La poeta Carmen Palomo, por Miguel Elías
Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar algunos de los poemas que en Salamanca leerá Carmen Palomo Pinel (Madrid, 1980). Doctora en Derecho Romano y profesora de dicha especialidad en la Universidad CEU San Pablo, de Madrid. Como poeta tiene publicado un libro conjunto (Poemas del tren, 2004) y ha obtenido varios reconocimientos, como el Premio de poesía “Miguel Hernández”, otorgado por el Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Madrid (1998), el Premio de poesía “Ángel Herrera”, (2001), el 1º Premio Concurso Internacional de sonetos “Memorial Bruno Alzola” (2006) o el Premio Internacional de Poesía ‘Francisco de Aldana’ en Lengua Castellana, otorgado este año en Nápoles, por su libro ‘Glosas al fuego’.
Salamanca, de Miguel Elías
PORQUE ERES GIRASOL DE TURBACIONES…
Porque eres girasol de turbaciones
que me cerca en su giro indescriptible.
Porque me sube al labio enardecido
un jubiloso pálpito de sangre.
Porque en río de luz te precipitas
por el cauce de mis desolaciones.
Porque te revestí de tinta y pluma
y apuntalé tus ojos con palabras.
Porque los poros de tu piel recuerdan
a ese muro argentino con que sueño.
Porque mi ser sin ti se desdibuja
transformándose en sordas escaleras.
Porque me salvas. Porque me destrozas.
Porque eres nido de interrogaciones.
Porque eres barco y mar de mis naufragios.
Porque sin ti se estrechan las colinas
y me asalta un terror de carretera
si no te tengo, amor, si no te tengo.
Porque me arrastras. Porque estás dormido
y en tu sueño levantas un imperio
de hojas de té y páginas de asombro.
Porque te he escudriñado hasta la rabia.
Porque la rabia no se estrella en ti.
Porque de madrugada eres venero
que brota de mi sueño en lo escondido,
voy a empapar en savia de tus ojos
el pájaro fugaz de mi existencia.
Pájaro, de Miguel Elías
AMO A VECES LAS COSAS SIN PALABRAS…
Amo a veces las cosas sin palabras,
la cristalización de la tormenta, Moisés temblando,
abscesos en las piedras, sangrantes cuarzos,
geodas de la ley incandescentes.
Aguardo ansiosa la leva de los ejércitos bárbaros.
Amo a veces en cambio las palabras sin cosas,
el soplo de la brisa que susurra tu nombre
al borde de mi nombre
y es casi nuestro nombre.
Las estructuras vacías de la luz y de la sombra,
los pozos a los que no nos asomamos
pues somos a la vez visión y pozo,
cosa y palabra,
el filo entre la culpa y la inocencia.
Espero que frunzas mi destino sin rozarlo siquiera.
Movimiento, de Miguel Elías
AMAR EL GOLPE QUE NOS ENGENDRA AUSENCIA…
Amar el golpe que nos engendra ausencia y agujero
que nos pare vacío, que nos nombra carencia
y nos crea llamada.
Amar sin ver
para que la visión
suceda.
Un susurro avanza al fin colándose entre las rendijas,
como trapecio del alba: alguien está trabajando
la madera.
Un ángel, de Miguel Elías
LETANÍA IMPOSIBLE…
Letanía imposible: quiero que un tiempo vuelva.
Me recompongo en vértigo para desaprenderme
me hundo en libros sin fondo para desaprenderme,
piscinas donde nadan fluorescentes sirenas.
Este, este es el tiempo de la desolación.
Y daría mi vida porque me desnortara
un despiste de golondrinas
o el furor de la guerra y de la caza
con su sangre olorosa
que me alivie esta necesidad de esferas.
Una doncella viene hacia mí con los brazos cortados,
su abrazo de carencia me acordona la vida.
El concepto es un sepulcro confortable para una tarde sin hojas
y amo a veces
sus dientes blancos que devoran sin daño
y otras veces los odio
y busco que inhibir mi sangre sea, en la tuya,
el rugido de una recreación.
Boceto de Don Quijote y Sancho, de Miguel Elías
MALOS ENCANTADORES: EL MAR QUE NIEGA EL MAR…
Malos encantadores: el mar que niega el mar,
la mañana que oculta la mañana, tatuajes
de sombra en que sobre mi propia espalda estoy escrita
al borde del brocal en que velo mis armas
y tú velas –terciopelo- mi gigante sin noche,
sin aguijón, luciérnagas.
Nuestra cordura vale la moneda incendiada
de cuánta locura la limita,
pesa lo que dos tórtolas,
se adorna como altar del sacrificio.
Tu pluma es el amor de una génesis sin mitos:
el fuego es nuestro, memoria, molino,
Europa en la ceniza. El fuego es nuestro.
Candeal será el vientre, lomo de clavileño
la balsa que nos alcance el puerto.
Vetas y nudos el entramado de nuestra salvación.
Pero nuestro es el Dios de la triste figura,
y el alma nos la envuelve en Dulcinea
que bien merece un lance,
y el cuerpo lo enjaeza como corcel de agua y de berilos.
Miniatura del hombre, inmensidad.
Míranos, Dios, con ojos de Quijote,
cuando arañemos bárbaros los tornos de este mundo
y el último afán de la noche sea una muerte de encaje
sin honor, sin batalla.
Cartel del XIX Encuentro de Poetas Iberoamericanos
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