Interior de la Catedral de León
Crear en Salamanca tiene a bien publicar obras de dos poetas, una española (María Carmen Gracia) y otra colombiana (Carolina Bustos Beltrán. Las pinturas son obra del maestro leonés José Carralero, Premio BMW de Pintura y Premio Castilla y León de las Artes, muy vinculado con Salamanca. Carolina Bustos fue finalista del III Premio Internacional de Poesía “Pilar Fernández Labrador”, que se concede en Salamanca.
María Carmen Gracia
MARÍA CARMEN GRACIA
(Madrid, 1940)
Arqueóloga, poetisa, narradora e investigadora de historia. Ha publicado los poemarios Siempre (1974), Perfiles de Ébano (2000), Tiempo sin edad (2010), El templo de la duda (2011), Sinfonía de palabras (2011) Tarot espejo de la vida (2014) y el libro de relatos: Al otro lado del espejo (2003). Su obra aparece en diversas antologías. Poemas suyos han sido traducidos al árabe. Su obra más representativa es un trabajo de investigación sobre El señorío de Fuentes de la Alcarría patrocinado por la Diputación de Guadalajara, el Ayuntamiento de Brihuga, Ibercaja y la Asociación El Arco. Tiene concedidos varios premios en España y Portugal. Interviene en la exposición de poemas póster de St. Thomas University Fredericton, New Brunswick, Canadá. Ha sido pregonera de la Navidad en Brihuega (Guadalajara) (2005) y Casa de Guadalajara en Madrid (2014). Es cofundadora del Grupo Literario Tintaviva, siendo Coordinadora del mismo durante 5 años y la Asociación Boadilla Troquel. En 2013 es nombrada Directora Tertulia Poética “José Antonio Ochaíta” de la Casa de Guadalajara en Madrid, siéndolo hasta el cierre de la misma. Da cursos de lengua española para extranjeros.
Troncos quemados
INCENDIO EN EL MONTE
Llovieron lenguas,
lenguas de salvajismo,
de escocidas palabras,
de pútrido jolgorio.
El monte
con los pechos secos de verde
recibe las succiones
de troncos despoblados
y ramas yertas.
Abejas circulan hincadas en bastones
sobre tejados ilusorios,
los grillos penitentes
no chistan,
los pájaros planean cojos
hacia el hangar,
conejos desdentados
escupen grietas.
El musgo,
hogaza desmigada
a la deriva.
Desconsoladas sierpes
relamen la mutilación.
Un latido de coraje desmarca a Tánatos.
Del cadalso no pende nadie.
Mi abuela
LA ANCIANA
La farola de mi esquina
está muerta de desgana,
al ver a la triste anciana
agachada como ruina.
Boca de escarcha, entrefina,
masca un trozo de manzana
sujeta con mano enana
y dientes de gelatina.
Abandonada a su pena
sin techo, familia, asilo,
sólo tiene el mantón de hilo
y la esquina por almena.
Los ojos se le han cegado
de tanto contar estrellas,
mira con tedio sus huellas,
sin soñar con su pasado.
No tiene miedo a la muerte,
ni al hambre, ni al brutal frío,
arma sola su navío
sin preguntar por su suerte
Mont-roig del Camp
SOL Y CAFÉ
Un rayo de sol tímido se posa
en mi taza. El artista danza amable
con gestos de bufón de color rosa.
El café sigue ahí mudo, amigable;
frío ya, sosegado se reposa
al acecho que el polvo detestable
se disipe y que yo espero animosa
beberlo con quietud imperturbable.
Un camarero observa con sigilo
la escena, no comprende lo que pasa
entre la taza y yo. Se acerca lento,
me mira de reojo, muy tranquilo;
sin más le pago, doy propina escasa,
olvido lo ocurrido. Fuera hay viento.
Carolina Bustos Beltrán
CAROLINA BUSTOS BELTRAN
(Bogotá, Colombia, 1979)
Poeta y narradora colombiana. Reside en París desde 2003. Ha sido galardonada en varias ocasiones en cuento, relato breve y poesía. Ha publicado Sueño Stereo (2014). Su poemario Lecciones de UrbEnidad (2015) recibió el Tercer Premio del Concurso Ediciones Embalaje del XXX Encuentro de Poetas Colombianas del Museo Rayo. En 2016 su poemario «Estación Tropical y otros poemas sinuosos» fue finalista del III Premio Internacional de Poesía ‘ Pilar Fernández Labrador’. Sus poemas y relatos han sido publicados en numerosas revistas y antologías en Colombia, México, Argentina, Francia, Estados Unidos y España. Actualmente es Profesora de Español Lengua Extranjera.
Boceto Escuela
MUJER ÁRBOL
Ella, árbol femenino; seno pulposo; sagrado alimento.
Ella, sombra buena y fresca; brisilla veraniega;
oxígeno furtivo donde respiro contigo.
Nada ha cambiado a pesar de que desnudarse es sinónimo de otoño.
El follaje se extingue, las ramas desoladas dejan caer el fruto podrido al precipicio,
persiste la raíz endémica en su propósito de proveer.
Ella, árbol mujer; tronco robusto donde tartamudean golondrinas morosas.
Ella, nombrada en macho sustenta y nutre en primavera;
suelo fértil donde renazco contigo.
Ella, a veces triste y melancólica.
Sin frutas, sin hojas, sin ramas, con la corteza agrietada
quiere que la nombren sin artículo.
Ser árbol, un género neutro, territorio de paz
donde las voces desesperadas se apacigüen
y la guerra sea la sombra del último invierno.
Carrières-sur-Seine, diciembre de 2015
Del poemario inédito “Estación Tropical & otros poemas sinuosos”. Finalista del Premio Internacional de Poesía “Pilar Fernández Labrador”. Salamanca, España 2016.
Espanillo
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