Don Quijote (para el poemario Con el pie en el estribo), de Miguel Elías
Crear en Salamanca tiene la satisfacción en publicar los poemas de Carlos Nejar (Brasil), Paulo de Tarso Correia de Melo (Brasil) y Jaime García Maffla (Colombia). Son textos inéditos y aparecerán publicados en la antología AL HIDALGO QUIJOTE, coordinada por el poeta Alfredo Pérez Alencart como parte del XIX Encuentro de Poetas Iberoamericanos que esta XIX Edición rinde homenaje a Miguel de Cervantes, poeta.
Miguel de Cervantes (Boceto), de Miguel Elías
CARLOS NEJAR
(Brasil)
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
1.
La rueda de la fortuna anda más lisa
que la rueda de un molino.
Y cómo puede la desventura
y cómo ha de burlarse de ella,
escarneciendo los lances, rayos,
la trampa, el ardid, las armaduras.
De la cárcel levanté el monumento
con mi España toda en la andadura
de un rocín brioso y la errante sandez
del hidalgo y del sentido, Sancho. No,
no hay prisión o jaula que, libre,
me detenga, Ni en los ojos de los vivos
lloran cenizas. Y la mano que me faltaba
descubrió este agarrar el amor en celo
y Dulcinea del Toboso, o en mí.
Por donde la eternidad es amor y nunca
sintió. Y fui imaginando lo que la locura
puede soportar antes de explotar
desnuda, sublime, en soledad.
Y al odio inmune y al temor capté
una mentira, o laúd, o solamente
don de superar. Y no es el genio
el que hace la naturaleza, ella hace al genio.
Y antes de morir ya reí, ufano, de mi
muerte y de la locura leída por los sueños.
Sí, por soñarme embriagado,
en lo terrible vi el destierro del hombre.
A todo contemplé como si el polvo
ya fuese la humanidad constreñida,
queriendo ser feliz. No balbuceé
el tiempo y el tiempo temblando
me balbuceaba, cual niño que come
las letras, en la oscuridad, junto a las uvas.
No necesité de máscaras para ser
Miguel, lo que nunca se esconde
de vivir. Y lo que ensancha el alma
es haber luchado. Sí, mis palabras
no terminaron tan pronto. Circulares,
vuelven por donde vinieron. Más fuertes
bajo la capucha, la noche. Y fui yo
que las elegí y me eligieron.
Ninguna traiciona y todas son veloces.
Y cada uno detiene su palabra, como
sus muertos. Y no soy culpable
por ser Miguel y me dieron un corazón
que no pedí y no se quemó en el campo
de batallas. Y es más lisa la rueda
de la fortuna. Más lisa aún, desnuda, desolada.
A. P. Alencart y Carlos Nejar, en la Residencia de Estudiantes de Madrid (foto de Jacqueline Alencar)
2.
Lo que se conoce sobre ti nadie
podrá saberlo. Ni tu ser errante.
Las iras de la guerras, los golpes sin
darte las aspas del tiempo palpitante,
como la vida que nunca fue rehén,
como fuiste, del soplo viandante
en el texto donde para el ingenio
por alta dama, caballero en trance
que llamaste Quijote y ha de tener
este nombre de fiebre sobrehumana
con el rocín de intermitente flama.
Y solo gloria tuviste, como un cirio,
junto a Sancho, Quejano en el delirio
entre todo lo que sueña sin morir.
Traducción de A. P. Alencart
Paulo de Tarso Correia de Melo, por Miguel Elías
PAULO DE TARSO CORREIA DE MELO
(Brasil)
GRABADO
Sancho abraza al querido burrito:
la imagen quedó en el recuerdo.
Un oscuro aguafuerte de Doré
ilumina la memoria de infancia.
Después comprendí lo que se dijo;
era el más cierto, justo y verdadero
discurso que Cervantes escribiera:
“Mi buen amigo y compañero”,
habla Sancho, “mientras viví contigo,
días de sosiego el tiempo me dio,
mas preferí subir las gradas de la ambición,
donde solo rechazos he tenido,
y antes que dichas alturas me abandonen,
mejor las abandono yo”,
Traducción de A. P. Alencart
Jaime García Maffla, por Flavia Romani
JAIME GARCÍA MAFFLA
(Colombia)
DON QUIJOTE
A: Alfredo Pérez Alencart
- EN LA MANCHA
No era el duro siglo XII,
Sino el soñado de los Caballeros,
Que alimentó tu alma. Y los primeros
Hombres de Arturo por tu gabinete
De lectura, en donde el guanelete
De tu mirada pasó a los libreros
Que por tu yelmo hiciéronse a dineros
No de Miguel sino de Cide Hamete.
Por sendas de La Mancha caminante
Fuiste al amanecer de un claro día
En busca del Amor y eterna Fama.
No ibas tú sino tu Rocinante,
(Quien revivía la caballería)
Andante con tu lanza y con tu Dama.
Estrambote: ¿Tu apellido Quijana?
Importa poco: sólo que la historia
Eterna sea como nuestra noria…
- EN EL LAR DEL ALMIRANTE
¿Cuál la nao que a América te trajo?
No lo sé yo, ni los encantadores,
Menos las ninfas, los historiadores
Que llevaron tu día y tu trabajo.
No lo supieron las aguas del Tajo
Que al Atlántico van con los rigores
De las navegaciones de amadores
Cuyas jarcias terminan en andrajos…
Pero viniste a América y tu alma
Botó el alma en la rada de la nuestra
jPara guardarnos y alentarnos luego.
Así por templos chozas y palabras
O alcázares de adobe vió la selva
La antigua Orden de los Caballeros
Estrambote: Tú, Quijote el primero
En tu siglo de Oro aquende el mar,
En nuestro corazón y en nuestro lar.
Don Quijote (Boceto), de Miguel Elías
- EN NUESTOS HOY Y AQUÍ
A nuestro lado vas y a nuestra empresa,
Nuestros asuntos y nuestro destino,
(Después de haber oído a Montesinos)
Vuélvese ya la tuya: por ti presa.
Presa de ti y en cautiverio besa
Tu adarga tu razón y tu camino,
Tu Quimera que hace nuestro sino,
Si nuestro signo es el de la Duquesa.
Hoy es ayer, mañana es todavía,
Aquí y ahora en esta Armadura
No del siglo XXI, pues del XIII.
Por virtud de la tu blanca Utopía
Que con tu causa sigue, tu alma dura
Lo que dura la nuestra, si en ti cree.
Estrambote:
Y hoy el continente
De tu desvelo pregunta a tu espada:
Fue mi Dama o mi lanza, o es la Nada?
Cartel del XIX Encuentro de Poetas Iberoamericano
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