POEMAS DEL BRASILEÑO LEONAM CUNHA, TRADUCIDOS POR JACQUELINE ALENCAR

 

1 Leonam Cunha leyendo sus versos en el Teatro Liceo de Salamanca (foto de Jacqueline Alencar)

 Leonam Cunha leyendo sus versos en el Teatro Liceo de Salamanca (foto de Jacqueline Alencar)

 

Crear en Salamanca se complace en publicar los poemas que Jacqueline Alencar acaba de traducir del brasileño Leonam Cunha (Leonam Lucas Nogueira Cunha, Areia Branca, Rio Grande do Norte, 1995). Abogado, estudió Derecho en la Universidad Federal de Río Grande del Norte (UFRN, Brasil) y es Máster en Estudios Interdisciplinares de Género en la Universidad de Salamanca (España). Ha publicado los poemarios Génesis (Gênese, Sarau das Letras, 2012), Disonante (Dissonante, Sarau das Letras, 2014) y Sembrador de Tormentas (Condutor de Tempestades, Sarau das Letras, 2016). Ha colaborado para revistas literarias como Revista Oeste y Kukukaya, y ha publicado diversos poemas en antologías, como en la Antología de la Unión Brasileña de Escritores (UBE/RN, 2015) y en la Antología Diafragma (Tribo, 2018).

 

 

 

2 Antología Por ocho centurias

 

 

 

Ha sido invitado a los Encuentros de Poetas Iberoamericanos de 20177 (Explicación de la Derrota. Homenaje a Aníbal Núñez) y 2018 (Por ocho centurias. Homenaje a la Universidad de Salamanca), en cuyas antologías se publicó un poema suyo.

 

 

 

 

3 Perfil de Salamanca (foto de José Amador Martín)

 

 

 

3A Foto de José Amador Martín)

  Foto de José Amador Martín

 

ALGO MÍSTICO

 

Ardiente paseo

sobre la letargia y el miedo.

La palabra queda inconclusa,

y borrosa sigue la historia.

Solo. Solito. Solitario.

Siempre a la escucha

a pesar del tono mordaz

y apenas vacilante.

Ya no será Taurus quien

me gobierne a los treinta.

Como agua de río corren

mis brazos y se mueven

en un posible laberinto.

No existe un Minotauro que

haya que ser eliminado.

Apenas oigo, contemplo.

Se estremecen todos mis músculos.

La poesía más hermosa

es aquella repleta de silencios.

 

 

 

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NEM TÃO MÍSTICO

 

Passeio candente

sobre a letargia e o medo.

A palavra não se conclui,

e borrada vive a história.

Só. Sozinho. Solitário.

Sempre de ouvidos abertos

apesar do tom mordaz

e pouco vacilante.

Quem me regerá aos trinta

não será mais Taurus.

Meus braços correm como

água de rio e movimentam-se

num labirinto possível.

Não há Minotauro para matar.

Apenas ouço, contemplo.

Tremem-me todos os músculos.

A poesia mais bonita

é a repleta de silêncios.

 

 

5 Con un grupo de poetas iberoamericanos, en el Centro de Estudios Brasileños (Foto de J. Alencar)

 

Con un grupo de poetas iberoamericanos, en el Centro de Estudios Brasileños (Foto de J. Alencar)

 

 

 

 

YA QUE LOS CANALLAS NO SOPORTAN LA POESÍA

 

 

Un día la casa ya no será la misma.

Los que ocupan la casa no serán los mismos,

no será en el mismo barrio, ni yo seré el mismo.

Algún día tendré una hija o un hijo,

pondré la comida y el agua del perro,

cultivaré mis hierbas mágicas

y sin dolor aprenderé a escribir poesía.

Como cualquier persona.

Algún día seré un individuo que come,

friega los platos, duerme a las 9 de la noche

y despierta al amanecer, con la cornucopia brillando,

para preparar el café.

Algún día dejaré de correr contra el tiempo

y se desvanecerá el miedo a la muerte.

Cuidaré a mis padres, desempolvaré las estanterías de los libros

como una vieja señora desbordada

por las responsabilidades domésticas y familiares.

No pido mucho, mucho menos respuestas.

Algún día las dudas me traerán la calma

y mi almohada apenas será un lugar para los no-pensamientos.

Algún día las incongruencias serán mi vicio

y si hubiera algún compañero a mi lado

o dos compañeros

o el mundo entero de una sola vez,

será bonito redescubrir la vida sosegadamente.

Algún día dejaré el tabaco y esa maldita manía

que creé en la adolescencia para no conformarme

con los espejos.

Algún día mis ojos caerán sobre la tierra,

el peso de mi cuerpo será apenas levedad

y yo maduraré a punto de ser gaviota.

Algún día ya no tendré miedo de los escombros de la vida

y la soledad nunca más será una tortura.

Un día es suficiente

para encontrarme a mí mismo al otro lado de la acera

y decir te conocí y estuvo bien.

Algún día ya no querré nada

y las frutas caerán sobre mi tumba,

propiciando el brote de cosas orgánicas,

entonces el mundo dejará de ser esa angustia

de ganar personas para después perderlas.

 

 

 

 

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JÁ QUE OS CANALHAS NÃO SUPORTAM A POESIA

 

 

Um dia a casa não será a mesma.

Não serão os mesmos que ocupam a casa, não será no mesmo bairro,

nem eu serei o mesmo.

Um dia vou ter uma filha ou um filho,

vou pôr a comida e a água do cachorro,

cultivar minhas ervas mágicas

e aprender a fazer poesia sem dor.

Como uma pessoa qualquer.

Um dia vou ser um sujeito que come,

lava os pratos, dorme às 9 da noite

e acorda cedinho, com brilho na cornucópia,

para fazer o café.

Um dia não vou mais correr contra o tempo

e se esvairá o medo da morte.

Vou cuidar dos meus pais, limpar as estantes dos livros

como uma velha senhora atulhada

com as responsabilidades domésticas e familiares.

Eu não quero muito, muito menos respostas.

Um dia as dúvidas serão meu sossego

e meu travesseiro apenas um lugar para não-pensamentos.

Um dia as incongruências serão meu vício

e, se houver um companheiro ao meu lado

ou dois companheiros

ou o mundo inteiro a uma só vez,

vai ser bonito redescobrir a vida com calma.

Um dia vou largar o tabaco e essa mania maldita

que criei na adolescência de não me conformar

com os espelhos.

Um dia meus olhos cairão sobre a terra,

o peso do meu corpo será só leveza

e eu crescerei para gaivota.

Um dia não terei medo dos entulhos da vida

e a solidão não será mais um martírio.

Um dia é suficiente

para encontrar a mim mesmo do outro lado da calçada

e dizer eu te conheci e foi bom.

Um dia não quererei nada

e as frutas cairão sobre minha tumba,

para fazer crescer coisas orgânicas

e o mundo não será essa angústia

de ganhar gentes para perdê-las.

 

 

7 Lectura en el Centro de Estudios Brasileños (Foto de J. Alencar)

Lectura en el Centro de Estudios Brasileños (Foto de J. Alencar)

 

 

 

CARTA PARA RAÚL

 

 

Yo quería ver lo que estaba debajo

debajo de tu piel preservada por los desengaños

prendí fuego a algunas convicciones

otras consumieron mi rostro

y parecía que hasta mi cara era otra.

Podría pasear por la cuerda tensa de un afecto fuera de lugar,

toda la vida paseando por la cuerda tensa de un afecto fuera de lugar 

refleja que no es la mejor forma de aprovechar

los rayos de sol que cubren la tarde.

Ahora hay un silencio de incendios

un silencio de un edificio consumido por una lengua de fuego

que ciertamente tendría el mismo fin que el Museo Nacional en Río de Janeiro.

Repito repito repito hasta que el barro tome otra forma

pero a veces el barro es indomable

como el cuerpo y como los deseos del espíritu.

Tú eres tú, viento cataviento molino.

Yo soy ese pájaro que corta el cielo

sediento por moldear la geografía de mi yo.

Puedo esperar mucho realmente mucho

pero no hasta el momento que mi voluntad

se derrita y se torne la sustancia de una roca triste.

Yo quería ver lo que había debajo

debajo de esa piel tuya pero entonces

la piel ya no era la misma y

mi cara era la de un hombre joven que se sienta

en la terrible espera de ver a su marinero muerto

de vuelta al muelle donde vio por vez primera la latencia

de esos ojos repletísimos de desesperanza.

 

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CARTA PARA RAÚL

 

 

Eu queria ver o que havia debaixo

debaixo dessa tua pele conservada a desenganos

ateei fogo a algumas convicções

outras me consumiram o rosto

e parecia até que meu rosto fosse outro.

Eu poderia passear no slack line de um afeto fora de lugar

a vida toda passeando no slack line de um afeto fora de lugar há de se convir

que não é a melhor forma de aproveitar

os raios de sol que cobrem a tardezinha.

Agora faz um silêncio de incêndios

um silêncio de um prédio consumido por uma língua de fogo

que certamente teria o mesmo fim que o Museu Nacional no Rio de Janeiro.

Eu repito repito repito até que o barro tome outra forma

mas o barro às vezes é indomável

como o corpo e como os desejos do espírito.

Tu és tu, vento catavento moinho.

Eu sou esse pássaro que corta o céu

numa sede de moldar a geografia de mim.

Posso esperar muito bastante mesmo

só não o bastante para que minha vontade

se derreta à substância de uma rocha triste.

Eu queria ver o que havia debaixo

debaixo dessa tua pele mas aí

a pele já não era a mesma e a minha cara já era a de um moço

que se senta na terrível espera de ver seu marinheiro morto

voltar ao cais onde viu pela primeira vez a latência

desses olhos enormes de desesperança.

 

 

 

9 Actores representando a militares franquistas (foto de José Amador Martín)

 Actores representando a militares franquistas (foto de José Amador Martín)

 

 

NO QUIERO A LOS MILITARES (*)

 

No quiero a los militares

no quiero a un militar como amante

no quiero a un militar observándome día y noche

no quiero a un militar escribiendo lo que debo hacer.

Rememoro a través del recuerdo de João Trevisan

lo que los militares hacían con quienes desaprobaban a los militares 

lo que los militares hacían con los maricones que caminaban por los viaductos de São Paulo 

lo que los militares quieren hacer con un país vendado con una cinta de cerrados odios.

Voy a tener un hijo que va a tener odio a los militares

voy a tener un hijo que va a saber que Mussolini fue un invento que se transformó en realidad

voy a tener un hijo que va a sangrar cada vez que alguien le hable de Médici y de Costa y Silva

voy a tener un hijo que de tan efusivo será lo que quiera ser y mostrará las garras a quien le diga que no.

 

 

(*) La expresión usada en el poema en portugués es «milico», que hace referencia a la dictadura militar brasileña y tiene un tono despectivo. No se refiere a todos los militares sino que hace referencia a los que estuvieron en el poder durante la dictadura y, porque fueron torturadores y asesinaron a muchas personas, tiene un tono peyorativo.

 

 

 

10 Actores representando a militares franquistas (foto de José Amador Martín)

Tras la lectura del poeta boliviano Gary Daher, en el Colegio Fonseca

 

 

EU NÃO QUERO UM MILICO

 

Eu não quero um milico

eu não quero um milico como amante

eu não quero um milico me observando dia e noite

eu não quero um milico escrevendo o que eu devo fazer.

Eu lembro por meio da lembrança de João Trevisan

o que é que milico fazia com quem não gostava de milico

o que é que milico fazia com as bichas que caminhavam pelo Viaduto do Chá

o que é que milico quer fazer com um país vendado por uma fita de obturados ódios.

Eu vou ter um filhinho que vai ter ojeriza a milico

eu vou ter um filhinho que vai saber que Mussolini foi um invento que virou verdade

eu vou ter um filhinho que vai sangrar toda vez que alguém lhe falar de Médici e Costa e Silva

eu vou ter um filhinho que de efusivo vai ser o que quiser e vai mostrar as garras a quem diga que não.

 

 

 

 

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LA BELLEZA SEGÚN MANOEL DE BARROS

 

 

Mi inspiración depende de cosas perecederas

o cosas que se pueden vender a

los que coleccionan porquerías.

Como aquella ternerita que yo acariciaba,

se llamaba Guayaba y mi abuelo la mató

porque lo embestía por la espalda.

Como la debilidad de una tía abuela

que tomaba una infinidad de diazepans

y hoy ya ni siquiera se acuerda de mi nombre

– pero sí de las canciones de su juventud.

También sirven como ejemplo las hojitas

del árbol de la seriguela que yo guardaba

en una caja de zapatos y se volvían

amarillas y se deshacían.

Como las sandeces de una vecina

que habla habla habla sin parar y no tiene miedo.

Como las sopas que yo preparaba

a los siete años oyendo decir

que los hombres solo debían dar el dinero para

los ingredientes y después tomar la sopa

(esa especie de hombre que sin una mujer perecería

orinado y hambriento porque no le fue presentado el cuidado).

Mi inspiración depende intensamente de cosas perecederas:

mis dos perros, Negrito y Hadita,

que pasaron por crisis de garrapatas y hemorragia;

las bromelias que mi madre compraba

y duraban el tiempo que dura la felicidad;

los peces que cubrían la mesa del domingo

y apestaban y nosotros apestábamos y la tarde también apestaba.

O cosas que se pueden vender a

quien colecciona porquerías:

un amor no correspondido, una pecera con el cristal roto,

un oso de peluche que no me dejaba dormir y terminé

punzándole su corazón de espuma.

 

 

 

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A BELEZA SEGUNDO MANOEL DE BARROS

 

 

Minha inspiração depende de coisas morríveis

ou coisas que se podem vender a

quem coleciona troços.

Como aquela bezerrinha que eu alisava,

tinha por nome goiaba e meu avô a matou

porque lhe dava cabeçadas na espinhela.

Como a debilidade de uma tia-avó

que tomava muitos diazepans

e hoje já não se lembra do meu nome

– mas sim das canções de sua juventude.

Também são bom exemplo as folhinhas

do pé de seriguela que eu guardava

numa caixa de sapato e ficavam

amarelas e se despedaçavam.

Como as sandices de uma vizinha

que fala fala fala sem parar e não teme nada.

Como as sopas que eu cozinhava

aos seis sete anos em meio

aos comentários de que homem

tem que dar o dinheiro pros ingredientes

e depois tomar a sopa (essa qualidade de homem

que se não fosse a mulher pereceria

todo mijado e faminto porque não foi

apresentado ao cuidado).

Minha inspiração depende muito de coisas morríveis:

meus dois cães, Pretinho e Fadinha,

que tiveram crise de carrapato e hemorragia;

as bromélias que minha mãe comprava

e duravam o lapso de uma felicidade;

os peixes que estavam na mesa de domingo

e fediam e nós fedíamos e a tarde também fedia.

Ou coisas que se podem vender a

quem coleciona troços:

um amor não correspondido, um aquário

com o vidro rachado, um urso de pelúcia

que não me deixava dormir e eu

terminei sulcando seu coração de espuma.

 

 

13 Areia Branca (Brasil)

 Areia Branca (Brasil)

14 Plaza Mayor de Salamanca (foto de José Amador Martín)

 Plaza Mayor de Salamanca (foto de José Amador Martín)

15 Leoman Cunha y Jacqueline Alencar, en el Centro de Estudios Brasileños de la Universidad de Salamanca

Leoman Cunha y Jacqueline Alencar, en el Centro de Estudios Brasileños de la Universidad de Salamanca

 

 

 

 

 

 

 

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