El poeta Enrique Villagrasa con su nuevo libro
Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar textos recientes del poeta y crítico literario Enrique Villagrasa González (Burbáguena, Teruel,1957). En la actualidad reside en Tarragona. Lector de poesía. Ha escrito varios libros de poemas, siendo sus versos publicados en diversas revistas tanto en papel como en formato digital. Ha sido incluido en varias antologías: Parnaso 2.0 Antología de poesía aragonesa del siglo XXI (Gobierno de Aragón) y traducidos algunos de sus poemas a otros idiomas: al árabe por Khalid Amraniy; al francés por Belén Juárez y por Geneviève Baudry; al italiano por Emilio Coco; al húngaro, por Szijj Mária; al inglés por Rosa Lafuente; al ruso por Tatiana Mamaeva; al chino por Huaping Han; al rumano por Elena Liliana Popescu; al croata por Željka Lovrenčić; y al portugués por João Rasteiro y Carlos Castilho Pais. Colabora como crítico en periódicos y revistas literarias. Su última publicación es Lectura del mundo (2014).
Los poemas seleccionados forman parte de su último libro, “Queda tu sombra” (Huerga & Fierro, Madrid, 2019).
Cubierta de «Queda tu sombra»
EL ESPEJO TODO LO VE
A José Azul
Amanece y el espejo guarda silencio.
Tu otra anterior vida ya no se refleja:
la siempre más plena, la más rota, la
más misteriosa, la única y más bella.
Qué será de la primavera con versos
de su nueva luz. Qué será que cerca
esa tarde en que olvidé mi nombre
y en abrazo emocionado perdimos.
Lo recuerdo y no lo puedo expresar
en este poema ferviente de versos
tristes que se baten con el tiempo.
Queda tu sombra y la mía en el espejo
que espera del azogue su ser esquina:
esquina del verso, vivo y mortal: exacto.
Villagrasa junto al mar de Tarragona
EL MAR
Huye del mar el mar, y se evapora
la vida a suerte de la injusta vida,
de la hora que, a su paso decidida
marca nuestro momento, dos implora.
Encontré el dolor con joven tristeza,
y tan sutil, tal vez, dicté mi tuit
que todos lo copiaban, tuit tras tuit:
pero bien sabe twitter de pereza.
Solos quedamos en la playa, manos
enlazadas, amantes las miradas
descifrando los más bellos arcanos.
No sabía el porqué pasaba, atadas
las olas y sus pies cual mar; secanos
son nuestras tristes lluvias desatadas.
Fotografía de José Amador Martín
LA INFANCIA
La infancia no regresa, allá en mi pueblo.
La noche solo trae nueva tristeza.
Mi garganta es cantera de sus gritos.
Necesito una forma de belleza.
a la que cantar. El telefonillo
está apagado. Todo en la ribera
del Jiloca, con el cierzo, sol claro,
luz de sus ojos. Suaves nuestros besos.
Fuertes abrazos, versos de los tiempos
pasados del amor más olvidado,
tal vez con vuestro vil, torpe recuerdo.
Su nombre, nuestro canto, de este modo
voy llorando. Se engaña, soy engaño.
Por todos conocido, no olvidado.
Fotografía de José Amador Martín
EN EL SILENCIO
Lloremos pues lo que se halla en silencio,
ya que tras pueblos y más pueblos viejos
llego a esta tan triste vida triste;
y mudas sus cenizas, gesto esconden.
Su vida en la aventura temió suerte.
No sabes cómo importa el fingimiento:
Todos igualarán lo altivo, bello
tras aquella niñez nunca gozada.
Es la hora en que me aquejan mis errores.
Por asomarme a tu insensata vida.
Tal vez, de nuestra muerte espanto: imagen.
Me queda ácida la plenitud. Tiempo
para ajustar el verso pensamiento.
¿Puede existir vivir más cierto: exilio?
Villagrasa con espejo
DE UN ROTO ESPEJO
Ahora que es de noche, soledad en brasas,
que cual roto espejo todo lo piensa sin pestañear,
es en esta noche, digo, cuando llueven fugaces
los pensamientos; detente presto recuerdo
en la más que dudosa esquina del verso.
Afina, lector, tu sentir, vencido y quedo,
hasta que puedas escuchar en esa terraza
el silencio y ver la sombra de la pálida estrella.
Infinita sombra negra de gallega Rosalía
donde reside todo, donde todo se persigue
al menos, lo que (no) se ama del mármol
escrito: cual azogue y no galerna luminosa,
aun siendo y más diamante que luz: por más
que guardes aquellos tal vez dibujos de color;
pues, formas claras, heridas, bellas, que tras
el engaño sangran por doquier. El encendido
verso tal vez ande en soledad sonora herido,
desde aquel amor sufrido y como el ciervo
de piedra sienta su corazón todo inundado.
Mil lágrimas de cristal enloquecen la mañana:
tu madrugada laceran sin haber gozado la luz.
No hallaste nunca soneto de noble cuarteto
ni oscuro terceto; pues de tanta tristeza
tristeza no sentías. Y en el gran mar de Tarraco,
lírica dehesa, donde la arena fina juega con la ola tímida
y la grácil y voluptuosa figura desnuda que llega.
¿Es posible que aquello que viviste una primavera
que ha muerto, ahora y para siempre brillante resucite?
¿Acaso en el fondo del verso no es donde vives
aquel poema que palpita en su profunda luz?
Todo se cuece en la página, en el aire, en la fiera ola.
La poesía es más que la vida: es mar sonoro donde
todo es resurrección, todo es sabiduría silenciosa.
El poeta triplica el existir calladamente con la muerte
El lector es aquel vino del cantar que todo lo vive.
Si fuesen otro el rumor no existiría. No habría sonado.
Amar al poeta incansable, como ola de lo eterno
quiere el ser lector, para que el viento le lleve donde
el perseguido verso inefable le diga: verso al que mueve
a silencios para que viva de nuevo en su canto.
Un poeta para poder ser ha de ser poema, no verso
en y con su esperanza en la muerte amada:
en las fuentes de Burbáguena y su río Jiloca.
Como piedra al fondo del agua siempre atada.
Como tarde de lluvia en gris octubre hasta enero
camino de la viña de Sanpedromártir, donde la carrasca.
Vas a la fuente de la vía tras la forma del agua y su decir
líquido lenguaje. Ritmo latente del agua en ansia cercada
fría entre mis ávidos dedos de tormentosa fuerza amada.
En su mil veces roto espejo me mira su mirada enamorada.
No hay secas y maltrechas raíces que puedan dar frutos.
No has buscado ni encontrado la salida antes que la entrada.
Tras el engaño no hay dictado alado. Ni poema alcanzado.
¡Oh poesía, de un roto espejo en la bardera encontrado!
Fotografía de José Amador Martín
Fotografía de José Amador Martín
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