LOS CORAZONES RECIOS, DE ANTONIO DAGANZO. COMENTARIO DE SERGIO MACÍAS

 

 

1 El poeta Antonio Daganzo

El poeta Antonio Daganzo

 

 

Crear en Salamanca se complace en publicar el texto de presentación escrito por el destacado poeta chileno Sergio Macías, en torno al nuevo poemario de Antonio Daganzo. En el acto, celebrado en el Centro Riojano de Madrid el pasado 24 de enero, el poeta y editor Pablo Méndez se encargó de leer el texto de Macías, quien no pudo estar presente por motivos de salud.

 

 

 

2

 

 

 

LOS CORAZONES RECIOS

 

 

Antonio Daganzo es un poeta que con seis libros de poesía ha llamado la atención por la forma y el contenido de ellos, lo que le ha valido no sólo el Premio de la Crítica de Madrid por Juventud todavía, en 2015, sino ser considerado uno de los mejores vates de su generación y del momento. Es, además, un poeta multifacético, con una novela, un libro de investigación musical y llevar sobre sus hombros una licenciatura en Ciencias de la Información. Ahora Ediciones Vitruvio le publica la obra Los corazones recios. Entro en un tema bastante complejo, pero lo hago porque no he podido negarme al valor que tiene este autor. Valor para escribir poesía y darse cuenta que la lírica lo posee en medio de una sociedad conflictiva, deshumanizada y consumista. Siempre he creído que no es fácil hablar de este género literario tan delicado, profundo, estético y, por si fuera poco, aunque tiene relación con la realidad que vive el emisor, su apreciación es subjetiva.

 

Para mí, como poeta chileno que, según afirman, pertenezco a la generación dispersa o del 60, y que resido en Madrid desde hace cuarenta años, por tanto, conozco algo de la poesía española, es una gran satisfacción presentar a un joven trovador al que le han publicado también en el país de la Mistral, de Huidobro y Neruda con muy buenos comentarios.

 

En Los corazones recios: “La luz camina roja, en alto, / como un verso a la lumbre del destino.” El hombre se identifica con la naturaleza y el poema es luz porque a pesar de todo asume lo que le rodea. Y es el amor lo que salva al ser: “Y por amor tan sólo / -y por amor tan alto- / vibra este aliento aún.” Muchos poemas son casi autobiográficos. Canta sobre la felicidad a pesar de saberse efímero. Y como gallego al que “os debo hoy la música solar”, pues “En el camino de las aguas baila el tiempo”. No se olvida de sus paseos por Madrid, la calle Mayor, como si le hiciera caso a Federico García Lorca: “La poesía es algo que anda en la calle.”

 

Como poeta que lleva en el alma la música le escribe un homenaje a Chaikovski: “Todavía tus lágrimas me sufren, / y bogo por sus charcos / de memoria, / de pecho vulnerado, / de desvelo.” Y una sentida elegía al maestro Carlos Kleiber, más otros poemas. Quizá, el texto Función de títeres lo escribe influenciado por su actividad de teatralizar poesías, así como también Pantomima. Además, nos deleita con sus sueños históricos como en el que se ve envuelto en medio de unos “celtas aguerridos” y “Al despertar con ellos / me sorprendo esperando la poesía”.

 

 

 

3 Público asistente al acto

Público asistente al acto

 

 

Daganzo reúne las condiciones de ser un buen bardo por la pasión que le profesa a la poesía: “Pasión de luz, colores, / terciopelo en un rayo de campanas, / vivir y más vivir / en el tenaz colmarse de los verbos de cera, / en volandas la yesca de amar sobre el dolor: / lo indescifrable amigo sin coacciones.” O cuando expresa: “Canta en la noche ahora la palabra, / cuando todo reposa, / y no cesa su asombro por cierta pasión, / por amor tan soñado: / los ojos de la música.” Aquí se une el verso y la música. El deseo de cantar la palabra.  Que el alma fluya con su tono, como si fuese una sinfonía.

 

Otra circunstancia que encontramos en el vate: sentir que el ser es verbo, palabra revelada. No hay duda que el poeta se invade de emoción cuando encuentra lo que desvela. De esta manera la poesía es salvación para el espíritu. Luz entre las tinieblas. Sombras y dolores con los que se enfrenta en el mundo.

 

Naturalmente que la percepción es fundamental. No todo el mundo percibe igual, por ejemplo, el amor o una puesta del sol. Y esa clarividencia puede producir una emoción tan luminosa como el alba, o desembocar en un abismo de amargura como Residencia en la tierra de Neruda.

 

En otro frente tenemos al lector que tiene que descubrir, ojalá identificarse con el pensamiento poético. Regocijarse o sufrir con la palabra que refleja parte de nuestra existencia. Así, juegan roles esenciales el tiempo, el amor, la paz, la libertad, la melancolía, la angustia. Incluso los delirios y hasta la realidad de lo irreal, imágenes tiernas o absurdas. En definitiva, se trata de hallar ese tesoro estético como lo descubrieron J. R. Jiménez, Goethe, Bécquer. O a Dios como Santa Teresa y la Mistral o ser contestario y rupturista como Pablo de Rokha. Lo útil de la poesía es que está al servicio del hombre, y para algunos de la sociedad como lo hizo Machado, Brecht, Maiakovski, Celaya, García Lorca, Hernández, Vallejo, por citar algunos.

 

 

 

4 Antonio Daganzo y Pablo Méndez

Antonio Daganzo y Pablo Méndez

 

 

En el poeta Daganzo observamos que la realidad que ha conocido le ha impresionado fuertemente, no sólo como panorama y escenario telúrico, sino también como cultura al conocer otros lugares como París. Sainte-Chapelle dedicado al editor y poeta Pablo Méndez: “Pensamos, conmovidos, / en la inventiva de los recios corazones, / en el talento pródigo / para darse cual eco a la belleza / y resonarla amor, / paz de los tiempos. / Amaneció en París, / y una capilla frágil / la luz santificó para los fuertes.” O escribir por ejemplo Los normandos en Palermo. O por el hecho de llegar hasta el último lugar del mundo y más aún arribar hasta el extremo sur con Mañana en Valdivia, para Carolina Barreira, cantando: “Desde el río profundo / la ciudad está abierta cual cercano recuerdo; / formidable además: / palma tersa de mano / con sus líneas convulsas de haber alzado un día / el puño en maremoto.” O a Temuco, centro de la Araucanía, donde le dice a Lili Barreira: “La selva tuvo ama. / Dejó el tupido ardor de las luciérnagas.” O incorporar en sus textos la gastronomía con el delicioso plato que describe en su poema Palta Reina: “Chilena está mi boca de pensarte / tan fresca y tan sabrosa, / tan beso de las aguas abultadas.”

 

Podríamos extendernos mucho más, pero me basta con decir que me alegro de presentar este poemario, sorprendido por el cuidado que ha puesto en el lenguaje, en el contenido, con un verso ágil y tono poético elocuente: “Fue necesario amar, / ampararse en el aire, / ser árbol del valor pese a las ramas muertas / para vivir al fin a sangre limpia y ancha, / a sangre sabia y júbilo / que en ardor se mostrase inextinguible.”

 

Para finalizar, me permito agregar que la mayoría de los poetas, a veces, sin darse cuenta como objetivo en sí, realiza la misión de escribir para que lo lean, ya sea su palabra clara, oscura o metafísica. Lo principal es que sea una buena creación. Y esto es lo que encontramos en el poeta Antonio Daganzo.

 

 

5 Sergio Macías retratado por Miguel Elías

Sergio Macías retratado por Miguel Elías

 

Aún no hay ningún comentario.

Deja un comentario