcó la copa de la novia,
el que agitó los pendones de la guerra y despejó el humo de la pólvora,
el que pasó la distraída página,
el que mece al ajusticiado,
triste con su corbata de cáñamo, que no sonríe más,
el que sostiene la cometa del niño que sonríe siempre,
el que deshace los nombres en la arena,
el que inclina el junco pero no lo vence,
el que dulcemente aloja sus dedos entre tus cabellos,
como si flotaran independientes de tu cuerpo.
Permanece el viento,
terco en su andadura,
y levemente nos borra del espejo.
Salamanca, de Miguel Elías
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