El poeta Jaime García Maffla en su casa de Guaymaral
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar estos nuevos poemas de Jaime García Maffla (Cali, Colombia, 1944), poeta, filósofo y ensayista. En su obra se traslucen influencias de la tradición hispánica y del existencialismo. Hoy jubilado, fue Jefe del Departamento de Humanidades de la Universidad de los Andes y Director del Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana. Ha sido considerado, junto a otros destacados poetas, como perteneciente al grupo de la ‘Generación Sin Nombre’. García Maffla, experto en la obra de Cervantes, es el autor del prólogo y las notas de la primera edición colombiana del Quijote, y uno de los poetas más relevantes (y ‘ocultos’) de Colombia y Latinoamérica. Fue cofundador de la revista de poesía Golpe de Dados, que apareció en 1972, junto con Mario Rivero, Giovanni Quessep, Fernando Charry Lara, Hernando Valencia Goelkel y Aurelio Arturo. Esta revista se publicó bimestralmente y sin interrupción por más de treinta años. Coordinó talleres en la Casa de Poesía Silva y en el Instituto Caro y Cuervo, en Bogotá. En 1997 recibió el Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia. Sus poemarios son: Morir lleva un nombre corriente (1969), Guirnalda entre despojos (1976), En el solar de las Gracias (1978), La caza (1984), Las voces del vigía (1986), Poemas escritos a lápiz en un viejo cuaderno (1997), Vive si puedes (1997), Al dictado (1999), Caballero en la Orden de la Desesperanza (2001), Antología mínima del doncel (2001), Poemas del no-decir (2011), Buques en la Rada–Lais (2014), De las señales (2014), Herida del juglar (2016, antología), A bordo de un bardo de una a otra orilla de la mar (2017) y Leve. Trazos hacia otra poética (2018). Su obra ensayística comprende, entre otros trabajos: En la huella de Miguel de Unamuno (1985), En otoño deberían caer todas las hojas de los libros (1987), Visión poética de don Quijote (1988), Fernando Charry Lara (1989), Estoraques de Eduardo Cote Lamus (1994), ¿Qué es la poesía? (2001), Hacia la sacritud del lenguaje: Stephane Mallarmé (2001), Poesía y poetas colombianos (2009) y La órbita poética de A. P. Alencart (2017). Como antólogo ha preparado, entre otras, dos antologías: Antología de poesía colombiana e hispanoamericana (Editorial Panamericana, 2005) y Traductores de poesía en Colombia (con Rubén Sierra Mejía, Casa de Poesía Silva, 2009).
Foto de José Amador Martín
LEJOS DEL PUERTO
I
Lejos, ¡Ay! ya del puerto,
Sí, tan lejos ya…
Cómo el litoral se va perdiendo,
Pues que eran otros destino y norte,
Mas sin saberlo, ni aún presentirlo,
Y tras creerse de esa otra materia, la de los suyos:
¿Dónde…?
II
¿Cuál? Lo han dejado,
Si entre contrarios signos, al partir
Hacia extrañas Ínsulas
Que ahí estaban, están en la mar alta
De la extrañeza, en la zozobra del extrañamiento;
Estaciones, estancias interiores, galerías
De su callar por vano:
Ese ir perdiéndose entre ondas y días
Agonías y quejas,
Firmamentos y llantos de su haber;
La carta de sus días, una navegación
O en sendas que así
Fueron también dolor, noche Íntima y duelo,
Cuando el dejar de estar se hace fijeza tras de cada pérdida.
Foto de José Amador Martín
III
Un aliento,
Una fe,
Creencia por querencia, sea
Entonces, pues
Mar o desierto, desde dunas de olas, que
Consigo mismo desahoga su alma:
En silencio se ofrece al silencio, tal fuera dicho, y
Si alguna brújula ha de orientarlo será su incertidumbre.
Huir es otro ir en el regreso
Eterno de su tacto en el viento,
Si mira en el paso del tiempo aquello que le hizo:
No hoy…
IV
Entregarse en las manos de ese
Tal destino:
Abandonarse.
¿Ha partido y qué busca en andas de su ir?
De ese ir en andas a un partir sin rumbo,
Salvo, ahora:
¿Ser llevado por el latido de la ancestral savia entre sus venas?
Foto de José Amador Martín
V
No es buscar, ni hallar. No es
Ser hallado ni estar perdido;
Sí estar lejos,
Aunque ajeno a sus actos, sobre una
Oscura superficie que ahora no lo acoge,
Entre el desamparo,
Sin siquiera las voces
Tan entrañables antes,
Presagios sobre playas de sólo ajenos labios
Que también suyos son,
Eran y hablaban de un regresar,
Memoria, conciencia, una noticia, algún sentir
Que al cabo hacen, dan en todo final saberse.
VI
Dejar de ser, de estar, de irse, ir…
¿A dónde?
Hacia aquello que haría su íntima
Y última verdad,
Palidez la distancia tras el haber partido,
Por propio fuero, o éste no,
Si a él, por no encontrado, ha de venir el secreto encontrarse.
Foto de José Amador Martín
VII
Lejanía la del puerto,
Alma, agua, superficie de lluvia
(Llueve), para la espera,
Y así otra vez en sí,
Sin don alguno,
Sin ningún adónde, en fin: el olvido se haría,
Su ancla segura en lo inasible,
Cauce entre la niebla
Para dejar de estar y ser y hacerse en lo dejado.
No es… ¡Cómo lo sabe!
Que no estuvo, ni está: no era por él ni pudo haberlo sido.
VIII
Materia, pues, de aquello
Que no ha de decirse, ni indicarse en señales,
Ni a otra distancia en ciernes,
Cercos, líneas de agua, cielos y pensamientos,
Que tal vez del lance
Fuera lo alcanzado por la caza,
En el dejarse, en ser lo así dejado,
Lo ofrecido, pues aparte quedó
En sacrificio, oblación la suya…
Foto de José Amador Martín
IX
¡Ah de otra rada!
De otra vida de alguien por las vidas,
Él en su espejo, que
Sobre la línea del horizonte
Se han de escribir la invalidez y la desprotección…
Decir, decirlo,
¿Pero quién oiría?
Sacralidad aquella lejanía, trascendencia el vacío,
Una canción de ¡A Dios!
Para estar unido a cuanto deja
A lo que le ha dejado
Y alejado, una canción será, así
Rito, consolación, llamado
Por las depredaciones, las desapariciones:
Separado de todos
Para otra vez hallarse en don unido a todos, tal lo estuviera…
XX
Al fin que fue alzada,
Desde cubierta,
Para otro inicio, otra así
Despedida, que habrá de hacerse
Encuentro en la pérdida, partida
Si de aquella se agitan ya las manos
En el muelle,
Dentro del pensamiento del afuera,
Afuera sí de todo pensamiento, por exilio y razón.
Razón del exiliado que es quien debe partir,
Lejos del muelle, desde sí aún más lejos por cercano…
Foto de José Amador Martín
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