Fotografías de Jacqueline Alencar
Qué decir ante una poeta-poeta que esto escribe: El silencio es ahora/ esta necesidad brutal/ de dar un grito”. Se trata de Lilliam Moro (La Habana, 1946), una poeta que mucho aprecio por su obra, sí, pero también por su impronta existencial: discreta, sabedora de mucho y ungida de humildad tras este tránsito donde mece su destierro.
Ella vivió varios años en Ávila y ahora reside en Miami. Desde allí me llegó su “Obra Poética casi Completa” (Editorial Silueta, Miami, 2013, pp. 317. Prólogo de Carlos Espinosa y nota d contracubierta de Pío E. Serrano). Magnífica esta Arca donde ha acopiado la savia de sus creaciones ya publicadas (La cara de la guerra (1972); Poemas del 42 (1988) y Cuaderno de La Habana (2005); pero también un buen manojo de nuevos poemas, algunos publicados en libros o revistas, pero inéditos la mayoría: todos bajo el título “Tabla de Salvación” (2006-2013).
La poesía de Lilliam Moro se entreteje en el alma y se anota para ir reviviendo, sin lisonjas ni desdenes. Lo suyo está tallado en la intemperie del Destino humano, migrancia y afectos, destilación de sentidas palabras preñadas de memorioso pensar. Celebro esta obra reunida porque sé del valor lo que va escribiendo esta excelente poeta que estudió Letras y Artes en la Universidad de La Habana y que, además, ha publicado una novela En la boca del lobo (2004), que fue Premio de Novela Corta “Villanueva del Pardillo” en Madrid.
NOCHE EN EL ANDÉN
Eres el tren que se aleja en la oscuridad
mientras yo me quedo con los últimos gestos inútiles
de haber querido alcanzarlo
mi paso apresurado
pero ya se iba
un punto pequeñísimo apenas;
sigo de pie en este andén de provincia
con el desconcierto que dejan los intentos fallidos,
aquí en la misma oscuridad en la que el tren se adentra
siguiendo la ruta acostumbrada de su itinerario.
Hace frío en el andén de Ávila;
el viento del norte hiere lo que queda de mí
mientras el tren se pierde en el olvido
como todos los trenes a los que he llegado tarde.
Portada el libro: «Obra completa,casi completa»
CÓMO SE CANSA EL CORAZÓN O ESTO QUE SUENA
entre pecho y espalda.
Ya ves, funciona bien,
y sin embargo a veces parece que no puede,
que se niega a seguir empujando los días,
latiendo por sonrisas
o casi reventar cuando aparece el miedo.
Pero se llama al orden:
cómo palpita en su mecánica costumbre,
qué gran sentido de la responsabilidad,
del trabajo bien hecho,
qué tozudez la suya de prolongar el caos.
RÓMPETE EL PECHO CONTRA EL MUNDO
deja tus dientes en el semejante
y besa el rostro de la crisis,
hazle el amor al más insoportable
momento cotidiano del ganarte la vida
en que te juegas un poema
o los libros cerrados hasta quién sabe cuándo.
Trepa al cuello de la inútil mañana,
bórrale el maquillaje y hasta la luz del sol
tan favorecedora. Hoy todo se ha hecho para ti:
el caballo salvaje galopará llevándote,
el mundo será tuyo cuando ensayes
la caída perfecta
el equilibrio del vacío
el vértigo del aire que te besa
como jamás ninguna:
serás dios, serás fuego,
pero siempre quemándote, quemándote.
DESPEDIDA
Para Amando Fernández
Qué sorpresa la vida, amigo, en esta playa
desde la que miramos esa balsa alejándose,
en la que cada uno ha montado por turno
y ha navegado solo. La Rosa de los Vientos
sólo ha servido para desorientarnos.
El mar está tranquilo. El oleaje en susurros
moja los pies y se retira. La piel arde, conserva
la insolación terrible de la infamia.
Hemos dicho tantas veces adiós.
Pero estamos aquí contra viento y marea.
La noche está ahora mismo despejada:
el farero olvidó encender la linterna
y la calma da frío. Los ojos casi duelen
buscando una señal que no aparece nunca.
Lilliam Moro con poetas de España, Portugal y América Latina
JUEGO DE NAIPES
Colocamos los naipes en forma de abanico
entre la mano izquierda sudorosa.
Allí están las figuras reinantes, medievales,
los secretos de guerra, el As de Corazón.
Tú juegas a ganar, yo a ayudarte a vencer
como quien gana de distinta manera. No
hay defensa posible. No
hay un signo en tu rostro que descubra tu miedo
de vencedor profesional; sólo tus manos sudan:
duro oficio de matar por vivir. Inesperadamente
me retiro del juego
pero tú no adivinas que mi derrota anticipada
es por no descubrir tu “bluff” enmascarado
y recoges las cartas, afianzando tu triunfo
en mi mirada triste, lejana, de recuerdo.
CUANDO ACARICIO TU CABELLO, A TIENTAS
doy con tu soledad, doy con las ganas
de algo que quiso ser
de alguien que junta los trocitos
de otro día perdido.
(Ya ves, ahora es de noche
y cómo hemos matado tantas cosas)
No desesperes, sin embargo, duerme ahora:
ya sabes que la noche todo lo vuelve breve
y algún día será el día de mañana.
LOS FIELES DIFUNTOS
… su paso de acordeón, su palabrota…
CÉSAR VALLEJO
Pasan,
se esfuman de la escena
y sólo dejan flotando en la memoria
los más escuetos rasgos,
boceto de una cara de frente o de perfil,
los asuntos pendientes,
algunas frases fuera de contexto
y los tristes zapatos que anduvieron
el paso tan fugaz del día a día.
De pronto un golpetazo terminó la rutina,
una brusca manera de estropearles la tarde
los lanzó al otro lado.
Nosotros, los de acá,
sólo atinamos a decir
unas cuantas bobadas.
Hasta que suenen en la puerta,
en nuestra puerta,
esos toques que nadie más escucha.
SALTA CABALLO POR EL AIRE,
salta tus tres espacios y no más allá:
defiende el porvenir de la jugada
según los límites impuestos,
guarda los flancos, las demás caídas
‑ésas que bien conocen los peones‑.
Tu corazón estalla de tanto brío inquieto
sostenido entre tus fuertes patas;
allá por tu derecha
un alfil se te yergue siniestro y tú le miras.
Sosténte la consigna, que lo demás no importa.
Tú caerás, es probable,
ya lo esperas,
pero qué triunfo último, qué ganas
de aplastar en tu mirada, qué crines
vaporosas en tu muerte.
4 Carmen Ruiz Barrionuevo, Lilliam Moro y Emilio Mozo
SEÑORA DE LA NOCHE
de la luz oblicua de las calles
de las puñaladas, de los borrachos y las puertas cerradas
señora de los mendigos y los perros hambrientos,
de las aceras húmedas.
En tu hora todo recobra su sonido:
el aire suena más, los pasos en la calle,
la soledad suena más.
Señora del eco,
de la contestación pronta y lejana
señora prostituta de la noche
¿me da usted fuego para mi cigarrillo cardíaco?
No me deje usted sin la respuesta,
es tarde
Dios también duerme como todos los otros,
ayúdeme a llegar a casa:
mis fotos se están volviendo pedazos sucios
y amarillos.
TARDE EN EL MALECÓN
… en vísperas de un largo viaje…
JOSÉ MARTÍ
¿Qué haremos en este mes de marzo
que va transcurriendo sin pena ni gloria?
El tiempo es ya normal para esta época:
frescos amaneceres y tardes veraniegas.
No hablemos del futuro, sólo del medio mes
que nos queda pendiente, te decía,
y tú vaciaste los bolsillos repletos
de actos fallidos,
las frustraciones a tono con la edad,
y sobre todo tantos buenos propósitos
del dios irresoluto de uno mismo.
Volvamos al principio: ¿qué significa un mes
dentro de tantos meses
siempre de un lado para otro
para volver aquí?
¿Qué es ese ruido?, dije,
y era sólo el silencio de un corazón cansado.
Centellean las luces al otro lado de la tarde.
¡Qué peso abrumador sentir el cielo encima
sin un color determinado!
¡Qué tanto ir y venir de cuerpos sudorosos,
qué agobio de esperanza entre las entrepiernas,
qué tráfico de hambre, de paisaje y de ruina!
Calla, que es el atardecer. Es la agonía
de un pájaro aleteando dentro de nuestro pecho.
Algo se muere siempre cuando cae la tarde:
hablemos con un poco de respeto.
Retomemos el tema: ¿qué podemos hacer
en este mes de marzo
que ya se incrusta como un remordimiento?
La noche se avecina como la ansiada tregua.
Dejemos hoy las cosas como están:
mañana se verá todo más claro.
EL ÚLTIMO RESPLANDOR DE LA TARDE
DESDE EL PUENTE DE SEGOVIA
Te rodean la Almudena, el Campo del Moro,
San Francisco el Grande y el Palacio de Oriente
como puntos cardinales de tu desconcierto.
El presente no existe, es lo que dice el agua poca y sucia
del Manzanares
entrando lentamente en el pasado.
Impávido por el efecto de la certeza simple
como las pocas, poquísimas verdades que son incuestionables,
el río te revela, en su fluir pausado,
que todo es un pretérito reciente
que ya has dejado de vivir
aunque lo estés viviendo por inercia.
El último resplandor del ocaso
cubre la franja estrecha del escaso caudal.
La gente pasa, despreocupada, con prisa o de paseo,
pero tú estás ahí,
solo como únicamente lo están
los que carecen de futuro,
apoyado en el muro gastado de la piedra del puente
disimulando el estupor
porque el pasado es lo único que cuenta,
tu miserable posesión, lo que da fe de ti
hasta que un día se disuelva contigo.
Es un fardo pesado la memoria.
Lo demás, son palabras,
precarios optimismos
de los que echamos mano sin pudor
prolongando lo inútil.
Pero el río está ahí,
y tú, apoyado en el muro,
no fluyes como el agua, simplemente resistes
atrapado en un tiempo que no es pasado ni futuro
sino un presente detenido en el agua estancada.
Los cubanos León de la Hoz y Lilliam Moro, en la Plaza Mayor
NO TE CONOZCO YA SIN TU SILENCIO
sin esa forma ambigua de existencia
donde puedes vivir, o quizás vives
pero vives tú allá: tú, lo lejano,
con tu morir a medias, exhaustivo,
con tu mirada torpe y tantas cosas.
No puedo imaginarte si vivieras
como no vives ya. Yo necesito
estrechar esta ausencia que se escurre
un recuerdo con nombre y una sombra
viviendo aquí por ti.
Eres un signo, un rostro de retrato
que se acerca y me mira
diciéndome que existe.
RECORDANDO A QUEVEDO
Estoy al comenzar lo que termina
lo que no tiene fin, ha concluido,
lo que no se resuelve, está resuelto
¡y yo voy a empezar, puro, inocente!
a comenzar sabiendo que no llego
y llegando sabiendo que era tarde
pues no hay adónde ir,
no existe coma, ni punto,
ni paréntesis, ni pausas.
Me quedo en la función, práctica y simple,
de un par de importantísimas comillas.
TU NOMBRE
La paz lleva tu nombre
como el Amor es el Amor sin otra añadidura.
Si lo pronuncio quedamente
mi voz con letras me recorre dentro
como la sangre misma que arrastra las escorias
de las que no sabemos prescindir
porque el dolor se ha vuelto una costumbre.
Limpia toda mi alma para dejarla como era
antes de yo existir con nombre y apellidos,
cuando era solo la posibilidad de tu perfecto hacer.
Pero si lo que pido ya llega con retraso,
déjame entonces que te siga nombrando,
Señor, con el silencio.
Lilliam Moro, Alfredo Pérez Alencart y Jacqueline Alencar (foto de José Pulido)
julio 4, 2014
Felicitaciones, Lilliam, por tu hermosa poesía.
julio 5, 2014
Buena antologia de nuestra gran poeta. Salud en vida y poesia. Jj
julio 5, 2014
Felicitaciones a esta excelente poeta cubana.
julio 6, 2014
Me han gustado los poemas de Lilliam Moro.
Enhorabuena por la selección, pues invita
a conocer más de su obra.
julio 6, 2014
Gracias: Una de mis poetas cubanas preferidas.
Alberto Lauro
julio 7, 2014
Muy buena poeta. Se agradece.