Ingrid Valencia, por Miguel Elías
Crear en Salamanca ofrece, por vez primera, algunos de los poemas que en Salamanca leerá Ingrid Valencia (Ciudad de México, 1983). Poeta, editora y gestora cultural, fue directora de la revista La Manzana, arte & psique, que fundó en 2005 y dirigió hasta 2010. Desde hace seis años es coordinadora editorial de Cuicuilco. Revista de ciencias antropológicas, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Sus poemarios son: La inacabable sombra (México, Literalia editores, 2008); De Nebra (México, La Ceibita, Conaculta, 2013); Taxidermia (México, Ediciones El Humo, Conaculta, 2015); One Ticket (traducido al francés por Odeline Salmeron Canadá, Éditions de la Grenouillère, 2015) y Un círculo en otro sol (con traducción al inglés por Don Cellini, México, The Ofi Press, 2016). Aparece en las antologías Diez y nota (Secretaría de Cultura de Jalisco, 2010) y Anuario de poesía mexicana (Fondo de Cultura Económica, 2006), entre otras. En Salamanca recibirá el III Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador y presentará su poemario ‘Oscúrame’ (Diputación de Salamanca, 2016).
Don Quijote, de Miguel Elías
PÓLVORA Y ESTAÑO
Al ingenioso hidalgo
don Quijote de la Mancha
Si es la travesía de lo dicho,
si son las fronteras que se borran,
si la bala llega como un traidor
que desconoce el nombre y las palabras,
¿qué cielo habremos de mirar?,
¿qué farsa explotará la piel?,
¿cuántos ojos cavaremos?
Supliré una tarde con el rayo
con esta espera que cubre el arma,
junto al arco y la vida.
Será una guerra distinta.
Será esta líquida música
un témpano en los ríos,
un témpano ya invisible
alzado como el gesto del adiós,
el conocido, el húmedo,
el que cae con preciso encuentro,
sin pólvora ni lejanía.
Rama, de Miguel Elías
RÍO NEGRO
Busco en mis manos una línea
que conduzca a tus ojos
y en ellos deletrearme.
Olvido en ti mi nombre.
El que oculta a Dios
bajo su sombra.
Sueño, de Miguel Elías
INTACTO
Certeza es la piel reflejada en el agua.
Son las manos que navegan en lo profundo
hasta que alguno niegue el horizonte
sentado en la piedra blanca de la vejez.
Aún hay tiempo para nombrar
bajo la montaña
la luz que se escurre en el polvo.
Los árboles fugaces
comienzan a teñir el paisaje
de afiladas grietas como venas en la noche.
La ciudad se repite
con su constelación hostil de ojos,
negando el pulso del sol en las sienes.
También
el amanecer
se conserva intacto
contra el mar.
El que parte, de Miguel Elías
QUÉ FÁCIL ES IRSE…
Qué fácil es irse
Dejar todo a la luz,
al fuego,
salir con prisa fingida,
hacer brillar los labios y mirar
con extraña alegría
un rostro deformado por el viento.
Uvas, de Miguel Elías
ME DESPEDÍ DE LA GUERRA…
Me despedí de la guerra
que abría el baúl de lo lejano.
Dejé la espera al centro
de un estadio inundado con plantas.
Las vi crecer tan alto
que me olvidé de los demás.
Mientras me hacía pequeño
aprendí a contar las horas
con una espiga entre los dientes.
Desnudo, de Miguel Elías
ATRÁS, DONDE LOS PLIEGUES…
Atrás, donde los pliegues
de la memoria corrompen
la quietud del estanque.
Donde el cuerpo se sumerge
tres veces en el mismo sueño.
Atrás crece la sospecha
del tanto blanco
en medio de la tarde.
Y, al fondo, esa línea
ahogándose.
Dibujo de Miguel Elías
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