Alfredo Pérez Alencart y Cristina Klimowitz, con la antología en el balcón del Ayuntamiento de Salamanca
(foto J. Alencar)
Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar esta reseña sobre la antología ‘No Resignación’ (Ayuntamiento de Salamanca, 2016), escrita por Manuel Quiroga Clérigo (Madrid, 1945). Quiroga es licenciado en Psicología Social y Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense. Crítico literario, prosista, dramaturgo. Antólogo. Colaborador literario. Fundador del grupo poético “Enero” y actualmente Consejero de la Asociación Colegial de Escritores de España. Poemarios publicados: “Fuimos pájaros rotos” (1980), “Sesenta y seis poemas” (1991), “Volver a Guanajuato” (1997), “De Morelia callada” (1997), “Vigía” (1997), “Versos de amanecer y acabamiento” (1998), “Los jardines latinos” (1998), “Íntima frontera” (plaqueta 1999), “Desolaciones tardías” (2000), “Las batallas de octubre” (2002), “Leve historia sin trenes” (2006), “Crónica de aves (El viaje a Chile)” (2006), Los afectos metódicos (2008), Carta de la campa(i)a” (2010) y “Páginas de un diario” (2010). Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos.
Parte de los poetas de la Antología de Salamanca, en el Teatro Liceo (foto Álex Lorrys)
NO RESIGNACION
(ANTOLOGÍA DE SALAMANCA)
Recopilar las obras de 135 creadores de los cinco continentes y además que estas sean especialmente dedicadas a un tema determinado no es nada fácil.
Pero Alfredo Pérez Alencart, profesor de la Universidad de Salamanca, contando con ayudas de otros interesados, lo ha logrado. El producto es un libro titulado “No resignación (Antología de Salamanca)” que puede leerse completo en la red, entrando en la siguiente página:
http://w.w.w.crearensalamanca.com/wp-content/uploads/2016/11/no-resignacion-mas-bajo.pdf.
También se ha editado en papel con una tirada de dos mil ejemplares que el Ayuntamiento de Salamanca, Concejalía de Familia e Igualdad de Oportunidades y la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saber, patrocinadores de tan interesante empeño, distribuirán entre los interesados. El Alcalde, Alfonso Fernández Mañueco, tras agradecer su espléndida labor a Alencart recuerda que el libro “es un hermoso fruto y una poderosa voz para seguir luchando contra esa oprobiosa realidad” y el propio antólogo manifiesta que “Siendo el hombre el problema, en cuanto a la violencia de género, satisface ver la cada vez más firme y decisiva implicación de los poetas” al tiempo que agradece el esforzado y limpio trabajo de los diversos traductores de los poemas originales.
La obra, pues, se nos antoja monumental, pues aparecen los textos de 45 escritores españoles y 90 extranjeros, entre los cuales 18 de ellos provienen de países como Indonesia, Irak, Australia, Japón, Costa Rica, Cuba y Estonia y 10 de los poemas pueden verse en el propio idioma de su autor al final del libro, además de las traducciones al efecto de los poemas de otras lenguas. Los idiomas a que nos referimos son árabe, bengalí, catalán, croata, griego, inglés, italiano, portugués, rumano. Las ayudas para completar el libro han sido la del pintor Miguel Elías que aporta unas magníficas pinturas escaladas a lo largo de las 249 páginas del libro, incluyendo esa impresionante primera muestra en un significativo y precioso color, de una mujer con la mano abierta diciendo “No”; Jacqueline Alencar Polanco ha hecho las adecuadas correcciones y Gráficas Lope de Salamanca ha llevado a cabo un trabajo completo para poder ofrecer esa colección de gritos que, desde luego, aportan parte de la rabia que cualquier puede sentir cuando se sabe que una mujer, un niño, un extranjero o todo aquello que tenga vida es maltratado.
La participación entusiasta de todos los autores y el trabajo citado nos permite asistir a la lectura de textos de indudable interés donde la emoción, sobre todo, los buenos sentimientos y la ofrenda a ese mundo desfavorecido que es el maltrato llegan a enternecernos. Distintas sensibilidades, diferentes formas de enfrentar la cuestión y, a veces, maravilladas descripciones de afectos y deseos conforman poemas de gran sutileza lírica. Haremos un no detallado comentario citando a los autores, los títulos de sus poemas o mostrando algunos de sus versos.
Ya el libro se abre con unos versos de Julia de Burgos (“Yo quise ser como los hombres quisieron que fuese:/un intento de vida, un juego de escondite con mi ser”).
Luego unas aves volando libres inician el desfile de testimonios. “Sal a la luz. Hay luz, es clara y tibia”, pregunta Enrique Gracia Trinidad. Isolda Hurtado anota: “Te mutilaron los mercaderes”. “Había un río llamado Mujer…”, expresa Ranjana Sengupta. Leya Tierner solicita “No más caricias/al calor de nada”. Bahir Abdulatif: “Tendría que volver a engendrar/A la tribu…”. Juan Camerón sentencia: “Echaron al machismo al lago Nicaragua/pero salió de nuevo…”. De Carlos Aganzo en la “Balada del asesino” leemos “Ahora que te contemplo así, sumida en la oscuridad de los sueños sin retorno…”. Luz Mary Giraldo: “Desde que nacieron fueron condenadas…”. “Sé todo lo que no soy,/pero, excepto eso, no queda más/que lo que soy. Ana Cecilia Blum escribe “Soy yo, no hay estribillo/mujer adentro que se opone al molde/de los días…”. Angélica Tanarro: “Mil y una noches no bastarían…”. La sefardí Margalit Matitiahu interpela “En su alma el grito exclama/Porque? Porque? Porque?”. “Sublévate con ellas”, pide Xesús Rábade Paredes y Ana Ilce Gomez recuerda “Nada. Nada ni nadie/asombrará o derribará/a esta mujer…”. Xhevdet Bajrat: “Soñar con el sol/En la noche/Es un delito”.
La situación de la mujer en todos los países es algo lamentable, vemos como las políticas de Asia, determinadas religiones y hasta la patronal española da menos valor al trabajo femenino pero, además, está la brutal realidad de determinados varones creyéndose dueños de los actos de la compañera, esposa o simplemente amiga, dándose el caso de que las autoridades, en muchas ocasiones, hacen caso omiso de las denuncias que llegan por acoso, maltrato o violencia física. Libros como este, en un tono amable pero contundente, pueden hacer que esta situación pueda cambiar y que la mujer sea dueña de su cuerpo, de sus decisiones y de su destino.
Abdul Hari Sadoun dice: “Tanto dolor es señalar las cosas en su nombre…”, Marina Izquierdo “Ho te busqué en las afueras del mundo/en la humanidad cercenada”, Dunja Doteni Dujmic “Su moretones hablaban miles de lágrimas”, “Igor Constanzo “Odiar las violencias es un luto antiguo…”, José Luís Najenson, incisivo, proclama: “No se le pega a una mujer,/ni siquiera con una flor”. Kwane Dawes escribe “…si conoces a tu mujer,/sabrás que casi siempre ella volverá…”, Miguel Ángel Carrillo “”El arrogante se enorgullece después de perpetrado el crimen”, Helena Villar Janeiro “Cuando el diseñador pensó en las manos/de mujer y de hombre/no las vio diferentes…”, Kerana Angelova “la mujer entró en el desierto del sueño”, Jesús Fonseca: “Que alguien nos muestre/como detener este reguero de/sangre derramada”, Müesser Yenay “Ser mujer significa estar invadida, Oh silenciada!”, Carmen Silva “Crees que saber mandar./Porque obedezco”, Yohanes Manhitu “No olvidemos que una madre es una mujer,/y de su vientre/llega cada vida al mundo”, Isabel Pavón “No soy como tú querías que fuera/ni eres tú el príncipe azul tan esperado”, Juan Antonio Massone “Siempre podríamos ser felices”, Aleyda Quevedo Rojas: “Soy la muerta y mi cuerpo es un fantasma”, Jorge de Arco: “Ya no más golpes,/ya no más odio…”, Bertalicia Peralta: “La única mujer que puede ser/Es la que sabe que el sol para su vida/empieza ahora”, Yashodhara Raychudhuri “Los hombres de nuestra parte del mundo con semejantes a los tigres”, Jüri Talvet “¡Oh, padre!, ¡oh, padre!/¿por qué nos has abandonado?”. Tomislav Marijan Bilosnic: …”mujeres cuyos ojos/nunca verán la estrella del amanecer”, Mª Isabel Andrés Llanero “De nuestro amor mutuo brotan besos”, Lilliam Moro Núñez “Ese rostro que ves en el espejo/no es el tuyo”; el título del poema de Annie Altamirano es suficiente alegato :“¡No!”. Marina Aoiz Monreal exclama: “La vida es un viaje solitario”, Marcia Barroca “Es necesario oír lo que dicen…”, Carles Duarte i Montserrat “El corazón se hiela…”, Mainak Adak “No sabía que el miedo imperaba en la esquina de la calle”, Araceli Sagüillo: “Deseas una libertad a solas…”, Tomás Acosta Píriz: “Hay que traspasar noches inquietas…”, Ester Bueno “Eran treguas amargas/unas treguas de hilo.”, Marga Mangione: “…aquella mano que antaño me acariciaba/se levantaba imponente para pegarme en la cara”, Pablo Carbone: “Siempre hay una llama que se extingue”, José Luis García Herrera: “Has gritado náuseas,/ has delatado al demonio”, Rizolete Fernandes: “…o que deseja una mulher/e viver sem esa dor que a devasta…”, María Ángeles Pérez López: “La mirada insolente acompaña a la mano”.
La sociedad debe apoyar a jueces, policías, forenses a fin de actuar de manera eficaz contra los maltratadores, incluso solicitando de los políticos y juristas el endurecimiento de las penas. Es lamentable ver con frecuencia la escasez de medios con que se cuenta para actuar en momentos de peligro, para juzgar a quienes deben ser considerados verdaderos malhechores y para dar cuenta de las brutalidades que se cometen en nombre de una autoridad mal entendida por parte de hombres sin escrúpulos o seres dominados por una violencia infinita.
Público asistente a la presentación de No Resignación
La nómina de este libro, extensa, continúa con una breve referencia a algunos versos de sus aportaciones. Marian de Vicente escribe: ”Pasar del blanco al negro,/y del velo al luto…”, Boris Rozas “No me encadenes a una piel y unos huesos…”, Miguel Idelfonso “El mundo se abre/al trino del jilguero”, Manuel Adrián López: “En la noche se invierten los roles”, Gladys Cepeda: “Ella se asoma a la vida/con el corazón atrapado en una jaula”. Antonino Caponnetto titula su poema “En el más negro de los días”, Carolina Bustos Beltrán “Culpable”, Julio Pazos “La subversiva”, Nidia Marina González “Autorretrato como respuesta”, Gioconda Belli escribe: “El hombre que me ame/no dudará de mi sonrisa”, Julio Espinosa Guerra “…mi vida transcurre dentro de un cuarto oscuro”, José Pulido Navas “La indignación no aguanta más”. Albano Martins “…aquí/están anclados el amor/y la alegría, aquí/vive la risa”, Álvaro Valverde “…sólo veo el pavor de su mirada”, Ernesto Román Orozco: “La sangre deja su sombra/sobre el pavimento”, Victoria Tobar Fierro: “…ahora te alejas de la lágrima”, Jesús Losada escribe “Vas mirando por dentro. Nunca regresas a ti”, Luis Frayle Delgado “Ay, esos pétalos mustios…”, Stefanía Di Leo “”Encarcelada entre muros/busco una gota de amor”, Yazmina Galán “Naciste bajo los barrotes”, Carlos Barbarito “Qué cerca, ahora, su hambre infinita”, Alberto Hernández nos da un título: “Esa, aquella mujer…”, Verónica Amat “Siendo quebranto el amor…”, Cyndi Morales Ayala “Me esconde en la oscuridad”, Álvaro Alves de Faria dice “Sueño, mujer, tu espacio, tus alas”, Nancy Morejón “Ante la gran puerta, una mujer…”, Jonatán Reyes “Hay dolores que duelen más allá de la realidad”, Catalina Martínez Estévez “La luz del firmamento/lleva ceniza en los dedos”, Sergio Macías: “No se nace para el odio”, Isabel Díez Serrano “Ella es la creación”, Marco Marcos titula su poema “Éxtasis”, Laura Cracco “Bocas Chanel”, Antonio Salvado “En alabanza a la mujer”, Juan Carlos López “El dolor que no se comparte”, Marisa Martínez Pérsico escribe “Hay orquídeas en venta/para los amantes”, Daisy Zamora “Fuimos educadas para la perfección”, Alice Spíndola “As mulheres sofren”, Jeannette L. Clariond “La niebla corona la estatua”, Enrique Villagrasa “Este poema no se resigna”, Paulo José Costa “Sombra desmaida na vereda”, Luis Cruz Villalobos “Ella llevaba la noche en el rostro”, Angélica titula su poema “Latido”, Cyro de Mattos “Poema de mulher nâo resignada”, José Antonio Valle Alonso “Esa luna que sangra”, Isabel González Gil “Canción del desconsuelo”, María de Lurdes Gouveia Barata: “Testemunho”, Isaura Díaz Figueiredo “Ilusiones rotas”, Antonino Caponnetto “En el más negro de los días”, Yolanda Izard versifica “Las voces de las mujeres se escriben en el silencio de la cocina”, Hiroshi Tomita “Que no se desangre el amor/en la sombra,/en la niebla”, Gloria Sánchez: “¡Esclava del horror!”.
Horror es el que ofrecen los telediarios de continuo, son noticias a las que ya llegamos a acostumbrarnos sin detenernos a pensar en el dolor, en la desgracia que la pérdida de una vida humana, de una mujer, de un niño, de quien sea, supone para todos.
Vanessa Martínez Rivero ofrece “Te doy mi mano”, Montserrat Villar González escribe “Cada palabra arañó la piel”, Carmo Vasconcelos habla de “Mulheres ofendidas”, Anton Baev de “El deslumbramiento de Santa Marina”, Ana S. Díaz de Collantes de “Un mundo al revés”, Carlos I. Naranjo-Pacheco de “Una mujer hecha niebla”, Elvira Díaz Santana escribe “Eras halcón/antes de ser pájaro enjaulado”, Aida Costa: “Vuelve el grito”, Rossy Lima: “Soy oscura, nací del agua y de la carne”, Mª Carmen de Prada Alonso “Para que no sufras más, mujer,/agárrate a tu raíz”, Carmen Cristina Wolf: “Cansados pies te llevan”, Miriam F. Perales “Mañana fingiré ser una más en la calle”, Xenaro Ovin: “Mente castrada/que aún vive en la barbarie/constriñendo a la mujer/y al hombre”, Gerardo Oberman: “No corras, no te escondas”, Mª Socorro Latasa Miranda “No me resigno a olvidar”, John Horner: “¿Esperas, acaso,/un milagro”, M. Quiroga habla de “Noticia de un periódico”, Beppe Costa de “Muerte de amor”, Helena Parente Cunha escribe: “A voz se inclina/e ela suspira…”, Carmen Bulzan: “…por su fuerza mata también el niño Amor”, José Amador Martín: “El miedo es lo que ausenta el amor/atrapa, asusta…”. Marianela Puebla “¿Qué hiciste que produjo esta rabia?”, Julio Collado titula su texto “Mujer, sencillamente, mujer” además de citar los versos de Agustín García Calvo: “Libre, te quiero, libre”, Enrique Viloria Vera trae una sentencia: “Más ruido hace la hoja del árbol al caer/que la opinión de una mujer”, José Ben-Kotel escribe: “Crueles entre crueles fueron con ellas/con los por nacer”.
El mundo no es perfecto, ni se pretende que lo sea, tampoco es justo ni equitativo, para eso está el capital rampante, es decir para hurtar euros e ilusiones a los ciudadanos. Nos conformaríamos con que existiera respeto a las mujeres, al medio ambiente, a los niños, a los ancianos; con que no se iniciaran más guerras o se firmara la paz en todas las existentes aunque pierdan valor en las bolsas de comercio las acciones de los vendedores de armas. Tal vez así sería algo para (casi) todos los ciudadanos.
Rita Dove escribe “Es así como un pie se hunde en la tierra”, Ana María Rodas “Mujer, ya viene el sueño…”, Dyoinisia Karpouzis “Mano capaz de asesinar…”, Jacobo Rauskin habla de “Una mujer en peligro”, Alfredo Pérez Alencart aconseja “No calles nunca” y José Eduardo Degrazia dice: “O que é ser uma mulher, eu nâo sei”.
También los traductores merecen nuestro agradecimiento y por ello nos permitimos citar a, suponemos, todos ellos: Mainak Adakm Stefania Di Leo, Gustavo Osono de Ita, Violeta Boucheva, Rafael Patiño Góez, Albert Lázaro-Tinaut, Ricardo Díaz Sevillano, Maria Koutentaki, Raúl Jaime Gaviria, Zeljka Lovrencic, el propio Alfredo Pérez Alencart…
Javier Alvarado cierra la serie de poemas en castellano, algunos excelentemente traducidos, con su “Mirabilia de las hermanas Mirabal”: “La muerte de ciertas mariposas están en mi cabeza y no lo puedo soportar”.
Patricia, Minerva y María Teresa Mirabal, llamadas las Mariposas, fueron asesinadas en 25 de noviembre de 1960 por orden del Dictador de la República Dominicana Rafael Leónidas Trujillo, debido a que se trata de tres mujeres que no sólo reivindicaban la igualdad de las personas de su sexo lo cual suponía un claro enfrentamiento con un gobierno despótico y violento. Fueron encarceladas y torturadas en varias ocasiones hasta su cruel desaparición. Una cuarta hermana, Bélgica Adela “Dedé”, que no había participado directamente en las actividades opositoras cuidó de reivindicar su memoria, que también tuvieron en cuenta las organizaciones feministas hasta el punto de considerar la fecha de su muerte como el Día Internacional de la No Violencia contra las mujeres. Una de 32 provincias de la República Dominicana lleva su nombre, siendo Salcedo su capital, en cuya cercanía están enterradas las hermanas, lugar que se convertido en un espacio de culto y peregrinación de mujeres de todo el mundo.
Este libro es testimonio y homenaje a esas luchadoras y a las mujeres que han sufrido la horrible epidemia del maltrato y la incomprensión desde el principio de los siglos.
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Majadahonda, 28 de Noviembre de 2016.
Manuel Quiroga Clérigo
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