Alfredo Pérez Alencart retratado en Mantua por Paola Castagna,
Crear en salamanca tiene el privilegio de publicar el presente comentario escrito por Juan Antonio Massone (Santiago de Chile, 1950). Poeta, ensayista y antólogo. Profesor de Castellano y magíster en Literatura por la Universidad Católica de Chile. Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua desde 1992. Actualmente imparte docencia en las universidades Católica de Chile, Andrés Bello, Santo Tomás y Católica de Valparaíso. Entre sus libros de poesía están: Nos poblamos de muertos en el tiempo (1976), Alguien hablará por mi silencio (1978), Las horas en el tiempo (1979), En voz alta (1983), Las siete palabras (1987), Poemas del amor joven (1989), A raíz de estar despierto (1995), Pedazos enteros (2000), Le doy mi palabra (2003), En el centro de tu nombre (2004) y La pequeña eternidad (2004). Ha publicado ensayos (sobre Borges o Rosa Cruchaga) y preparado antologías de Fray Luis de León, Humberto Díaz Casanueva, Quevedo, César Vallejo o Gabriela Mistral, por citar algunos.
Para después – Per il domani
PARA DESPUÉS, DE A. P. ALENCART
Buen título que ahonda en el tiempo de lo por vivir y, de paso, anuncia supervivencia de la palabra poética. Como todo buen encabezamiento de un libro, el rótulo admite la existencia de varios matices latentes en esta antología lírica de Alfredo Pérez Alencart (1962), poeta peruano-español, abundantemente traducido y animador, como pocos, del quehacer cultural en Salamanca y en el mundo de las redes literarias.
No es difícil aseverar, en su caso, el amplio registro de la escritura. Pruebas al canto, sus numerosos libros en cuyos asuntos cohabitan la convicción cristiana del peregrino, tanto como el alborozo provocado por el amor unitario, los desbarajustes humanos en la sociedad ultramoderna y la experiencia de comprobar las huellas dactilares del Creador en la naturaleza.
Palabra la suya como la de quien comunica un recado, llama a atender la existencia del objeto pequeño, el paso cotidiano y la brizna del camino. Nunca altisonante, el poeta sabe que no es él la finalidad de la poesía, sino un servidor, su agente vinculante y vocero de una tribu desmesurada en la actualidad, a la que, no obstante, el febril y desbocado activismo tecnológico, no sabría dejar en olvidanza.
Los poetas Antonino Caponnetto, Umberto Piersanti y A. P. Alencart en Mantua (foto de Jacqueline Alencar)
“Y estos niños/ ¿qué combates perdieron/ sin haberlos provocado?// Mujeres que solo esperan/ para enterrar/ a sus criaturas// Pues yo miraba ancianos/ entre el polvo/ o el barro de esos laberintos,/ hombres enfermos/ que ya ni cuentan/ lo que han vivido”. (Campo de refugiados).
En cada ser humano se muestran las señales de la pasión y muerte, en este libro. También los albores de la victoriosa vida se acercan, están a la puerta, ya la abren. Pero ese sí es no de la contienda personal y colectiva es incesante; se la nombra a base de una palabra directa, evocadora y exhortativa. El mundo sucede, muestra heridas, aunque también brinda oasis y aleros amables.
“No busco más: encuentro una ciudad que me acoge/ para que no pierda las pasiones;/ una playa donde mi corazón tiene motivos/ para desnudarse,/ un pequeño oasis a cuyas palmeras me arrimo/ mientras otros deslizan su mirada hacia horizontes/ de cualquier/ esquina.//El amanecer reproduce una luz para la ternura”. (Ante el mar callé)
Alencart con el traductor Gianni Darconza, poeta y profesor en la Universidad de Urbino
Libro bilingüe castellano-italiano, en los poemas consta esa labor tan imposible como necesaria de quienes profesan la esperanza de atrapar, menos la letra que el espíritu poético, cuya aura pueda ser diseminada entre lógica y sueño, idioma y resonancia. Gianni Darconza, Stefania Di Leo, Beppe Costa, Martha Canfield y Gabriel Impaglione traducen los textos.
Para después (Per il domani) ofrece variedades métricas y tonales. Las hay a discreción. La intimidad, que es toda escritura, invita a ser compartida por quienes gusten de escuchar el relieve del aire, la convicción del recuerdo y la frágil maravilla de vivir. Pero el momento más propicio para hacerlo es el presente, es decir, antes de llegar el después.
Artículo publicado en el diario La Prensa (Chile, 30 de agosto de 2018, p. 9)
https://www.diariolaprensa.cl/papel/mod/prensa/2018-08-30/index.php
El poeta y académico Juan Antonio Massone en Salamanca (foto de Jacqueline Alencar)
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.