Por tierras de Valladolid, Óleo sobre lienzo del pintor leonés José Carralero
Crear en Salamanca vuelve a tener el privilegio de publicar un poema inédito del maestro uruguayo Washington Benavides. También poemas inéditos del peruano Oyague Pásara y del potiguar Silvestre de Alencar, traducido este último por el poeta Alfredo Pérez Alencart. Finalmente, tres poemas-collages del israelí Ronny Someck, escritos en inglés.
La biblioteca Borges en París, 1995, pintura Néstor Sarmiento
WASHINGTON BENAVIDES
(Tacuarembó, Uruguay, 1930)
Retrato de Beethoven
EL CREADOR CONVALECIENTE
Alejaidinho miró lo que no tenía en sus manos
Sarmentosas: dedos.
Un tallerista, asombrado, le ató el cincel y el martillo
A los muñones. Miró a su patrón.
Quiso decirle algo, pero calló, azorado.
Alejaidinho la emprendió contra el bloque de piedra caliza
Donde pretendía desembarazar, de su envoltura indómita,
A uno de los Apóstoles.
El sonsonete del martillo y el cincel penetrando, entre asteriscos,
La dura entraña que encerraba al Apóstol.
¿Cuántas horas?
Sombras y luces se turnaban en el taller.
El martillo cantaba, el cincel descubría,
Allí, en la piedra, la nariz aguileña del Apóstol.
Se estaba liberando. Lo estaban liberando.
Dos muñones, deshechos por la lepra, liberaban un Ángel de la piedra….
Dicen que a Ludwig el vibrato de sus dientes ordenaba
La sonata sombría y admirable
Que un oyente circunstancial descubría.
Sólo lo amarillo filtraban los ojos del mago Jorge Luis. Luego ni eso.
El soneto le vino a dar la mano.
Mejor dicho los ojos, los faltantes.
Leonor primero y luego La Kodama, fijaban los delirios rítmicos
Del hombre del bastón y la pausada
Voz que los demonios le permitieron emitirla.
Jonathan Swift desesperado, semi-loco, abandonado, redactaba
El consejo a su Reino, para superar la hambruna…
Y el niñito perdido, lejos de su Montevideo, en un pueblito francés,
redactaba el verdadero Infierno. Claro, debía estar loco ese muchacho,
Para publicar Los Cantos de Maldoror…
Y Giacomo, preso en su mansión de provincia, atado por la madre al yugo
Del dogma, sujeto al religioso que lo acompañaba siempre (¡no se fuera a perder!),
venir a enamorarse de su tía, aquella adorable mujer que visitó
Su castillo-prisión, y lo obliga a escribir “Primo Amore”…
Los cascos en el empedrado de la calesa que despide a su amor,
para siempre… ¡y el pobre corazón cómo resiste!
Así, que nada de sacarle el bulto.
Las palabras te llueven como esa lluvia de julio y empapan tu cabeza.
No te queda otra fórmula.
Y retomas el tecleo habitual y las palabras traducen, maldicen, retuercen
Lo que está pasando por tu cuerpo yacente…
Cuando salga al descampado veré si me quedan estrellas
O un solcito “poncho de los pobres”…
(W. Benavides se revuelve, pero no se entrega. Agosto del 2016.)
Doce profetas, del Aleijadinho
(Nota del editor): Antonio Francisco Lisboa, conocido como el Aleijadinho (del portugués el «Lisiadito» , 1730 o 1738 – 1814) fue un escultor, imaginero y arquitecto brasileño. Es considerado el mayor representante del estilo barroco en Minas Gerais (el barroco mineiro) y de las artes plásticas en Brasil, no sólo en su época, sino también durante el período colonial. Para varios investigadores, Aleijadinho es el mayor nombre del Barroco latinoamericano
CARLOS OYAGUE PÁSARA
(Lima, Perú, 1945)
Perú
TIERRA MADRE
Compañeros viajeros de mis venas,
peregrinos de nuevas lejanías,
otros soles alumbran nuestros días,
y son otras las huellas y las penas.
Las distancias arrastran las cadenas
de nostalgias antiguas y sombrías,
que repiten cual santas profecías,
el encuentro de aquellas nochebuenas.
Vieja barca, cadencia de los mares.
¿En qué puerto quedó tu ancla de oro?
¿Qué semillas murieron en intentos?
Tierra Madre de frutos y lagares;
en mis ojos yo guardo tu tesoro,
y tú guardas por mí los pensamientos.
21-Junio-2016
FRANÇOIS SILVESTRE DE ALENCAR
(Portalegre, Rio Grande do Norte, Brasil, 1947)
Entrada do sítio, óleo sobre tela, 22 x 40 cm, 2016, del pintor potiguar Assis Costa
VOLVIENDO DE LA IDA
Quien regresa a casa a los setenta/
Volviendo del desierto de la vida,
Arrastrando las armas que cuelgan de la cintura,/
En la herrumbre de todas las pérdidas,/
Apenas aprecia el desgaste de las paredes/ de la vieja casa
Que todavía le ofrece cobijo./
¿Hecha de tristeza? No. ¿De soledad? Menos aún./
Hay todo un encanto de regreso/ que hace de los setenta/
Una triste alegría de quien nunca salió de allí./
Estuvo siempre cautivo en la cenizas amarilla de la
Espera./
Y si no esperó volver/ tampoco partió./
Imita el rey de los celtas ante el conquistador romano:/
¡Tira las armas al suelo/ buscando un vencedor inexistente!
Torres de Portalegre (Foto de Fabio Pinheiro)
VINDO DA IDA
Quem chega em casa aos setenta/
Vindo do ermo da ida,
Arrastando as armas que pendem da cintura,/
Na ferrugem de todas as perdas,/
Apenas vê as ruínas das paredes/ da velha casa
Que ainda lhe oferece abrigo./
Feita de tristeza? Não. De solidão? Menos ainda./
Há todo um encanto de chegada/ que faz dos setenta/
Uma triste alegria de quem nunca saiu dali/.
Esteve sempre preso nas cinzas amareladas da
Espera. /
E se não esperou chegar/ também não partiu./
Imita o rei dos celtas ante o conquistador romano:/
Joga as armas no chão/ procurando um vencedor inexistente!
RONNY SOMECK
(Bagdad, Irak, 1951)
Someck retratado por Morag Kligvasser
TRES POEMAS-COLLAGE
A. P. Alencart y Ronny-Someck, en la aldea galilea de Meghar
(Foto de Jacqueline Alencar)
agosto 18, 2016
Muchas gracias, Alfredo, por la publicación, la hermosa ilustración y el comentario.
Como siempre, estoy a tus órdenes y cuenta conmigo para lo que se ofrezca.
Abrazos.