La poeta Paquita Dipego
Crear en Salamanca tiene el placer de publicar cinco poemas de Paquita Dipego, seleccionados del libro «Hallazgos de Lobos y de Mar» (Editorial Azul, Valladolid, 2017), el mismo que ganó IV Premio de Poesía Treciembre» (José Luis Quintanilla Sagüillo) 2017, otorgado por un jurado presidido por Carlos Aganzo, y por los poetas, Antonio Piedra, José Antonio Valle Alonso, Santiago Redondo y Araceli Sagüillo. Paquita Dipego Díaz (Lleida, 1960), es diplomada en Ciencias Empresariales, y casi toda su vida ha estado relacionada con la Dirección y Administración de empresas, la Economía y la Auditoría de cuentas, hasta el año 2009, en que murió su madre y se volcó a su pasión desde niña: la poesía. Ha publicado en diversas antologías y revistas literarias y ha escrito regularmente en el Diario Debatepress. Ha sido traducida al italiano en el proyecto de resistencia cultural «Carmina in mínima re». Tiene una mención de honor en «Mujeres poetas internacional» de la República Dominicana y tiene publicado el poemario «Noches nómadas» (Editorial Vitruvio, Madrid, 2015).
Portada del libro premiado
LOBOS INVISIBLES
Estáis ahí, os percibo, nunca me abandonasteis,
en pertinaz asalto por mi casa y mis ojos.
Hacéis de mis armarios guarida de entreactos,
escondidos en pliegues de mi falda de niña.
En sigiloso brinco, espantáis la impresora
que emborrona cuartillas con sapos y culebras.
Os veo entre las facturas, en la cuenta del banco,
descuadrando el balance, sin cálculo en destrozos.
Os metéis en mi coche y movéis el paisaje
para que no consiga salir ilesa y tiemble.
Y os coláis en mi cama, en garra despiadada
desfigurando el rostro, arañando el espanto.
IMPOSIBILIDAD DEL GALOPE
Que la firmeza encuentre
el tono exacto y pueda
esbozar en el ritmo la alegría.
Que el trote no me lance
en precipicios vacuos
de maleza sin fondo.
Me derribó el galope de corceles gigantes,
sin que la sangre escandalice mis heridas.
Un hematoma enorme, que aloja mi envoltura
invalida el gesto a la carrera.
Mis íntimos rencores
devienen alaridos
roncos,
cuando percibo el diente
de los lobos que rondan todavía,
rasgando la carcoma de los años.
Obra de Marzabal
EXPROPIACIÓN DEL MAR
Has trazado una línea al horizonte
de un mar que ya no es tuyo.
Qué harán con su mirada las gaviotas
al recorrer el hueco de tu ausencia.
Quién prestará atención
al idioma cifrado de las olas,
si sólo tú entendías su mensaje de espuma,
cuando en la amanecida eran todo secretos,
caracola en susurro.
Y, entrada ya la noche, pasión en cataclismo,
estallido salvaje,
en los acantilados del delirio.
¿Recordará el mar tu rostro
si un día la memoria de tu nombre
no late en sus mareas?
SENDA DE LA HERIDA
Y el alma reconoce, dolorida,
su inútil equilibrio, en mediadora
de la vana razón, calculadora,
y un delirio mortal. Está perdida
por la senda llagada de la herida
entre hilos musicales de la aurora
que en un vaivén la mecen: ¡llora, llora!
y en llanto duerme al alma, agradecida.
Y aspira a ser el pájaro en su vuelo
que alcance simetría en esa rama
mitad verdad y mitad desvarío.
Confundirse en azul, en mar y en cielo…
y abajo la razón que desparrama,
en todo su caudal, un ancho río.
La madre-mar, de Emilio Jiménez
VÉRTIGO EN LA AUSENCIA
Tan llena está la casa de tu ausencia
que no tiene cabida la memoria.
Tú eres la casa, madre. Tú su historia
y en mi querer, queriendo, eres presencia.
Confusa te sorprende mi inocencia
de niña que voltea en ésta noria
de vida delirante, giratoria
en anhelo del eje de tu esencia.
Y en vértigo constante se debate
mi ser en paradoja de lo humano
y giro en mi delirio y cuando giro
si estoy en lo más alto mi alma late,
sostenida en el cielo de tu mano.
Si estoy en lo más hondo… no te miro.
La poeta Araceli Sagüillo, fundadora del premio, con el libro ganador
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.