Poetas iberoamericanos que leyeron sus textos el 26 de octubre
Crear en Salamanca se complace en publicar las fotografías de los poetas que leyeron sus textos en el Teatro Liceo de Salamanca el día 26 de octubre y durante el XX Encuentro de Poetas Iberoamericanos, que esta edición rindió homenaje al poeta salmantino Aníbal Núñez (1944-1987). Las imágenes llevan la firma de José Amador Martín
Aníbal Núñez retratado por Miguel Elías
SONETO DE ANÍBAL NÚÑEZ
DEDICADO A MIGUEL DE UNAMUNO
El rapsoda J. M. Sánchez Terrones dando voz a Aníbal Núñez
MORIR SOÑANDO, SÍ, MAS SI SE SUEÑA…
Morir soñando, sí, mas si se sueña
Ilusión es la muerte, fe la vida.
Guerra la paz; y si la paz se olvida
El tiempo al fin de eternidad se adueña.
La desgana de ayer ¿qué nos enseña
Deshaciéndose en hoy? Abierta herida
El empeño de hacer que la aprendida
Ventana dé al vacío que se sueña.
No se matan los sueños con la muerte.
¿A qué representarla con tal ceño?
Morir es aprender lo ya sabido.
Vivir la vida no es negar la suerte.
No sabemos, Miguel, si es que te has ido
O sigues con nosotros en el sueño.
LUZ MARY GIRALDO
(Colombia)
ÍCARO SOLITARIO
Todos los gestos cercenados, piedras
graves del ceño, consideraciones
sobre la legitimidad de alzar el vuelo
han tomado la forma que tuvieran las alas.
Aníbal Núñez
Aquel que cifraba en su delicadeza
la afición de volar
extendió sus alas y rompió el aire
con su pico de bronce.
Ascendió a la montaña de silencio
y desde lo alto miró el espacio abandonado:
el último punto se fundió al primero.
En la tierra que poco a poco lo suplanta
dibujó la sombra.
Solitario
alza sus ojos en medio de la noche.
JESÚS FONSECA
(España)
ASÍ DE CLARO
«Hay cosas que saltan a la vista»
Aníbal Núñez
Ser tú mismo, por ejemplo,
sólo tú mismo, entre gentes
previsibles, verdades supuestas
y otras apariencias que esconden
lo más cierto. Así de claro
y de sencillo. Sentir muy despacio,
muy despacio, el roce confiado
de la carne y su ternura infinita;
el dolor de la sangre y su correr callado.
El silencio que salva.
Contemplar los adolescentes
semidesnudos que se bañan
en el agua fresca, casi fría del río,
sorprendiendo la intimidad de los pájaros
que alzan sus alas y sonríen.
Sentir muy despacio,
muy despacio, la alegría
de una mañana de luz,
desde el tiempo que hace
y que deshace a la sombra
de lo que no se repite.
Así de claro y de sencillo.
Sentir también despacio,
muy despacio, la cercanía
escondida y visible de Dios:
ese único saber, ese único amor
que espero. Vivir quizá sea eso.
¡Qué otra cosa si no!
CARLOS AGANZO
(España)
PÉTALOS
«Sin que lo sepa el jardinero
ha brotado un rosal al otro lado»
Aníbal Núñez
(Inutilidad del poeta didáctico)
Tuvo pena el esclavo de arrancar
el brote de amapolas
que en rojo sorprendió a la rosaleda
con las últimas lluvias
en el jardín de Venus.
Se reían las rosas
de tan gran insolencia.
Y llegó la tormenta y a las rosas
de poco les sirvieron las espinas.
En el jardín desierto ni siquiera
el jardinero sabe
diferenciar los pétalos caídos:
¿cual es de rosa?, ¿cuál el de amapola?
Victor Oliveira Mateus y Alfredo Pérez Alencart
VICTOR OLIVEIRA MATEUS
(Portugal)
INSTANTES Y PERMANENCIA
Que me traigan el humo dijo Ciro
y le trajeron todas sus victorias
Aníbal Núñez, Pebetero
Nada queda del viejo olivar de mi infancia
ni del blanco de los almendros que cercaban
la mudez intacta de mi primera casa
No volveré a iluminar, con trémula y delicada
luz de aceite, las intermitencia de ese corazón
siempre dividido entre el querer y la cobardía.
No más tejeré aquella música antiquísima,
que, en vibrantes rutas consteladas,
te indicaba la fuga a todos los naufragios.
Me queda (tan solo) esta lucha contra instantes que no
existieron, esta inagotable fidelidad a todo un azul
celeste, que suaviza el campo de la batalla, que graba
-en caracteres de humo- la explicación de la derrota.
Traducción de A. P. Alencart
SANTOS JIMÉNEZ
(España)
ALGUNOS POEMAS SON PARA SIEMPRE
(a la manera de Aníbal en aquellos versos inmortales)
el libro contenía la respuesta
lo sabía pero demoraba su búsqueda
y la hubiera demorado aún más
de no apremiarme el tiempo
que toda comodidad destruye
y sabía que dentro del libro un poema
me ayudaría me ayudaría siempre
con él ya entre las manos vi un recorte
de periódico señalando una página
y supe al instante el poema
que habitaba aquella página
pero tardé en abrirla
aun sabiéndola reveladora
hubiera podido con algo de esfuerzo
recordar cada uno de sus versos
o mejor no recordarlos
no recordar ninguno solo la sacudida
el peso el poso el pesazo de la reflexión
en las profundidades del pecho
como al fin entre nosotros se imponen las palabras
lo dije lo dije de nuevo en alto una vez más
la cofia era de perlas
Francisco Javier Sánchez y Verónica Amat
VERÓNICA AMAT
(España)
SONATA TRISTE
Compartiste con otros tus pasiones
tu ruta de caprichos en constancia
evanescente, oculto en la distancia
siempre presto a unirte al enemigo.
Ida y vuelta, rubor, vacilaciones,
culpable siempre regresas a tu estancia
tu carne de alabastro y tu fragancia
renunciaban a más explicaciones.
Tu vida como un rosal de invernadero
floreció igual en junio que en enero
en estas horas gélidas se extiende.
Cálido albergue en dársena escondida
y para iluminar tu despedida
mi último cirio de amistad se enciende.
MARCELO GATICA
(Chile)
ESPEJISMOS EN PLAZA MAYOR
Llegados a este punto hemos tomado
—se suman otras voces—
la decisión de naufragar.
Aníbal Núñez
El náufrago llega a la Plaza Mayor
convencido de que lo esperarían con algún homenaje,
una medalla y el amor de alguna bella periodista deportiva.
Nada,
la caterva sigue la línea recta
de los fragmentos de una Era de segundos.
Nada,
o quizás la vida
desplegada bajo el reloj que no es
un reloj sino un verso
un camino hacia una ruina
un invierno a contra luz
hacia una palabra tallada en
un poema declamado en vivo por Aníbal Núñez.
Mientras en la esquina una mariposa
se desintegra al contacto de la luz,
estallando en el centro de la piedra.
Las catedrales parecen levitar
y desmontar el horizonte por algunos segundos.
El náufrago pierde el equilibrio
al contacto del vuelo de los versos.
Aníbal advierte su desazón, y
golpea suavemente su espalda,
y silenciosamente le dice-
por aquí los poetas somos sobrevivientes,
es decir, somos parte de la resistencia.
ABELARDO LEAL
(Colombia)
CARTA A ANÍBAL NÚÑEZ
Te fumas la vida
En papeles blancos
Poblados de todos los signos
La blancura del invierno
La desnudez del verano
Y la paciencia de la lluvia
Que cae en el vacío de la tarde
Caminas sobre aguas oscuras
Que arrojan una luz insomne
Y son ellas el alimento
Que abre el hambre de cada día
Los árboles escuchan tu brisa
Que se mece en la soledad de la masa
En la antesala de la muerte
El único espacio que habitamos
Sin saberlo
En el silencio que pende de la música
Hallamos tu rostro.
JORGE FRAGOSO
(Portugal)
PALABRA
En la palabra
que surca el tiempo
–el tiempo existe porque te siento–
mi mirada que te exclama
cuerpo que te transita
y este vacío
pecho sólo lleno
cuando de ti…
En esta palabra invento
cada pliegue de los días
tu regazo
de espuma
mar suelto resguardo
dentro pecho vacío
sólo lleno en tu abrazo
Mi sonrisa sólo
hecha de tus labios
y este grito que invento mi amor
dentro del pecho
se incendia
hasta tu respirar
de mi tiempo total
hasta saciarme
del yo completo
de tu nombre
(Traducción de A. P. Alencart)
Foto de Jacqueline Alencar
JOSÉ AMADOR MARTÍN
(España)
SALAMANCA
Hermoso cuento, mientras cae, de nuevo,
la rosada cortina de la tarde y duerme el valle,
y en el valle duermen los signos en las piedras
y la pasión idílica
Aníbal Núñez
La memoria pervive en la ciudad,
en esos pasos que siempre la recorren,
en la ruina en que se alza,
en la luz que la transforma en armonía
Recorrerla es sentirla
en las esquinas de los vientos,
en los parques que sin apenas saberlos
los amamos en el sueño de los árboles.
En los muros pintados y en los rostros
somos partícipes de un devenir de sombras,
también en los cielos de cada atardecer que aquí pervive
con los signos de la supervivencia.
Somos testigos de abrazos y crepúsculos
de lluvias y de soles. Del tiempo que pasa
como si no pasara nunca
en la memoria y olvidos de todo lo que fuimos.
Hoy, tú, regresas, como cada tarde,
en el vuelo de las aves, en la rosada cortina de los sueños,
en el hermoso cuento de las luces
a las colinas y valles que encierran la ciudad.
Hoy queda el duelo de palabras y otoños,
de calles y plazas, de jardines y piedras
donde grabar tu nombre de sentida memoria
en las páginas del tiempo, donde tú reposas.
Leocádia Regalo y Alfredo Pérez Alencart
EOCÁDIA REGALO
(Portugal)
EL MISTERIO DE LOS DÍAS
Todavía no sé
desvelar el misterio de los días.
Paso por caminos trillados
y en ellos presiento
la revelación.
A cada señal
le atribuyo un sentido.
En cada encrucijada
descubro la nubosa
justificación de las cosas.
Si me fuera posible
renovar el instante
en que me suspendo
del hilo de las palabras
silabadas en la limpidez primordial
convertiría
en puro magma
la espiral de silencio
que vuelve áureo
en el invisible cristal
de las cosas por nombrar.
Traducción de A. P. Alencart
JUAN CARLOS MARTÍN
(España)
PÁBILOS HUMEANTES
Que me traigan el humo dijo Ciro
y le trajeron todas sus victorias.
(Aníbal Núñez, Pebetero)
Pábilos humeantes,
cañas cascadas,
secuoyas partidas.
Sube un genuino incienso de derrotas,
los laureles mejor contados.
Grama seca en procesión,
yesca en tropel hacia su sino,
huestes de estopa ascendente.
Canta el búho de las soledades
gestas de paladín desertor.
¿Llegará la lluvia?
¿Traerá la riada aluviones?
¿Caerán coronas, guirnaldas,
diplomas o sellos reales?
Me encontrará al descubierto
la pedrada de mis vanidades.
¿Soplará el solano?
¿Aventará tan sólo la cizaña?
¿Tumbará las torres de marfil
y los museos de hazañas disecadas?
Resistiré
en el reverente zarandeo de la palmera.
¿O se hará que nazcan futuros,
que mi ocaso aborte porvenires
de resurrección,
que se anuncien días nuevos
y horizontes sin cartografiar,
mapas en blanco que uno conoce,
sendas sin huella resueltas en edenes, en desiertos
y en todas partes,
y en todos los tiempos?
Diré amén a todo.
STEFANIA DI LEO
(Italia)
HERMOSOS SUEÑOS EN EL ALMA APOSENTADOS…
Morir soñando, sí, más si se sueña
Ilusión es la muerte, fe la vida,
Guerra la paz; y si la paz se olvida
El tiempo al fin de eternidad se adueña.
Aníbal Núñez
Hermosos sueños en el alma aposentados,
sueños de la razón que no produce monstruos,
sueños de libertad, de puertas azuladas,
estos nuestros sueños, de luz y de esperanzas.
Hermosos sueños de Venus enamorada
derramando su voz entre columnas,
tiempos en que nada se mueve, nada se escucha,
tiempos de guerra, ruido de silencios.
Alzados de la ruina nos movemos,
la muerte una ilusión y un consuelo,
mundo donde ya no hay presencias.
Tu voz resonando en Salamanca,
nunca se derruye en la memoria,
voz impaciente de luz, halo de sombras.
Quizás leyendo junto al río
encontraste las ninfas allí metidas,
apretando tus manos
de fuego quemadas.
Tras la muerte todo reinicia,
en un mar solitario y sin delirio,
en la oscuridad donde
el silencio se adivina.
Náyades, nereidas, ninfas y sirenas,
acompañan nuestra paz en el silencio,
telarañas nos atrapan, subsumiéndonos a la tierra.
Nuestra patria nos detiene y nos consuma,
–toda ruina tiene algo de templo-
ciudad, bendita maldición,
monstruo devorando quimeras.
A media voz, Aníbal te celebro,
flor del mal que jamás se marchita,
temporada en el infierno de la vida.
El dolor de la belleza, te acosa
en el ataúd de laurel dorado,
dionisíaca la sábana envolviéndote el costado.
Poeta del amor y de la muerte,
vivo en la esperanza del sueño,
el consuelo lentamente desfila
por toda la ciudad entristecida.
MARÍA ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
(España)
[HORMIGAS]
Sobre el eczema del asfalto corre una hilera de hormigas laboriosas. Ellas conocen el poema de Pound y no le temen a la palabra usura porque en el territorio del hambre no resulta posible imaginarla. Artrópodos de las inmediaciones del lenguaje. Escarban bajo tierra por si hubiese otras acepciones más nutricias. No necesitan decir hoja o decir savia para sentir la felicidad extrema de los dientes. No necesitan que yo ponga en su boca nada más que una miga derrotada. Pueden hacer suya la ciudad porque la hemos abandonado a su intemperie y ellas pertenecen también al mismo reino de lo invisible que las mendigas rumanas junto al supermercado. Cuando están muy cansadas y se adormecen sobre los carros vacíos de la compra, los insectos penetran en su sueño. Al fondo del agua más oscura, donde han quedado quietas brevemente, comparten con las piedras su inmovilidad. Nada ocurre en la superficie que se irisa con el viento, pero en el lodo profundo algo se agita en cada larva. Mientras el agua duerme, ellas reclaman alimento a los adultos, que les entregan materia líquida regurgitada.
Entonces recuerdo de golpe que yo también he crecido con palabras que otros lamieron y han masticado hasta la extenuación, como esos chicles rosa con los que termina doliendo respirar. Las han deglutido y vuelto a deglutir dejándolas resecas en su hollejo pero que yo chupaba con fruición por si aún soltaban alguna perlita de sabor en mi boca. Las han peinado con morosa severidad o desinfectado cuando sangraba la piel en las rodillas de la infancia. Las han abrigado, vestido de uniforme, desnudado en los hoteles. Las han poseído.
En el sueño las larvas (las palabras) crecen veloces y avanzan disciplinadamente como niñas enlutadas que llevaran una tela de pañal en la cabeza, madres de otra plaza circular cuyo oscuro grito no termina nunca de agotarse. Cuando el sueño decide despertar, la luz primeriza del amanecer descubre a algunas de ellas hilando seda. ¿Son las moiras? ¿Las ilegibles fulguraciones de la noche que muere? ¿Las que transformaron el cordón umbilical en hilo destrenzado y deglutido? También está genéticamente determinado su sexo, y se dividen según sus cromosomas. ¿Las palabras? No, los insectos (e insectas). Me sobrecoge sentirme tan cerca de su lado, en lo invisible y verdadero que es la piel enfermiza en la ciudad sobre la que caminan sin temor. Los científicos las llaman hormigas del pavimento, y cuando las nombran tan objetiva y presuntuosamente, creen cancelar cualquier duda que se hubiese abierto debajo de sus patas, pero lo cierto es que al correr por la piel enrojecida del asfalto, traen la luz y verdad de lo inasible. Son apelaciones radicales de la sombra. Las mendigas y yo también lo somos.
con Aníbal Núñez
LEONAM CUNHA
(Brasil)
PARALELO COM ANÍBAL
Aníbal Núñez reconhece
a perfeita postura dos mortos.
Teriam uma vida inteira atravessado
somente para saberem
comportar-se no momento infalível
– o fim?
Ou haverão encontrado a torre
de onde tudo foi visto
e onde não é novo
o sol que se desabotoa?
Li muitos livros e nada aprendi sobre isso.
Apenas postulo que
na minha hora
quando nada será nada e sopro somente
espatifem meu corpo em cinzas
e poluam os mares
com o instrumento de minha poesia.
EMILIO MOZO
(Cuba)
POEMA DE GUERRA
Se sentó ante las líneas enemigas
en una mecedora, sorteaba
los disparos, sonriendo: la primera
bala la había alcanzado mortalmente
Se seguirá meciendo
hasta dejar sin munición a todos
ANÍBAL NÚÑEZ
Nazco muero soy
Sin tiempo ni lugar
Sumergido otro
Multiplicando armo el viento
Repaso
Describo al que muere
Nube pantano río
Sin tiempo ni lugar muero
Espeso crujiente otro
El hilo que unía el corazón roto
Hostigado por la ortiga
Por la bala que roza la cortina
Oscuridad que envilece
El hilo que unía el corazón roto
Destruyo no ocupo
Celebro la sombra
El espíritu ausente
Coloco cimientos
Esparzo semillas
Vacío de esperanza destruyo
A veces sueño y siento
Hambre de princesas
El tigre navega
Por la curva del cielo
Montañas de azúcar
Pálidos vientos
No encuentro el amor
Ni me siento hombre
Llora la guerra
Corona el verano
Con su lluvia fría
El viento persigue
Aunque es de día
Curioso escucha
El rugir del río
Gruñen alados
Gigantes sin brazos
Infinitos geométricos
El hombre no siente
Desde el pájaro Apache
Casas sombrías
Un lago vacío
Silencio en el vino
Silencio en la mesa
Pájaros gimientes
Reflejos de arena
Vivir olvidando
Olvidado solo
Xenaro Ovín dando voz a Julio Collado
JULIO COLLADO
(España)
APORÍA DEL TIEMPO
“Perdonad, ante todo,
mi posición al margen
mi extravío…”.
Aníbal Núñez
Un segundo es el tiempo
que media
entre un pensamiento y otro.
Un día, el espacio máximo
entre tu palabra y la mía.
Una semana, la anchura
del abrazo.
Un mes, el abismo
de perderte.
No pidas que siga, porque
a partir de treinta días
todo es niebla.
¿Cuánto tarda
el mar en borrar tu nombre?
Unas marcas en la arena,
un sabor de agua distante,
un baño solitario, la inútil
espera de la luna, una cometa
en la mano caprichosa del destino,
un arco iris, colibrí que muestra
en – arco – perfecto
sus senos de adolescente…
Es todo tan hermoso y sin embargo…
¿Cuánto tarda el mar en borrar
tu nombre?
ENRIQUE VILORIA VERA
(Venezuela)
LA CABALGATA DE ANÍBAL
Que me traigan el humo dijo Ciro
y le trajeron todas sus victorias.
Aníbal Núñez
A lomo de elefante salmantino
recorres los amarillos campos de Castilla
abrevas en las frescas aguas de tu Tormes
En las fieras batallas de la poesía
derrotado nunca fuiste
victorioso siempre sin cobardía
tus valientes y corajudos versos
defendieron a rajatabla
la causa del amor y la amistad
En tu paquidermo de letras
triunfante peregrinas
por los largos y frondosos caminos de la eternidad
dejando a tu paso
un reguero de himnos alabanzas y elegías
Los ángeles regocijados
comunican al Dios de la Biblia:
“Ya el poeta no hace como antes
boceto de sus lágrimas…
dispone las palabras a sabiendas
de que el tiempo ha dispuesto el cañamazo
de lo que va a escribir para el olvido”.
SERGIO MACÍAS
(Chile)
“Bebo a pequeños sorbos la reiteración de la brisa
y siento pasar por mis dedos el tiempo,
como cuentas de un rosario.
Hasta que la noche
cae a mis pies como pájaro ciego”.
Aníbal Núñez
LA PALABRA QUE CAUTIVA
Se trata de su palabra que cautiva
con lo que pasó, acontece y viene
a través de un sueño,
de una ilusión que como cálamo de luz
llena el cuaderno de la esperanza.
Se trata de la emoción ante la primavera.
Del efecto que produce la sonrisa de un niño,
la injusticia o la falta de libertad.
Se trata de escribir como poeta del amor
que te rescata entre los escombros
del tiempo que te lleva como un río.
De la soledad que quita la dicha
de seguir siendo fiel a tu hermosura.
Se trata de la pasión por la carne, los besos.
el sentimiento de ternura,
la paz que buscas.
Se trata de quien ama lo que digo.
De ti, que no quieres
que te abandone esta noche,
en que juntos hacemos un camino.
CARLOS D’ABREU
(Portugal)
TIEMPO Y POESÍA
Si hubiese tenido el tiempo
para saber qué tiempo tendría
hubiera dedicado todo el tiempo
al tiempo de la Poesía
Porque Poesía es el tiempo todo
es el universo intemporal
lo que algunos llaman señuelo
propio de la vida ya otoñal
no me importa si fuera contratiempo
en algunos días ya por sí difíciles.
Me bastaba como pasatiempo
porque no percibía
que al final el dicho tiempo
no vale una rima de Poesía
Traducción de A. P. Alencart
A. P. Alencart leyendo los poemas de Raúl Vacas y de Juan Carlos López Pinto
RAÚL VACAS
(España)
VADO PERMANENTE
a Aníbal Núñez
No importa que la tarde sea blanca
y todos se marcharan de la mano
a visitar la muerte. Todo es en vano
si el amor no permanece, si arranca
sus raíces, si pierde en la petanca
de los días y aparca en el verano
su silencio, si es águila o humano.
No importa que esta tarde Salamanca
saliera en otra foto diferente,
que al fondo de la fila hubiera un niño
ciego, ajeno al sueño y al color.
No importa que, perdida entre la gente,
una mujer de gris me hiciera un guiño.
y fuera de paseo hasta su amor.
Juan Carlos López Pinto en el XVI Encuentro (octubre de 2013)
JUAN CARLOS LÓPEZ PINTO
(España)
ANÍBAL ES TU NOMBRE
Mi vuelo es hondo
en tu palabra.
Pureza del aire desnudo
cegada de luz
y desgarro.
El fruto prohibido.
La vida insiste:
Leerte en el aire,
vivirte quiero,
hacia dentro.
Aníbal es tu nombre.
Fuera de ti,
la intemperie.
En Salamanca y en otoño. 2017
PALABRAS DE DESPEDIDA
(Pilar Fernández Labrador)
noviembre 22, 2017
Tejida la historia del poema sobre la épica de un poeta, vale la pena esta aventura desde las palabras que se desgranan de la mazorca: espiga regando el polen de la creatividad nombrando el mundo de afuera y del adentro. ¡Albricias!