Destacado poeta y crítico literario, Harold Alvarado Tenorio (Buga, Colombia, 1945), tiene fuertes vínculos con la cultura española peninsular, pues en España obtuvo el título de Doctor en Letras por la Universidad Complutense de Madrid, con una de las primeras tesis que se hicieron en España sobre la obra de Jorge Luis Borges. Profesor Titular de la Cátedra de Literaturas de América Latina y creador de la Carrera de Letras de la Universidad Nacional de Colombia, fue, durante un lustro, director del Departamento de Español de Marymount Manhattan College de New York, donde condujo The Latin American & Spanish Series. Hace una década dirige y edita la revista de poesía, virtual e impresa, Arquitrave, [http://www.arquitrave.com] en honor y memoria de Jaime Gil de Biedma. Autor de un buen número de libros de poesía, ensayo, crónicas, entrevistas y diatribas, algunos de ellos son: 25 (2010), Ultrajes (2007), Summa del cuerpo (2002), Fragmentos y despojos (2002); Literaturas de América Latina (1995), Ensayos (1994), La poesía de T.S. Eliot (1988), Espejo de máscaras (1987), Una generación desencantada: los poetas colombianos de los años setentas (1985), Kavafis (1984) y Cinco poetas españoles de la Generación del Cincuenta (1980). Ha recibido el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y el Internacional de Poesía Arcipreste de Hita y ha sido traducido al alemán, árabe, chino, francés, griego, inglés, italiano, portugués y rumano. Crear en Salamanca se complace en publicar estos textos seleccionados por Alfredo Pérez Alencart, poeta y profesor de la Universidad de Salamanca
Harold Alvarado Tenorio. Retrato de Miguel Elías
Para A. P. Alencart, “la madura obra poética de Harold Alvarado Tenorio se apuntala con el deseo y con los demás misterios del sentimiento que no reposa ni se torna burócrata: lo suyo fustiga lo fosilizado y las injusticias, pero también se enternece ante los héroes sencillos o ante esos instantes eternos que una mirada preserva del polvo y del olvido. Alvarado Tenorio, electrizado de vida, sabe que a veces la muerte queda varada en la barrera del sonido o en la doble fauce del Tiempo donde el ánima se guarece. Pero advierte de ruinas y de sarnosas conductas. Hace años que vengo vendimiado en su cosecha lírica y sé de su valía, allende contiendas cotidianas, allende legañosos intentos de obviarla. Su poesía convence, porque no desmaya”.
LA POESÍA
¿Qué eres sino la visión de la noche?
Todo lo nocturno te pertenece.
Invitas a los espléndidos banquetes de los sueños
y a las no menos espléndidas vigilias de la realidad.
Viajas con el hombre y la mujer como si fueras
la llama de sus ojos, el bordón de su felicidad
o el humo espeso de los amaneceres.
Para ti, madre del dolor, sólo hay gloria y pesar,
el mediodía no está escrito en tus agendas.
Ninguna otra cosa eres, poesía,
que la más alta sima donde el loco,
los mortales,
los desheredados de la suerte y la fortuna,
encuentran cobijo.
Tú, la detestada, la leprosa, la purulenta,
eres la mejor de las hembras
la mejor madre.
la mejor esposa
la mejor hermana
y la más larga y gozosa de las noches.
Poeta Zen. Miguel Elías
ZEN
La sombra sigue la cuerpo
condenado a viajar.
Tendrás mi piel
tendrás mi carne
tendrás mis huesos.
Pero el último guardó silencio
tendrás mi médula –dijo-.
Con el polvo del camino
la mano sostenía una sandalia
CANCIÓN DE NOVIEMBRE
Sal de casa, hermana,
tiende la cama, barre el patio,
pero sal pronto.
Deja la parcela, hermano,
aporca los frejoles,
pero sal pronto.
Despierta, abuela,
canta tu canción al niño,
pero sal pronto.
Cásate pronto, novia,
entra en la iglesia y besa,
pero sal pronto.
Deja la cama, amante,
lava la mancha del colchón,
pero sal pronto.
Sal del mar, pescador,
recoge las redes y los frutos,
pero sal pronto.
Deja la mina, muchacha,
mira el fulgor de las piedras,
pero sal pronto.
Cierra la boca, maestro,
repite la historia del vil renacuajo,
pero sal pronto.
Deja de cantar, enamorada,
clausura el sueño de tu corazón,
pero sal pronto.
La calle espera.
La vida, hermano, hermana,
la vida nos espera.
UNA BARBA DE CAMDEN
Mientras más te cerque el día definitivo
mayores goces encontrará la carne.
Busca una joven y cantarás con ella
lo que une y entrelaza.
A vuestro alrededor,
jóvenes rezogantes
se disponen a tocar tus brazos.
TANGO
Valiente y hermoso
no pudo la muerte malgastarte.
Mis labios
te hacen inmortal:
te he amado mucho.
Sin falta recuerdo
el fulgor de tus ojos
la magnolia de tu piel
tu sonrisa de malevo
tu rítmico andar
y esa manera de engañar
que sólo en ti perdono.
No volverás,
ya lo sé.
Tampoco soy el mismo
que amaste.
El daño y las penas
han hecho de mi un despojo
y de mi alma
una errante sustancia.
Y entonces
de repente
en un café
de Alvear con Uriburu
apareces.
Te veo llegar,
me buscas
y como si nunca hubieses partido
me saludas
y sonríes desde esa eternidad
donde te amo.
Vana es la muerte
para quien sobrevive
y sigue amando.
Vana también la vida.
EL ZÓCALO
Esta mañana he visto una España Imperial
desconocida, no imaginada por Felipe Segundo.
Hernán Cortés supo que fundaba en Tenochtitlán,
la Nueva España, la única heredera
de Isabel y Fernando.
La inmortal y corrupta España vive en México
y el zócalo es su espejo y memoria.
Detente aquí
y mira cómo la voluntad de un hombre
pudo tejer un sueño que hoy rasgan otros
en su propia tierra.
Mira la mole de la catedral,
mira la dilatada plaza,
el suntuoso palacio
y la espléndida casa de empeño.
Antes de partir recorre los signos del tiempo.
Unos hombres ofrecen, al lado de la catedral,
los más antiguos y perdurables oficios:
cerrajero, fontanero, zapatero, soldador, adivino…
Confirmando al extremeño
cómo su obra no ha sido exterminada.
DÍAS DE JUNIO
Una brisa intermitente
alivia los húmedos días de Junio.
El vecindario entra y sale de los cafés
y los turistas abren la boca
ante las maravillas.
Nosotros, los habitantes de este mundo,
recorremos las calles
esperando encontrar,
quizás,
un hombre o una mujer con quienes hablar
de cosa distinta al dinero
o engrosamos las filas
de unos aficionados a las danzas folklóricas.
Mientras bailamos, tomados de las manos,
olvidamos el color de nuestra piel,
las lejanas costumbres,
nuestro redondo cuerpo y la lengua imperial.
Caemos en un paraíso que trae, hombro a hombro,
una bella marroquí, un negro de Guadalupe.
un pequeño danés o una vieja y bella alcohólica.
Después
tomamos el metro de regreso.
Abrimos la puerta
y aspiramos un sueño
donde escuela, patria, hermanos y amigos
sueñan con una brisa intermitente
en Junio, en cualquier parte.
LOMA CASTELLANA
Amarilla y seca
como los desiertos
fue nuestra vida.
Árida será, también,
nuestra muerte.
Ni huesos ni polvo de huesos
quedará de nuestra soberbia,
vuestra vanidad,
nuestro apetito,
vuestra ruindad,
nuestro rencor
vuestra indecente codicia
de ser peor que los otros
es decir, nosotros.
Agradezcamos,
al arte de imaginar
la posible existencia de otros mundos.
Quizás sólo allí
haya color, luz, agua y descanso.
Sólo se muere una vez.
Nosotros,
hemos muerto dos veces.
agosto 28, 2013
Realmente Harold Alvarado Tenorio es un estupendo poeta y Pérez Alencart hace gala de ecuanimidad y acierto al destacar su obra. Reciban ambos mis felicitaciones desde México D.F.
agosto 28, 2013
Los poemas «Loma castellana» y «Zen» me han gustado especialmente. Pero aprecio la maestría de Alvarado Tenorio en los 8 poemas publicados, y por ello le expreso mi enhorabuena desde tierras centroamericanas.
agosto 29, 2013
Magnífico poeta este autor colombiano. Y muy buena la presentación de Pérez Alencart. Un cordial saludo.
agosto 29, 2013
Conocía las polémicas y críticas de Alvarado Tenorio al mundo literario colombiano, pero casi nada de su poesía. Y estimo que realmente es un notable poeta.