El poeta Germán Guerra
Crear en Salamanca se complace en publicar algunos de los poemas que en Salamanca leerá Germán Guerra (Guantánamo, Cuba, 1966). Poeta, ensayista, fotógrafo, editor y diseñador gráfico. Estudió Informática y Bibliotecología en la Universidad M. V. Lomonosov de Moscú y en la Universidad de La Habana. Reside en Estados Unidos desde 1992. Editor de noticias y segundo jefe de redacción del periódico El Nuevo Herald, en Miami. Ha publicado Dos poemas (Colección Strumento, Miami, 1998), Metal (Dylemma, Miami, 1998), Libro de silencio (Ediciones EntreRíos, Los Ángeles–Miami, 2007) y Oficio de tinieblas (Aduana Vieja, Valencia, 2014). Dirige desde 1998 la Colección Strumento, dedicada a la publicación artesanal de libros de poesía. Sus poemas, artículos y ensayos han sido antologados y publicados en revistas y diarios de Cuba, España, México, Francia y Estados Unidos.
Pájaro, de Miguel Elías
EL POETA
El poeta que cantó desde el silencio
moldeando en los escombros las palabras
que detienen el golpe de las horas
y procuran el pan y los abrazos.
El hombre que cayó junto al silencio
cuando fue traducido al esperanto
y acusado de apátrida y traidor,
de maricón y abusador de niños.
Con las manos cortadas y sin pechos
Dante Lorca Maiakovsky Pound Padilla
laureados por decreto con destierros,
con celdas de castigo y con suicidios.
Desnudo, de Miguel Elías
LA PUTA DE CUARESMA
Los que ordenan quemar las bibliotecas,
los que levantan altos manicomios
para mañana reescribir la historia.
El héroe que agoniza en los asilos
de una patria que no le pertenece.
El tendedor de puentes, el soldado
que regresa sin piernas de la guerra.
La puta de Cuaresma y madrugadas
que en el último bar de mala muerte
le regala su cuerpo al asesino,
psicópata que en cada luna llena
mata una hembra y escribe una elegía.
Acuarela de Miguel Elías
TEMPORA MUTANTUR
La niña del ojo en el ojo de la niña,
la niña en la niña del ojo de su padre
cuestionando dudas, certezas del vacío,
cuestionando desde lo más remoto de su infancia
— Papá, ¿Qué es la teofanía?
Cuestionando el tiempo, el espacio,
las vidas paralelas y otras vidas.
La niña del ojo de su padre
afirmando desde lo más profundo de la historia
certezas de la nada.
La niña escapa de la niña del ojo de su padre,
la niña del ojo de su padre atisbando los hilos invisibles
aceptando el tiempo de la espera el ciclo la parábola.
La tarde escupiendo sus últimos destellos.
Húmeda parábola de luz rumbo a los hombres
en la niña del ojo de su padre,
en la niña del ojo del padre de su padre,
en el Ojo de Dios y de otro padre y todos,
acatando justo al centro de la noche
la necesidad de respirar
al sur de siete lunas ordinarias.
Pintura de Miguel Elías
MI PADRE
su presencia en los rincones de luz,
en la luz de todas las mañanas.
Porque lo encuentro sentado
bajo la atrocidad de cada mediodía
—la multitud ya olvida al hombre
que gesticula otra promesa en la tribuna,
en la plaza que es el centro de los pueblos.
Todos descansan su tedio y la mirada
entre las manos calladas de mi padre—
mientras afina las palomas del acto
que conocen, que roza la costumbre,
y se abre las paredes del pecho
para sacar, sangrante, un corazón
que hace estallar en el silencio
roto por las voces que ahora invocan
un milagro y el nombre del Mesías.
En el último plano de la escena
el podio está vacío, ya no hay voz
martillando sueños en el polvo,
sobre la frente de los hombres,
mientras sigo, en silencio, el camino
marcado en las paredes de la noche.
Collage, de Miguel Elías
EL VIEJO PAYASO
Eliseo Diego, in memoriam
El viejo payaso que habla con su hijo
martillando en el viento las palabras
y aconseja en silencio las maneras
de inclinarse ante un público sin rostro
que alienta y petrifica las tinieblas,
y acabada la luz del espectáculo
—con el circo preñado de fantasmas
como pájaros muertos en el polvo—
guarda su corazón en el armario,
se limpia el maquillaje ante el espejo
y esconde las heridas y una lágrima
que la vida ha tatuado en su mejilla.
Manos, de Miguel Elías
LAS MANOS DE CERVANTES
…se toca la barba con la mano
y se pregunta si está herido o muerto.
Jorge Luis Borges
Cuando todo es virtual como las horas
y vale más un coro de fantasmas
que un pedazo de pan y una caricia,
un poeta busca al fondo del espejo
y en el manto de polvo de sus libros
los rastros de la vida de Cervantes.
Lo despiertan la fiebre y unos versos
y regresa a las páginas de Ariosto
libre de toda humana pesadumbre,
sin saber que en el pecho de los hombres
el hidalgo fue un sueño del Quijote
y Cervantes un sueño del hidalgo.
Inclina la cabeza sobre el libro,
cae la luz en las manos del soldado,
le tiemblan las palabras pecho adentro
y el rostro en el reflejo de la espada.
Hoy no cantan los gallos de La Mancha,
amanece en el golfo de Lepanto.
Sábado, abril 30 y 2016.
Cervantes (boceto), de Miguel Elías
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