António y Adelaide Salvado, con algunos de los poetas participantes
Crear en Salamanca tiene el provilegio de publicar los poemas que António Salvado (Castelo Branco, 1936), leyó en Toral de los Guzmanes, durante el XIII Encuentro ‘Los Poetas y Dios’. Salvado es uno de los más notables poetas lusitanos. Ha sido distinguido por la Universidad de Salamanca y por la Cátedra de Poética “Fray Luis de León” de la Universidad Pontificia de Salamanca. También ha recibido la Medalla al Mérito Cultural por el Ministerio de Cultura de Portugal y el Premio “Chinaglia” de la Unión Brasileña de Escritores. Su obra lírica acopia cerca de sesenta títulos, entre los que están A Flor e a Noite, Na Margem das Horas, Cicatriz, Difícil Passagem, Tropos, Amada Vida, Vtere Félix, O Prodigio, Castalia, O Gosto de Escrever, Rosas de Pesto, A Plana Luz do Dia, Largas Vias, Pausas do Aedo, Rochas o Entre Pedros, o Verde. El año 2000 el Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca publicó, en castellano, su antología Los dominios de la mirada. La editorial Aríon, de Lisboa, editó en 2005 la antología Na eirá da Beira, para conmemorar su Cincuentenario de Vida Literaria. En 2010, el XIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos le tributó un homenaje y se publicó una amplia antología de su obra en un volumen titulado La hora sagrada (Poesía 1955-2010).
TRADUCCIONES DE ALFREDO PÉREZ ALENCART
REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE PABLO RODRÍGUEZ
El poeta António Salvado (Foto José Amador Martín)
RECÓNDITO RECADO A SANTA TERESA DE ÁVILA
Cerrados ojos que otra vida veían,
las manos levantadas hacia lo inefable –
¡Ah qué momentos ávidos sufridos!,
¡qué día a día, el rostro extasiado!
Conociste los peldaños hacia lo Alto
donde se confirma la unión deseada:
esa fuerza de amor que soportaste;
fue mucha la angustia por ti vivida.
De recelo en recelo y de alborozo
en alborozo, ah ¡cómo el tal amor
buscando el Amor la sangre te abrasaba!
Pero tu pasión y tu grande fe
te elevaron, en llama, para descubrir
de saberte en Él transformada.
Salvado, con Isaura Díaz y A. P. Alencart
LA CLARIDAD COMÚN
La claridad común con que Te envío
las sentidas palabras de mis gestos:
de la música la armonía
con que Te envuelve mi voz discreta.
Tú percibes cómo jadea todo mi pecho,
mi anhelo que por el aire vibra –
y es siempre acogedor, ardiente y tierno
Tú mirar silencioso y auténtico.
Palabras cubiertas de ternura,
bañadas por el rocío de la mañana,
con humildes consonantes y vocales –
son esas que Te envío y que Tú escuchas,
mientras veo cerca lo Lo que es lejano,
y, misteriosamente, coges mis manos.
Alencart y Salvado, en la lectura conjunta
AHORA
Extenuándose al tiempo mis venas,
más enrarecido el aire que aún respiro,
los pasos más bien cortos, en medio
de todo el cuerpo la piel con más arrugas,
de la cara, ya partida, una alegría
de primavera, otrora sin preocupación
de agradar a todos, o de noche o de día,
sin nada que la acallase de tan firme,
ahora que por mí surcan las nieblas,
aunque incipientes pero secretas
perturbaciones que al alma violentan
en su velo de penumbra y de silencio –
a Ti, Señor, mis manos levantadas,
las rodillas al suelo, cerviz doblada,
la boca amordazada en timidez –
me atrevo a Rogarte este pedido:
que descienda Tu mirada hasta mi alma
y cierta tranquilad Tú me concedas.
Leyendo en la casa de la Calle Mayor, junto a Adelaide
LA MAÑANA QUE VUELVE…
Entre el leve susurro de la mañana,
cuando el alba nos enternece la voz,
nuevo destello en nuestra alma gana
la esperanza, que recoge la certeza
de que la oración no fue en vano.
¿Y a qué, a quién se dirigió la oración
silenciosamente repetida
durante la noche y, ahora que amanece,
reforzada en otra melodía
es más solemne?
¿O nunca sabremos
Si Más Allá llegó nuestra confianza –
las palabras, el canto
que en nuestro pecho tenemos
como segura voz de manso abrigo?
¿O será que este llamado
sólo aguarda sonidos de una respuesta
y que la mañana que vuelve
en su albor de cándida belleza
nos traerá la Ruta desde el horizonte?
Porque el camino eres Tú: el rumbo cierto
de nuestra voz cansada, inútil, áspèra –
porque la verdad eres Tú: un sonido secreto
que nos apagará las pesadillas –
porque la única vida, en el desierto
de la soledad, eres Tú, Señor, que recibiste,
en este cruel vacío, nuestro llamado.
Y sólo esta será ¡LA ÚNICA CERTEZA!
La historiadora Maria Adelaide Neto Salvado presentó sus traducciones de textos escritos por Jacqueline Alencar, Verónica Amat, Araceli Sagüillo y Maria do Sameiro Barroso, bajo el título ‘Com Santa Teresa de Ávila’ . De Jacqueline Alencar tradujo ‘Teresa de Jesus, uma mulher do nosso tempo’); de Verónica Amat los poemas ‘Téneu a sua vida, sentimento’ y ‘Livres nos quer Deus’; de yAraceli Sagüillo ‘Carta a Teresa de Jesús’ y de la portuguesa Maria do Sameiro Barroso los poemas ‘Os arados celestes’ y ‘Pensamentos com Santa Teresa em Ávila’. Sameiro había escrito sus poemas directamente en castellano). También leyó su traducción del poema ‘Teresa me sabe a Dios’, de Alfredo Pérez Alencart.
Adelaide, con António y Alencart
Noticia del periódico GAZETA DO INTERIOR, sobre la participación de António y Adelaide Salvado en el Encuentro de Toral de los Guzmanes
http://www.gazetadointerior.pt/noticias/18-de-novembro-de-2015/castelo-branco/ant%C3%B3nio-salvado-e-adelaide-salvado-marcam-presen%C3%A7a.aspx
Otro momento de la lectura en la casa de la Calle Mayor
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