Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar algunos poemas de Abel Murcia (Vilanova i la Geltrú, 1961). Poeta, traductor, especialista de español como lengua extranjera (ELE), y ‘aprendiz de fotógrafo’. Director de los Cervantes de Varsovia y de Cracovia, y en la actualidad del Instituto Cervantes de Moscú. Autor de los poemarios Kilómetro 43 (Bartleby), Em voz baixa / En voz baja -bilingüe portugués-español- (Qualalbatroz), Haikus ventanalmentepreposicionales (Eclipsados), Des-guace personal / Osobistarobiórka, -bilingüe español-polaco- (Czuły Barbarzyńca), Desconcierto instrumental (Ediciones del 4 de agosto).Traducido al italiano, lituano, polaco y portugués.
El poeta Abel Murcia
Traductor, solo o en colaboración, de la obra, entre otros de W. Szymborska, T. Różewicz, R. Kapuściński, E. Lipska, En 2012, coautor de Poesía a contragolpe. Antología de poesía polaca contemporánea -autores nacidos entre 1960 y 1980- (Prensas Universitarias de Zaragoza). Autor de numerosos diccionarios bilingües y codirector de una serie de lecturas de ELE de la editorial Edinumen, autor de una de ellas –La última novela-, y de numerosos artículos sobre ELE. Como fotógrafo ha expuesto en diferentes exposiciones tanto individuales como colectivas. Miembro de Acett de la Asociación Colegial de Escritores de España. Miembro honorífico de la Asociación de Escritores Polacos. Galardonado con la Insignia XVº Aniversario de la Fundación Judaica de Cracovia y con la Medalla de Plata al Mérito Cultural “Gloria Artis” concedida por el Ministro de Cultura polaco.
Estos poemas han sido seleccionados del poemario Desconcierto instrumental, Colección Planeta Clandestino #145, Ediciones del 4 de agosto, Logroño (La Rioja, 2014), todo él dedicado a Kasia.
Homenaje a Repin, de Miguel Elías
Tras la fatiga y la coraza, surge la voz poética de Abel Murcia buscando re-tener o re-vivir tiempos otros que podrían haberse perdido en la rueda del tiempo, o en la garganta: Lo suyo predilecto en ‘Desconcierto instrumental’ resultan la infancia, el mar o el cubil de la noche en el tránsito existencial: lo suyo es una llama que convoca a la edad que brilla dentro de él, al terruño y a la caña secreta del amor. Celebro este libro de un español transterrado, felizmente, por lares polacos y rusos. Celebro estos versos dando cuenta de su historia comprimida, poesía hecha vida, o viceversa”.
Alfredo Pérez Alencart
(Universidad de Salamanca)
persigo al niño
que se esconde entre juegos
de mi niñez
***
Vida
acompasada te acercas y te alejas
de los labios
en un rítmico besar y desbesar
del tiempo
agarrada a la yema de los dedos
un día te abandona el tacto
perdida la batalla
sólo cambias de nombre
Mar
Es este otro regreso.
Y tú aquí sigues,
invariablemente otra,
siempre igual a ti misma.
Reflejo de tu propio reflejo,
acompasada, sinuosa compañera
también en la memoria.
Plácida presencia transparente,
agitado rumor ronroneante
jugando a ser un gato,
o una gata tal vez,
según quién se te acerque.
Extensión de todas las heridas,
perseverante cicatriz
horizonte de todas las distancias,
territorio del sueño
de una infancia pirata
náufraga de un fallido abordaje
a una tierra adulta
que se alza en otras costas.
***
Cuando regrese al pueblo
correré a visitarte;
sólo si se repite,
tiene sentido un rito.
No sé si imaginar
que, como siempre, ahí andas esperando,
o aceptar finalmente
que soy yo quien espera.
Pero sé que será otra vez el aire
quien se abalance a hacernos compañía
-la loma en el repecho del camino
donde observas el paso de las nubes
no es ajena a las leyes de la física,
el viento acorrala a las hojas del otoño
contra el muro encalado
y las deja después abandonadas
para que el tiempo las convierta en polvo-.
Compartiré contigo tu silencio
dejaré que compartas mis palabras,
iremos poco a poco
desgranando recuerdos
que un día se vistieron
de foto hoy color sepia.
Después, cuando acabemos,
recogeré con mimo lo contado ,
meteré en el bolsillo la memoria,
iré hasta la salida
y cerraré la puerta cuando salga.
Y a mis espaldas tú
te irás haciendo ocaso
y pintarás de sombras
el rojo apasionado de la tarde.
Y te irás alejando con mis pasos,
yo te iré haciendo lejanía,
haciéndote distancia,
haciendo de ti un eco
tan ayer, y tan hoy y tan mañana.
Y dejaré marcado el horizonte
con una discontinua línea de cipreses
para encontrar así, cuando lo busque,
entrada ya la noche,
el oscuro camino de regreso.
***
en la distancia
el ruido de tus pasos
sabe a tormenta
me empeñaba de niño en entender
el mundo y hacía preguntas sin parar
y así con las respuestas y sin ellas
fui haciendo un rincón en el vacío
desde el cual observar a los demás
con el tiempo cambiaron las preguntas
el rincón cada vez fue más pequeño
a la sombra de la luz de las ventanas
alcanzo a leer los garabatos
que recorren los muros del lugar
de qué color es el nombre de la cosas
a qué sabe el silencio por las noches
cómo suena el tacto de la ausencia
qué olor tiene de día la distancia
qué siente nuestra piel si no la tocan
***
serpentea el camino bordeando
una rocosa mar azul abismo
los pueblos se suceden
como cuentas de un collar de familia
presente desde siempre en la memoria
recodo tras recodo
vamos dejando atrás
al que fuimos un día
al llegar al destino
desharemos los pasos que hemos dado
sentiremos ya viejos los olores
pero ya no estaremos esperando
Horizonte de invierno
Se arremolina la luz entre nubes
grises de un febrero que se repite
tarde tras tarde. Árboles y sombras
monocromáticos buscan un cielo
que los justifique y a mí con ellos.
Hoy el invierno son restos de nieve
que lo recuerdan, y este traqueteo
incoloro de muchos de mis viernes
entre un aquí y allí que son el mismo
espacio. Las horas nos traen la noche;
a las 17.30 – el día
ya es más largo – el universo es oscuro,
negro, y yo, tú, todos, simples rehenes
de una luz que ha robado el horizonte.
Noche de lluvia
La noche se adentra en la lluvia que
resbala por los muros de las casas
y lame las ventanas con pasión
desmedida. La lluvia se disfraza
de noche, chapotea en los charcos,
se desboca alocada en los tejados,
se convierte en un río que devora
las calles entre plateados brillos
negros. Esta lluvia es noche, la noche
es lluvia y ambas se empeñan en ser
ellas. Húmeda insistente negrura,
que sombra tras gota, gota tras sombra,
multiplica incansable su presencia.
Noche de lluvia, lluvia, noche, lluvia.
A Xavier Farré
Soliloquio del acompañante
Nacer junto a los ríos
Obliga a ponerse en movimiento;
También a buscar mares,
Océanos, desiertos,
Páramos quizá
Que añoran la armonía
Del eco de las aguas.
Uno no deja de intentar
Ser el mismo
Incluso cuando cambia.
Nacer es de por sí
Una forma de sentirse obligado
A encontrar un destino.
De ahí esa costumbre
De acumular recuerdos
Que nos permitan
Abrirnos paso
En nuestros laberintos.
No eres diferente.
El espejo hoy es otro.
Quizá sí lo son tus caminos,
Tus casas, tus hogares,
O incluso tu reflejo.
Punto tras punto,
Dibujando apenas
Un paisaje sin comas
Ni horizontes,
Perdido entre alfabetos,
Te adentras,
Sin posible descanso,
En el bosque sin árboles
De tus contradicciones.
***
esta mar aquí
bañando nuestros pies
azules cielo
convirtiendo estas venas
que ahora nos recorren
en ríos que a la mar van
repitiendo su mantra
repitiéndose el mar la mar
repitiéndote a ti y a mí contigo
y a ti y a mí en nosotros
apenas esta mar
nos reconoce nos nombra
y nos desnombra
y así va dando forma
a estos cantos rodados
que eres y que soy
que somos juntos
en esta enorme playa
seré serás seremos
menos piedra
un poco más arena
también un poco agua
y después nada
eco quizá
o ni siquiera eso
***
vienes al alba
te rodea el silencio
callo contigo
***
acorralado aquí en este espacio
si lo nombro me nombra y delimita
prisionero también en las palabras
regreso del silencio con la noche
yo sé que no me entiendes
que crees que las sombras están mudas
¿y si las cosas fueran diferentes?
la luz el día el fuego
la vida se consume entre sus llamas
no crepita el momento
cuando te quedas solo
y encierras ahí afuera la existencia
no hay mayor desnudez que ser tú mismo
una estrella fugaz y dos deseos
un principio y un fin
inmaterial extremo uno y otro
de un juego al escondite
de ausencias y presencias
Lectura de Ignacio Escuín y Abel Murcia, presentados por Gonzalo Capellán. (Foto de Sonia Tercero, 2014)
***
y aquí estos años
llaman a nuestra puerta
siempre en voz baja
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