El poeta Pablo Alemán Falcón
Crear en Salamanca se complace en publicar tres textos del poeta Pablo Sergio Alemán Falcón (Arucas, Canarias, 1980) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IES Lomo de La Herradura. Perteneció a la Asociación de jóvenes escritores Aenigma; de Sensu Infraspiritu, en la que publicó, junto con los demás miembros, textos creativos a través de tres antologías, Aenigma (2002, 2003 y 2004). También participó en la revista digital de la misma Asociación, «Tinta sobre papel», con varios artículos de divulgación literaria. En el año 2015, algunas de sus composiciones fueron publicadas en dos obras, Pluma, tinta y papel y Versos en el aire IV (Diversidad Literaria).
En 2016 se presenta su primer libro, Madera y metal (Editorial Idea) y se recogen y se traducen algunos sus textos al rumano a través de la antología de autores canarios El barco de papel (12 poetas de Canarias) de mano de los poetas Antonio Arroyo Silva y Daniel Dragomirescu. Actualmente es miembro y secretario de la Nueva Asociación Canaria para la Edición (NACE); además, colabora para el blog digital de reseñas literarias «El marcador de libros». Los tres poemas seleccionados forman parte de su libro “Madera y metal” (2016)
Calle El Reloj, de Arucas
LAS HORAS
Tanto para tan poco,
acotando los sentidos
a un papel de escritorio
en un momento de mis días.
Tantos tachones para que sean palabras
y tantos versos para que sean lagos de memoria.
Así transcurren los hechos,
entre un camino y una carretera…
…las horas del atardecer…
Sin embargo,
siento aire entre los espacios del poema.
ISLA
A veces pienso
que mi alma fuera
como una isla,
rodeada durante muchos años
de un espejo de azogue inconmovible.
Dámaso Alonso
Yo viví aquella Isla
en la misma antigüedad
que ha recorrido, que ha pasado
desde el lugar más recóndito
hasta espacio más vivo
en aquel tiempo de inocencia.
Sentida la Isla de mareas,
en acantilados de infatigables viajeros
y en un cielo confidente, horizontal y húmedo,
todas hechas de madera universal.
Isla acostada en el límite de verdad y ensueño,
dentro de la inmensidad joven,
como un fruto entre troncos
que durmiera frente a la luz del horizonte.
Con héroes vestidos de verde
que luchan contra espadas de metal
y palos endurecidos por los hombres
centenarios a través del sol y de la hierba.
Y todavía veo el reflejo,
en esta otra Isla,
como si hundiese su pecho en mis manos.
Seguir siendo y estando en aquella Isla,
en medio de un –Océano– perdido
desde una acuarela hecha presente,
donde, a pasos sonoros,
la luz y la realidad se reinventan
en esta armonía.
AL DESPERTAR
Hoy ha amanecido el calor de mi piel
tras el oscuro sueño de mis versos;
una esperanza perdida, mis palabras
revolotean entre los bosques de mis obsesiones,
eternas como las antiguas ruedas.
No sé qué vaso es éste
que me embota y no me responde
quién y por qué me completa.
Parece mar
y es algo inmenso y esquivo
que, como una tormenta, me sumerge.
Que hoy haya despertado
no quiere demostrar que esté acostado
entre los cláxones de lengua y boca.
Que hoy haya abierto mis brazos
no quiere decir que sea feliz
viendo isla, agua, cielo, sol… vivirlo todo.
Que hoy haya despertado,
–lo quiero susurrar ahora–
no quiere decir que esté junto a mí…
no quiere decir que no se encuentre
junto a mí.
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