PÉREZ ALENCART SE INDIGNA. COMENTARIO DE ENRIQUE VILORIA VERA

 

 

                                                                               

Retrato del poeta A. P. Alencart, de José Carralero, incluido en el libro

 

 

 

“Crear en Salamanca” se complace en publicar este comentario escrito por Enrique Viloria Vera  en torno a la última publicación del poeta Pérez Alencart. Viloria (Caracas, 1950), polígrafo venezolano residente en Salamanca, posee una maestría del Instituto Internacional de Administración Pública (París, 1972) y un doctorado en Derecho de la Universidad de París (1979). Hace dos años se jubiló como profesor de la Universidad Metropolitana, donde desempeñó los cargos de Decano de Economía y Ciencias Sociales, y Decano de Estudios de Postgrado, así como el de Director fundador del Centro de Estudios Latinoamericanos “Arturo Uslar Pietri”. Ha sido profesor invitado por las Universidades de Oxford, St. Antony’s College, Cátedra Andrés Bello, (Inglaterra 1990-1991) y por la Universidad de Laval (Canadá 2002). Es autor y coautor de más de ciento treinta libros sobre temas diversos: gerencia, administración pública, ciencias políticas, poesía, artes visuales y humorismo. Su obra escrita ha sido distinguida con el Premio de la Academia Venezolana de Ciencias Políticas y Sociales, y con Menciones de Honor en el Premio Municipal de Literatura (Mención Poesía) de Caracas y en la Bienal Augusto Padrón del Estado Aragua. Recibió la Orden Andrés Bello (Banda de Honor) y el Gran Cordón de la Ciudad de Caracas. En 1998, la Universidad Metropolitana le otorgó el Premio al Mérito Académico en el área de Ciencias Políticas, Sociales y Administrativas. Vive en Salamanca desde hace más de tres años, ciudad a la que está vinculada desde 2002 por invitaciones de la Universidad de Salamanca y del Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca (Ceias).

                                                

Portada de Tríptico de la indignación

 

PÉREZ ALENCART SE INDIGNA

 

Ver taimado,

como de eclipse,

el tuyo.

 

¿Acaso finges

no ver,

 

ciego ya

para no sentir?

A. P. A.

 

 

El poeta peruano-salmantino Alfredo Pérez Alencart –ya lo hemos señalado–, es un ser plural, polisémico, múltiple: piensa, hace, siente, se religa, ama y disfruta del amor, es solidario con sus amigos, hombre de familia y padre orgulloso de su unigénito, es ciudadano fervoroso de sus dos orillas y de sus dos ciudades, pero también es un apasionado de la justicia.

 

El poeta es, a la par, justiciero en diversas dimensiones de su polifacética existencia: como estricto profesor universitario que administra, sin prejuicios, aprobaciones o reprobaciones; como objetivo y honrado jurado de importantes premios poéticos aquende y allende; como solidario cristiano que predica y practica el amor al prójimo tal como enseñó su amado Galileo… es justiciero –y no podría ser de otra manera– , en su poesía, llámese social, pronúnciese, cívica, sindical o del trabajo, defínase ahora como indignada. Esta es la vertiente que el poeta presenta en su más reciente publicación.

 

En efecto, Tríptico de la indignación, editado por Trilce ediciones (Salamanca, 2020) y pertinentemente ilustrado por el maestro José Carralero, es cabal y genuina expresión de su vertiente profética y justiciera.  Luis N. Rivera Pagán, prologuista de la publicación, precisa y califica esta breve, pero demoledora entrega de nuestro poeta. 

    

“Son tres poemas que componen un tríptico de la indignación; de la tristeza y la cólera que suscitan en almas sensibles de poesía y religiosidad, como es la de Alfredo Pérez Alencart, la belleza de la poesía de profética protesta. Poesía que en esta publicación rompe barreras lingüísticas y nacionales. El solicitarle a múltiples poetas y escritores de todo el universo la traducción de estos conmovedores versos en un amplio caudal de diversos idiomas es una contribución excepcional de Pérez Alencart, quien, desde Salamanca, ciudad en la que no nació ni se crió, se esfuerza de manera ejemplar en convocar a colegas esparcidos por todo el orbe a proseguir la senda de la hermosa y desafiante voz poética profética.

 

¡Gracias, Alfredo Pérez Alencart, insigne poeta y profeta!”

 

Pintura de José Carralero, de su serie Marginaciones, pintada en El Salvador

 

Los tres emblemáticos poemas: Campo de refugiados, Ojalá que nunca te suceda y Humillación de la pobreza se erigen en ecuménica denuncia, verdadera y bien merecida bofetada poética para aquellos que se hacen la vista gorda, son cómplices o directamente responsables de vejámenes, injusticias y desafueros, o bien practican –para apaciguar conciencias– una falsa caridad, un caritarismo de verbenas, kermeses, ropa usada y utensilios desechados que se regalan –o peor aún–, se venden a precios solidarios a los condenados de la tierra y el mar.

 

Quince escritores amigos prestan su conocimiento y expresan su solidaridad con Alencart, traduciendo los tres iracundos poemas a diferentes idiomas: Helge Krarup, Margaret Saine, Abdul Hadi Sadoun, Kirill Korkonósenko, Vikash Kumar Singh, Noemí Vizcardo Rozas, Bernadette Hidalgo Bachs, Violeta Boncheva, Gianni Darconza, Sarah Walizada, Yohanes Manhitu, Yong-Tae Min y António Salvado, permiten que el tríptico pueda ser leído y comprendido en los siguientes idiomas: Inglés, árabe, indonesio, ruso, alemán, quechua, francés, portugués, búlgaro, italiano, pastún, coreano, persa-darí e hindi,

 

Pintura de José Carralero, de su serie Marginaciones, pintada en El Salvador

 

 

A estos diestros traductores se suman tres disímiles textos escritos por literatos de acá y acullá, que fungen de eficaces comentarios finales, contribuyendo también a conocer mejor esta indeleble vocación de justicia del fraterno Pérez Alencart: 

 

Ocupa Alfredo Pérez Alencart un lugar de privilegio en esta nuestra Casa Común de la Poesía, en donde ni están ni son todos los que son y están. Discreto, afable, erudito y agitador cultural con mando en plaza, este poeta de maneras sencillas y versos contundentes disfruta y sufre cuando escribe, talla sus versos con un cincel de tinta que bien conoce el valor de la Palabra, y se enfrenta a cuanto dicta su corazón de hombre solidario con un rigor inusual, contando lo justo para que nada sobre. La poesía es siempre soledad en compañía, y Alfredo, su poesía honesta y vital, es el eco que muchos buscan y todos necesitan para transitar por este mundo severo y con frecuencia hostil donde tanto queda por decir.

RAFAEL SOLER (España)

 

La poesía social de Alencart es muy fuerte y dura, sin perder la belleza de las palabras que la poesía exige para que los poemas no solo sean panfleto político. Esto lo consiguen escasos poetas de alma grande y corazón palpitante.

JOSÉ EDUARDO DEGRAZIA (Brasil)

 

¡Excelentes poemas sociales! ¡Duelen en el alma, despiertan la conciencia y alientan a la ayuda!

MARGA MANGIONE (Argentina)

 

 

 

 

Dejemos que el propio poeta cierre este breve comentario con otros de sus indignados versos rotundamente delatores y justicieros, colocados como colofón de la obra, y al margen de los tres poemas traducidos a los quince idiomas mencionados:

 

 

No digas que estás con las víctimas,

si eres del clan de los verdugos.

No se inflen de pueblo tus

pulmones, si no asumes

sus asuntos. No hables

del pan para mañana,

si los demás no

tomaron el

desayuno.

 

 

Enrique Viloria y A. P. Alencart en la Plaza Mayor de Salamanca (foto de José Amador Martín)

 

 

 

 

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