Salamanca, de José Amador Martín
Crear en Salamanca se congratula en publicar tres textos inéditos de excelentes poetas que suelen colaborar con nuestra revista. El primero es un poema en tono jocoso del poeta madrileño Enrique Gracia Trinidad. El segundo, dedicado al Festivas Internacional de Poesía Los Confines, en Honduras, es obra del maestro Jaime García Maffla, poeta y filósofo colombiano. Finalmente, el tercero fue enviado por el poeta abulense Santos Jiménez, que participará en el próximo Encuentro de Poetas Iberoamericanos, a celebrarse en octubre.
ENRIQUE GRACIA TRINIDAD
(España)
LA RANA DE SALAMANCA
Para los cinco que andáis por la Ciudad Dorada
La rana de Salamanca
dicen que sabe de todo
pero yo no encuentro el modo
de que active la palanca
que los versos desatranca.
Aunque me llama su amigo
y hasta pasea conmigo,
si le presento a un poeta
me hace una cuchufleta
diciendo: «¡Me importa un higo!
Que se vayan a aprender
lo de los versos contigo
porque aquí mismo te digo
que tengo a gala saber
que no basta con querer
ni con lucir sentimiento.
Caricatura de Enrique Gracia Trinidad, dedicada en Salamanca a Jacqueline y A. P. Alencart
Por eso yo ni lo intento».
Y vuelve a su madriguera
que es la vieja calavera
que tiene en un monumento.
Yo quedo desconsolado
y me esfuerzo como puedo
—siempre con algo de miedo—
intentando por mi lado
que aprendan el negociado
de poner arte y razón,
además de corazón,
en sus versos y soporten
que a la rana no le importen
su voz y su vocación.
Obra de Odilon Redon
JAIME GARCÍA MAFFLA
(Colombia)
POESÍA EN HONDURAS
Celebración, esta la mía
Saludo y aire al mástil
De un Festival, Auto Sacramental
De playa a playa en ondas de un hondo
Coro unido por verso eterno de estival floración…
Roberto Sosa, eco de amistad única;
Alumno mío, y en Colombia
Rigoberto Paredes,
Que su noticia en andas, Salvador Madrid,
Néstor Ulloa, a mí llegó en botella lanzada al mar
Por mano y amor de Alfredo Pérez Alencart.
«Saeta de esperanza»… Festival o heredad recuperada,
Salvaguardia al mástil de los versos y el verbo
En su verdad sumando latitudes, mas por dicha
De darse, ser a que allí vuelva y vuele
Para en él estar, la poesía de todos otra vez entre todos…
Fotografía de José Amador Martín
SANTOS JIMÉNEZ
(España)
Estoy pensando que necesito hablar contigo con urgencia.
Nunca he dejado de hacerlo, pero hoy presiento que tú también, de alguna forma, quieres decirme algo; por eso estoy atento al imposible.
No, no es cosa de los huertos; los huertos están bien, la viña hermosa, los castaños cuajados, llenos de inofensivos erizos con pinchos ahora como seda. No, no es eso. ¡Ay, si fuera eso! ¡Si solo fuera eso! ¡Ojalá fuera eso! Asuntos, contingencias, acarreos, riegos, madrugadas, azadas, hierbajos, la luz, la luz de la tarde que partía de un tajo los caminos, la vuelta, la fuente, el poyo de la casa, la Paca con la cena… Pero no, no es eso.
Yo no sé si en algún resquicio de la herencia me legaste la parte de este desasosiego. Tendrías que decirme algo ahora mismo y callas, y sé que tampoco a ti te lo dijeron. Espero ante todo y ante todos estar contigo; no fallarte a ti aunque falle al mundo entero. Y reconozco sí, claro que sí, y descifro este silencio, entreverado en la lengua del aire, en el que sobran todas las palabras.
Fotografía de José Amador Martín
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