Juan Antonio Massone en la Plaza Mayor de Salamanca
(Foto de Jacqueline Alencar)
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar una muestra poética de Juan Antonio Massone (Santiago de Chile, 1950). Poeta, ensayista y antólogo. Profesor de Castellano y magíster en Literatura por la Universidad Católica de Chile. Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua desde 1992. Actualmente imparte docencia en las universidades Católica de Chile, Andrés Bello, Santo Tomás y Católica de Valparaíso. Entre sus libros de poesía están: Nos poblamos de muertos en el tiempo (1976), Alguien hablará por mi silencio (1978), Las horas en el tiempo (1979), En voz alta (1983), Las siete palabras (1987), Poemas del amor joven (1989), A raíz de estar despierto (1995), Pedazos enteros (2000), Le doy mi palabra (2003), En el centro de tu nombre (2004) y La pequeña eternidad (2004). Ha publicado ensayos (sobre Borges o Rosa Cruchaga) y preparado antologías de Fray Luis de León, Humberto Díaz Casanueva, Quevedo, César Vallejo o Gabriela Mistral, por citar algunos.
Portada de la antología ‘Adonde irán mis nuevos sueños’
Estuvo invitado en el XII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, celebrado en Salamanca en octubre de 2008. Estos poemas (y otros más) se encuentran en la antología de dicho encuentro que homenajeó al poeta Elicura Chihualaf, la cual fue coordinada por Alfredo Pérez Alencart.
Carmen Ruiz Barrionevo, Albano Martins y Juan Antonio Massone
(foto de Jacqueline Alencar)
DETRÁS DEL RUIDO
Elegí hablar despacio
según despréndese de mi color sepia,
sin ceder jamás ni ser culpables
mi nostalgia de quién sabe
ni la esperanza de Puerto.
Elegí hablar directamente
como pensando en dóciles ojos
cuando se está más íntimo de congoja
y en ella la Vida acepta adivinarse.
Conjugué el verbo de que estoy hecho
y del asombro se valió el silencio
para decir muy cauto: ¿qué te parece?
El amor tomó dirección opuesta
a su hincapié de respirar alejándose.
Elegí hablar detrás del ruido
sin condicionar lo escrito a una ganancia.
Hablé, como de paso, confiando
en el secreto de alguien que acaso
recuerde o prefiera ignorar de qué modo
puede acogerme su ternura.
Massone leyendo sus versos en el Salón de Recepciones del Ayuntamiento de Salamanca
(foto de jacqueline Alencar)
PUERTAS
Hacia dentro la noche mira y enloquece.
Insiste el día en más calles que amor.
Hace tiempo se fueron mis ojos a la noche.
Tan inútiles como pacientes, las esperas
fervorosas espiaron en las esquinas
debido a que entonces quise decirte adiós
para luego dedicarte esto que sigue.
Como si fuera yo una voz y tú escucharas,
marchan por ti todas las horas y cruzas
aquellas puertas que enloquecen a la noche.
Massone con la poeta panameña Maritza López-Lasso (foto de Jacqueline Alencar)
TE CREÍSTE PERMANENTE
A veces en un instante se esclarece
de golpe súbito lo que hemos hecho
y advertimos entre absortos y deshechos
que otra cosa muy distinta aparece.
Lo que cogiste del amor no fue el amor
sino el relumbrón mortal de una caricia
cuando vino anunciando su delicia
que luego mudó en triste desamor.
Para siempre quisiste una persona
sin saber o adivinar que te engañabas
creyéndote permanente en lo que dabas
hasta que un día te dejaron sin persona.
La ilusión te fue tan necesaria
como el agua que vino de tus ojos
cuando roto el cristal de aquel antojo
huyó el sol y quedaste innecesario.
Massone y algunos de los poetas participantes en el XII Encuentro (foto de Jacqueline Alencar)
LO ILUSORIO
Aun cuando la penumbra no permaneciera,
que no te gane la ilusión de legar
algún perfil bien delineado y perdurable.
Mantén presente la fuga de los tonos,
o los colores que ensayan pestañeo
cuando dos juntan sus manos
y musitan las hojas un calor
arrodillado en la sombra.
¡Para qué empecinar el pecho
en el baldío terreno de una página!
No seas ingenuo. No dejarás nunca
alguna huella donde no avance el desierto.
Lo ilusorio amanece en retratos más sepias.
¿Has visto cuánto permanece el mundo
en un ala de abejorro? Si lo sabe tu mirada
significa dar por sentado que te mueres.
¿Y el amor? Un gesto puede congelarlo.
Astrid Cabral, Juan Antonio Massone y Alfredo Pérez Alencart, por las calles de Salamanca
CON MIRADA AZUL HORTENSIA
En esos azules intensamente hortensias
bajo la ventana, no necesito suponer
la saciedad inútil de los pensamientos.
Soy yo el que abriga reflexiones
sin estar bajo una ventana ni ser azul
como las hortensias que miro esta mañana.
Los pasos que das, aquellos que el camino
sostiene, encuentran un fin en la mirada.
Nada en la tierra parecido a los escrúpulos,
ni jamás ensaya arrepentirse ante un espejo
la maravilla azul de la hortensia en el alba.
El damasco sabe inolvidable como memoria
de amor en un rostro que no cambia.
Tampoco piensa el viento que envuelve
a las hortensias sin arrebatarles su color.
He dicho recién que algo piensa en mí;
ellas déjanse mirar, y no sé si están contentas.
Poema manuscrito por Massone
CONSIDERACIONES DE UN LOCO
Quizás no vencerá mi palabra
el chasquido pegajoso de la nada
en este lento horror que me confina.
Diciendo de esto a la calle de nadie,
unos pocos amigos complementan
la codiciosa obra de mi espectro.
Aún así seguiré velando aquí
y cuidando del semáforo.
Ya pueden cruzar la calle.
Juan Antonio Massone, Lilliam Moro y José Pulido y su esposa (foto de Jacqueline Alencar)
ASUNTOS DE LA EDAD
A los diez toda una vida por delante
A los veinte es concebible mucho más
A los treinta aún queda bastante de camino
A los cuarenta se cruza el meridiano cero
A los cincuenta se pone calvo el tiempo
A los sesenta encanecen los recuerdos
A los setenta el tiempo mira de reojo
A los ochenta milagro es cada momento
Después, la frágil duración de ¿hasta cuándo?
Sergio Macías y Juan Antonio Massone (foto de Jacqueline Alencar)
UNA INFANCIA
Yo fui un niño que tuvo patio
con un perro que se perdió una vez
y hasta el día de esta tarde no regresa.
Yo era niño que olía tierra húmeda
y fue mío despedirme de momentos
como si el día acostumbrara a morir.
Yo fui niño en un patio y ventolera
con más ladridos debajo de la tierra.
La nieve parece ahora menos blanca.
Yo era un niño que pactó con lagartijas
y queltehues, invocando nuevas lluvias,
en espera de pan con mantequilla.
Yo fui un niño y, de en medio del patio,
una acacia con nidos fue arrancado.
Los años aún no dicen para qué.
Yo era un niño con un perro
al que asustó la muerte muy temprano
y el pálpito quedó mío sin deseos.
Yo quedé niño de patio sin acacia
ni perro, sin estar seguro de nada más.
En los otros quedaba la alegría.
Massone, Macías Chihuailaf, Alencart y Fernández Labrador escunchando al cantante chileno Héctor Titín Molina
HASTA MUY PRONTO
No estoy aquí para apropiarme
de la luna o del zorzal en vuelo
que cruza patios y luego pliega
sus alas y regresa y hasta luego.
Tampoco me pusieron en la tierra
para olvidar la brisa o el desierto.
El día es tan natural como un secreto
que espera al otro lado de las puertas.
Y sin embargo, la calle me desprecia
como alguien maldiciendo o propalando
su nada de fragor bajo los párpados.
Yo vine aquí para aplacar la nada.
Abro los brazos y digo el nombre tuyo.
Hasta pronto, nada más, hasta muy pronto.
Albano Martins, Edda Armas y Juan Antonio Massone (foto de Jacqueline Alencar)
Poetas del XII Encuentro, en la recepción del Ayuntamiento de Salamanca
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