La poeta Minerva Margarita Villarreal
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar ocho poemas de Minerva Margarita Villarreal (Montemorelos, México, Nuevo León, 1957). Autora de Pérdida (1992), Premio Nacional “Alfonso Reyes” 1990; El corazón más secreto (1996), Premio Internacional de Poesía “Jaime Sabines” 1994; Tálamo (2013), Premio de Poesía del Certamen Internacional de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz” 2010. Recientemente publicó en España: De amor y furia. Epigramísticos. Tuvo a su cargo la antología Elogio de la fugacidad, de José Emilio Pacheco, para el Premio “Miguel de Cervantes” 2009. Es profesora en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, institución en la que dirige la Capilla Alfonsina y la colección de poesía internacional El oro de los tigres.
Minerva Margarita Villarreal viene a Salamanca este mes de octubre, invitada a participar en el XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, que este año se dedica a homenajear a León Felipe y a Juan Ruiz Peña.
José S. Carralero, notable pintor nacido en El Bierzo leonés, es Premio Castilla y León de las Artes, entre otros premios y reconocimientos a su obra.
EL DESIERTO
Cardos, yucas, palmas, mezquites,
nopales donde se espina el silencio que rueda entre tus noches;
la erosión de las bardas de piedra,
el rumor de los años vacíos,
la distancia que te distancia del mundo.
Pero este es el mundo
donde las cactáceas irradian para abrirte;
deja que las minúsculas flores broten en tu vientre.
Las horas en el desierto desechadas,
el viento
bajo el acompasado vaivén de los recuerdos;
sobre la cuesta
el alado cruzar de águilas y halcones.
¡Oh cuerpo tendido! ¡Oh hierba desnuda donde la larva crece!
La fugacidad del instante,
la luz que proyecta la presa…
Cardos, magueyes, pitas, huizaches,
flores de palma que alimentan el alba del porvenir,
la nube que desciende, el aguacero,
el fluorescente margen de la tierra.
El agua se estanca y en la niebla se esboza tu ansiedad
de sepulcro.
Cuántas aves sobrevuelan tu mirada, cuánto cielo resplandece
entre tus árboles…
Hojas, hierbas, matorrales donde se atora el miedo.
Inútil retroceder,
quedas atrapado entre las hebras del cerco,
en el lugar donde el viento se aquieta:
la cabeza entre tus manos,
las ramas jalando tu cabello.
La penumbra baja a cubrirte el rostro
entre la lluvia incesante que vuelve de tu infancia.
…éste es el mundo
donde el peyote reverdece
deja que las minúsculas flores broten de tu sueño.
VOY A LA ESTACIÓN DE TRENES A RECIBIR
el llamado del adiós que no vendrá
a la aventura glauca derramada de niebla
al nevado de la melancolía donde
lluvia se extiende
al parpadeo fenicio de su voz
Y pruebo de sudores estrellas
en su pecho
y el licor es dulzura
y mi vientre un jarro de luz
y mis ruegos
los huertos que le lloran
La noche lo lleva entre sus redes
lo lleva
y acaricio
ese minuto blanco que florece en el fondo
del vestido de novia que me espera
Porque el beso de sus bosques
es un embrujo diario
porque el beso del viento
es Dios que reverbera
y te beso
y el beso
es ansia del vuelo del fuego de tu espada de arcángel anunciando
Porque mudo es el miedo del beso de su infancia
y crudo su alborozo
convierte en caudal mi vacío
Vino por agua
Vino por tierra
a la estación de trenes
y recibir el llamado del adiós que no vendrá
en la aventura
de la melancolía de nieve que me ausenta
Porque luz es su arrojo
y crudo su alborozo
y vida en cada beso
mi agonía
rompe
los nudos de las redes
donde peces detuvo nuestras almas la noche
LA CASA QUE CONSTRUISTE FUE ARRASADA
Vi cómo sucedió
cómo se desprendían paredes y ladrillos
El techo voló
sobre los huesos
y el paisaje entre la hierba abrió
echó raíces bajo las plantas de mis pies
Estoy anclada
y esta casa mojada por la lluvia
esta casa azotada por el viento
hecha polvo
y materia que crece
Esta casa soy yo
DESDE LA NIEBLA EL SILENCIO ME CERCA
sobre un barco que parece ser cama en un mar que congela
Este cuarto es la cárcel
la boca del estómago
la nublazón en su círculo oscuro
que desde el muelle arrastra
Se me doblan las piernas
se me viene la náusea
se me quiebran los huesos
y el silencio me llama
mas su aliento es palacio
es ventana
la luz de los relámpagos
dentro la catástrofe
demonios al interior del vientre
todos los colores
el miedo la fuerza de no poder estar
No pude darte el viento
el viento que por ahora no alcanzo
a ver tras la ventana
El cielo
y el amor pasa
atraviesa mi carne
Velaré por ti así sea la carne devorada
Éste es el círculo:
una anciana el desierto
el testamento y su definición
su pañoleta
el fuego en sus manos
Sin poder levantarme
un ardor
como si le hablara a la piedra
al derrumbe de piedras
que se vuelcan encima
de la cama o el barco
que se nubla
de polvo
Tú venido de la tierra
también en este hoyo
brilla una señal
porque dos polos la nutren
hasta formar un pensamiento
Desde esta luz te llamo
como si le hablara
a la piedra
En algún sitio me oirás
y volverás para que ella florezca
Éste es el círculo
algo estaba por llegar
niebla de todos los días
VERDADERAS FATIGAS DEL DIARIO
No puedo. No puedo ser una buena madre
ni posar para la fotografía de la familia feliz,
antes la fiera me devora.
No puedo dejar de acariciar
la pasta de los libros mientras mis hijos pelean en el patio:
hojas oler, ojos esquivar.
Sé que debería estar mimándolos a ellos.
Pero imposible hilar fácilmente sus preguntas,
la terquedad
que rebota en sus chillidos, rebotan,
pequeñas bestezuelas que braman en cada puñetazo;
allí viene Gruñón con el fuego entre sus manos,
Cenicienta lame las cazuelas vacías.
Golpe tras golpe, garra, zarpazos,
enfebrecido puñal en cada grito…
Mi cabeza anda volando con algún espíritu del siglo XIX.
Algún prerromántico a punto del suicidio.
Me saco los zapatos, los aviento, me recuesto.
Ellos siguen peleando. Ahora están peleando en su habitación.
Suben. Ángeles que Dios expulsaría.
Están aquí, pasan, brincan, saltan, brincan.
Dentro de mí zumban sus juguetes:
el Hijo del Santo contra el Vampiro Canadiense.
Octagón es besado por la princesa y convertido en sapo.
¡Oh, astros del cuadrilátero, aparten esta semilla de migraña!
Todo el día peleando,
peleando,
y yo sin poder.
No puedo.
Sin poder ni autoridad,
fuera del cuadrante del ingobernable mar de mi cama,
los veo alejarse.
Desde el techo
he encontrado un agujero por donde escapo a diario.
ESTA HERIDA MANA DESDE LOS CIELOS
mana de sus cabellos
tu cuello
la espalda
la piel más mármol
y durazno
el pelo alzado
Puedo entrar al silencio que de golpe da el agua
puedo entrar a la calma
que es silencio que llama
puedo entrar a la llama
que desgrana la herida
un jarro un vientre
grifos de largo pico
La cicatriz también es un pasillo
de manos breves
de pétalos serenos
Al borde del estanque al fondo de la alcoba
el silencio brilla
mece tus años
acaricia
Álamos de la alfombra sabinos entre sábanas
la casa iluminada desde tu fuego brota
y esta muchacha espera
Bajo los cielos
cercados de ventanal y muro
clausuradas las puertas las aldabas
presas que el espacio cercena
ellos trenzan sus astas
embisten a lo ancho lo bajo
del pecho lo hondo
Tras los cristales cerros
ciervos
Ojos por la herida
cuellos
Herida de Dios
Esta herida mana bajo los cielos
mana de tus cabellos
la espalda
la piel más mármol
y durazno
el pelo alzado
pude entrar al silencio
del agua
pude entrar a la llama
La cicatriz también es un pasillo
un vientre
y al borde del estanque
una muchacha
asoma como si se entregara
SUEÑO DE UN LIENZO
en la ruta del agua
los zapatos de noche
en la lluvia cerrada
De noche
mis zapatos
se internan
se derraman
Somos un sueño
en la ruta del agua
Zapatos de la noche
que interna se derrama
en busca de esos barcos
que flotan por mi casa
LA MIRO EN SILENCIO
en silencio
llora
con esmero
parto
y mi piel
añora
la sigo por el cimiento
de la noche
a donde vayas voy
por tu caricia
a donde vayas
voy
(a mi niña Ximena)
El pintor José Carralero (por Eduardo Margareto)
julio 9, 2015
Calidad de poesía y de pintura. Enhorabuena a Villarreal y Carralero, una perfecta armonía entre palabra e imagen. Se agradecen las muestras de calidad que ofrece esta revista.