El poeta José Antonio Valle Alonso, con su nuevo poemario
Crear en Salamanca se complace en publicar cinco poemas de “Fiebre en la huella” (Ediciones Vitrubio, Madrid, 2018), el nuevo poemario de José Antonio Valle Alonso (Villamor de los Escuderos, Zamora, 1950). Valle Alonso ha publicado, entre otros, los siguientes poemarios: Luz y tinieblas (1976); Marchito rosal (1979); La soledad (1987); Hacia la luz desnuda (1994); Primavera íntima (1997); Bajo el puente de Cronos (1999); La espiral del sueño (2006), El color de la fiebre (2011); Temblor de sombras (2011); Volcán de los deseos (2011); Templo del tiempo (2012); El color de la fiebre (2012); Y tanta luz para buscar la noche (2014); La otra orilla (2014); Y esta rosa de luz o La eternidad de la azucena (2016); Adagio en París (2016) y La flor de Lis o Lirio de los valles (2018). Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Poesía Jorge Manrique, el Premio Nacional de Poesía del Ateneo de Valladolid o el XXVIII Premio Internacional de Poesía “Justas Poéticas Castellanas”. Formó parte de la coordinación de “Los Viernes del Sarmiento”, reconocidos encuentros poéticos vallisoletanos patrocinados por la Obra Cultural del BBVA y que dirigieron Andrés Quintanilla Buey y Araceli Sagüillo.
Fotografía de José Amador Martín
UNA CANCIÓN PARA LOS PÁJAROS
Un fragmento de noche desprendido
guardo en los ojos para no olvidarte,
para volver contigo hacia la nada
sangrándonos de amor, haciendo río
hacia aquella ilusión interminable.
Cuánta caricia rota desprendida
el cielo nos dejó, desazulado.
Y cuántas rosas se llevó la lluvia
de abril, y cuánta floración de estrellas.
Azucenas tal vez nieven el campo
y pétalos aniden de amapolas,
y anide el corazón y anide el alma
una canción azul para los pájaros.
Y en la pared del fondo el alba anide.
Fotografía de José Amador Martín
EBRIO DE NOCHE
Me he quedado tal vez anochecido
a fuerza de mirar porque es mañana.
Y tengo que volver bajo las nubes,
regresar a los ojos de la lluvia
y dejarme llevar ebrio de sueño,
ebrio de corazón y ebrio de noche
hasta la voz caída haciendo arroyo
hacia el lago sin lindes de mi vida.
Y los ojos crecidos hasta el cielo.
Y el corazón saltándome en las manos.
Y la canción del agua entre los olmos,
irrepetible surco de la infancia.
Y el huerto ebrio de amanecida.
Y yo, dejándome soñar, sin sueños.
Fotografía de José Amador Martín
ESCARBO EL ALBA
Me acerco a la sonrisa con fiebre en la memoria
mientras deshago el llanto en el llanto anudado.
Hay suspiros que rompen el silencio más hondo,
el silencio que sabe el secreto del alma.
Una brizna de aire, solamente una brizna
y ha deshojado el álamo y el chopo
y el olmo ha deshojado:
Alas de mi niñez a cielo abierto.
¡El Iris del amor voló tan alto!
Así, como esta noche.
Con las alas partidas, a la espera
del Ángel del milagro.
Y no llega.
Y sin embargo aviva,
aviva no sé qué ilusión dormida en el sueño:
Babel de mi inocencia.
Y estoy junto a la lumbre,
ceniza de tomillo.
Y escarbo el alba.
Y YO QUÉ SABÍA
Una nube,
un sueño,
un racimo de estrellas,
un segundo empapado eternamente
y más azul, y más, llenas las manos.
Y hasta en mis ojos negros azulaba la luz.
Y encendí las palabras
para llamarte,
para decirte, amor, está lloviendo…
Y no me quedan huellas para volver a casa.
Y seguí campo abierto con tu nombre en la boca.
Y se acabó tu nombre
hacia la madrugada…
Y se escondía el cielo
detrás de cada letra.
Amor, está lloviendo…
Y es mucha mar para mis ojos solos.
Fotografía de José Amador Martín
¿DÓNDE…?
¿Dónde ese amor que sabe a lejanía,
a beso amargo, a luz crepuscular,
a llanto roto, a escozor de ortigas?
¿Dónde la mano, el pecho, dónde los ojos miel,
fiebre en el alma, amor, entre las ruinas?
¿Dónde esa luz primera, esa alborada
creciéndome en la sangre la alegría?
¿Dónde esa noche haciendo iris de amor
cabe los sueños, en el barbecho de mi vida?
¿Dónde la madrugada, sábanas al viento,
labios ardidos, ascua siempre viva?
¿Dónde el camino aquel que me llevaba a casa
cuando ebrio de amor sobre mis pies caía?
¿Dónde la enredadera de la luna
entrando hasta tu cuarto, nuestra cita?
¿Dónde la flor, y dónde la colmena,
y dónde la verdad, dónde la vida?
Fotografía de José Amador Martín
Portada de Fiebre en la huella, publicado por Vitrubio
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