‘LA VOZ QUEMA’ Y OTROS SEIS TEXTOS DE GIOVANNA BENEDETTI PARA EL XXVII ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS

 

 

 

Crear en Salamanca se complace en publicar esta muestra poética de Giovanna Benedetti Nacida en la ciudad de Panamá, República de Panamá, se educó en liceos de Panamá, Suiza, Estados Unidos y Francia. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en las universidades Nacional de Panamá, Autónoma de Barcelona y Complutense de Madrid. Es doctora en derecho y especialista, por la UNESCO, en derechos humanos de la cultura.

Poeta, cuentista, dramaturga y ensayista, ha ganado en seis ocasiones el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá –el más importante de su país–.  Es también Premio Internacional de Periodismo José Martí de Cuba, Premio Mihai Eminescu de Rumanía y Premio Latinoamericano de Ensayo Histórico de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, Colombia. Es miembro de la Academia Panameña de la Lengua y fue directora general del Archivo Nacional de Panamá. Trabajó, por muchos años, como experta internacional en derecho de autor y derechos culturales para la UNESCO, y como consultora internacional del Centro Regional para el Fomento del Libro de América Latina y el Caribe (CERLALC), Colombia. Su obra ha sido traducida parcial o totalmente a diecinueve idiomas. 

Entre sus obras: La lluvia sobre el fuego (cuentario, 1982); El sótano dos de la cultura (ensayos, 1985); El revés del derecho de autor (ensayos, 1987); Entonces, ahora y luego (poemario, 1992); El tambor de la agonía (poemario, 1993); Las claves de Lorca (ensayo, 1997); El camino de los andantes: Bolívar y Don Quijote (ensayo histórico-literario, 1998); Entrada abierta a la mansión cerrada (poemario, 2006); Maqueta y figuración de los derechos culturales (UNESCO, estudio analítico, 2014) Música para las fieras (poemario, 2016); Vértigo de malabares (cuentario, 2017); Después de los objetos (poesía reunida, 2018-19), Vigilia de Antígona (poema dramático en siete cantos, 2022); Caragabí (poesía selecta, 2023); La razón poética de María Zambrano (ensayo, 2023); Fatamorgana (poemario, 2024).

Ha participado en numerosos festivales y encuentros literarios, destacando: el 30º Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia (2020); el Festival Internacional de Poesía de Curtea d’Arges, Rumanía (2016 y 2019); el Festival Internacional de Poesía de Madrid (2018); el Encuentro Internacional de Poetas Iberoamericanos de Salamanca (2019, 2023 y 2024), el Encuentro Hispanoamericano de Escritores en París (2017, 2019 y 2023), el XVII Festival Internacional Palabra en el Mundo, Chiapas, México (2024). Fue invitada como conferencista y lectora in situ, al Trinity College de Dublín, Irlanda y al Rilke Poetry Center de Praga, Chequia.

Giovanna Benedetti es también pintora, dibujante, escultora y ceramista. Tiene dos hijas y cinco nietos y vive desde hace más de una década en San Lorenzo de El Escorial, Madrid, España.

 

LA VOZ QUEMA

 

¿A dónde va la voz cuando el silencio obliga

y se oscurecen las caricias detrás de los espejos?

Una temeridad, una simulación pautada

una ráfaga de desatinos, errores y querellas

y la voz se lleva en lágrimas el aire y las sospechas

que alientan las orillas guardianas del misterio.

 

No hay más intermediarios: la voz quema

y no vale cualquier pliegue de paciencia en las heridas.

Es el síntoma continuo de la cifra irrecobrable.

La maldición cumplida (la morgana)

cegando cada roce del polvo en la garganta

donde solo se registra la sed de otras palabras.

 

De esa sorda terquedad queda la calma.

Los dispersos ademanes. La escritura que no empieza.

Los lentos y los ágiles ropajes de las fórmulas.

Y las noches y los días ahuyentando fonemas.

 

 

(Del poemario Fatamorgana, Editorial Doce Calles, Madrid, 2024)

 

CONTICINIO

El conticinio casi ya pasando

iba y la sombra dimidiaba, cuando

de las diurnas tareas fatigados…

El sueño todo, en fin, lo poseía…

 

Sor Juana Inés de la Cruz, Primero Sueño

 

 

 

 

Desde este poder sin cuerpo

que es el verbo

elijo el conticinio de la palabra oscura:

la que me atrae al encuentro del duende y la ceniza

y me envuelve hasta el incendio forestal del alba.

Todo escapa hacia el centro del prisma enmudecido.

Todo menos la chispa que permanece intacta. 

El sigilo que detiene la luz de la cerilla

y el duelo permanente de las casualidades.

 

Reclamo a la Morgana saber cómo descansan

los peces que navegan, las sirenas sonámbulas.

Entender dónde comienzan las corrientes de los ríos

quién planta las orquídeas: dónde se tumban las aguas

con qué velocidad se ingenian las gramáticas del sueño

cada vez que el cuerpo duerme y la potencia vaga.

 

Nada hay con más derecho a figurar tinieblas

que el reflejo —sin luna— que aún persigue una imagen. 

Esa pared de enfrente: la pesadilla loca

que detiene a medianoche las películas del habla

y va oxidando el viento, los insectos y la aurora.

 

Aún me obligan las preguntas

(esta vez ya sin respuestas) 

en bondad con la experiencia de acariciar el fuego.
Será parte del camino de la oscuridad del alma

que despierta adormecida después de la fatiga

con la voz y la apariencia de las figuras rotas.

 

(Del poemario Fatamorgana, Editorial Doce Calles, Madrid, 2024)

 

 

EL VIAJE DE FEDERICO

¿Cómo fue?

—Una grieta en la mejilla.

¡Eso es todo!

Federico García Lorca

 

 

Con la camisa blanca, manchada de cerezas

viajan los manuscritos desde Madrid a Granada.

Un globo de colorines sujeta los envoltorios.

Trae regalos para todos: un frasco de tinta y cera. 

                Su luna de pergamino.

                Casidas para la huerta.

El teatro de la Bernarda y una nueva cancioncilla.

Porque el piano, en San Vicente,

ha vuelto a dar vida a la copla.

 

Sol, verano y surtidor

y en La Barraca un letrero:

Volveremos en otoño, de mono azul y con ruedas”.

Pero afuera, sobre el Darro,

los veinte campanarios suenan.

Encima de las multiplicaciones

                                               se han levantado las piedras.

La radio, maquillada, ha dado un parte de guerra.

Y un folio lleva pintado un arlequín con tres balas.

 

Criaturas y trampantojos ubican sus emboscadas.

En casa de Luis Rosales se complican las audiencias. 

Entre Víznar y Alfacar, encima de las estrellas 

bajan de golpe y con sangre

dos toreros anarquistas

un maestro

y el poeta.

 

(Del poemario Fatamorgana, Editorial Doce Calles, Madrid, 2024)

 

 

MORGANA

 

Changer de forme et de caractère

de guerisseuse à sorcière:

pour elle, la force de la magie

est généralement la Morgaine.

Chretien de Troyes

 

 

Morgana transfigura

el aire entre sus huellas.

Acecha los remolinos, los fulgores: el parto.

Deslumbra, en piel cambiante

por encima de las piedras.

Se aprieta a las gargantas.

Fecunda los ovarios.

Hace doblar las campanas en todos los precipicios.

Y se sube a los océanos para revolver el sueño.

 

Morgana imita al cuervo

con sus gritos de hechicera.

            (Conviene en no

             mostrar su identidad:

            confunde el término).

Hilvana el horizonte acolchado de las nubes  

y su fórmula de gracia otorga nombre a los misterios. 

 

Morgana, transformista, domadora de apariencias

fortifica las manzanas para redondear sus pruebas.  

Va envolviendo, como un pliego, las visiones de la esfera

por detrás de los arbustos anidados de vencejos.

Donde todo lo descrito, en su misión, la arrima al trance 

con el lenguaje recíproco de mares y sirenas.

 

 

(Del poemario Fatamorgana, Editorial Doce Calles, Madrid, 2024)

 

ÁSPERAS CONCORDIAS

 

 

…una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta.

Alejandra Pizarnik

Me apuran los contornos

de una cruel correspondencia

que lenta y siempre torpe persigo con mis letras.

Y digo cruel, maldita sea, porque me abruma:

¡tanta luminosidad …y yo sin señas!

El ruido de la luces complica la experiencia.

Espesa los matices coloreados de las formas;

y hay un sabor que sube desde el vientre a la saliva

y se propaga aprovechando su máquina alegórica.

 

A la postre las sirenas emergen fatigadas

magulladas por la cólera del agua entristecida;

y se zambullen juiciosas, como delfines sin lastre,

por las ubres espirales de los cuernos de la aurora.

 

(Del poemario: Música para las fieras, 2014)

 

 

ÁTICO DE LA NOSTALGIA

 

 

No se entra ni se sale fácilmente en esta pieza.

En este ático sutil que es tentación y gusto amargo.

Macerada vendimia agridulce del recuerdo
que acaso se bendice y se maldice al mismo tiempo.

El ancho y la espesura de la estancia es lo que abruma.

La manera como encaja el polvo entre sus grietas.
Esa pantalla gris que cae como una manta

por encima del mosaico que divide los paisajes

y va cuadriculando las figuras y las cosas.

El ático es a la casa el más fiel de sus testigos.

Ferocísimo guardián de las pasiones vencidas
es el viejo candil que ya no tiene oficio

es la muñeca de trapo despaturrada y sin tripas

es la orquídea de nácar que un día perdió sus pétalos

y es ese último rectángulo de tiza en la rayuela

que hay que saltar a un pie… antes de llegar al cielo.

 

El ático penetra el corazón por las esquinas
y como una enredadera se filtra y merodea;
se va ramificando entre el polvo y la ceniza

imbricando contornos, dando aliento al olvido
fabulando nostalgias al doblez del altillo
en un lento, taciturno, murmurar de bajo ritmo

que fluye y que refluye como una triste ola.

El ático es un mar y como mar no tiene sitios.

No tiene esquinas ni paisajes

y sus figuras son revuelos (temblores simplemente…)
espasmos trascendidos de brillo y de tensión

que se disuelven como gotas en la ola de marea.

Nada flota jamás en el mar de la memoria.

Nada flota tampoco en el ático de la nostalgia.

Y porque así como es arriba: así es abajo

todo lo que aquí se hunde… es ya un naufragio.

 

(Del poemario: Entrada abierta a la mansión cerrada, 2006).

 

 

GÉNESIS DE ABYA YALA

 

El nombre de América, aplicado a nuestro

continente es reciente… En el idioma de la nación Dule,

se le conoce y se le seguirá conociendo por su

verdadero nombre: Abya Yala.

Arysteides Turpana

 

Madre y padre piedra: continente.

Hermano del silencio, hijo del río.

Compañero de sombra… escucha:

en el principio era el mar, oye lo que te digo.

Entonces fue la noche y vino el verbo

y hablaron en sus sueños las palabras: 

¡Sea esta tierra dulce como la piel de caña! 

Y fue Abya Yala la de la vulva de agua 
y volcanes como pechos: (primer día).

 

Creció Abya Yala inmensa desde su árbol florido. 
El sol volcó su espuma y engendró entre sus playas 
muchedumbres de orquídeas.

Y fue su concha viva/ viva fuente/ ombligo primigenio
y hubo luna menguante (día segundo). 

 

Y dijo el Huracán: ¡Reviente el firmamento

y haya tormenta y caiga el aguacero

y hierva el continente de lagartos

de iguanas y de grillos 
y sean sus bestias tantas como estrellas!

 

Y así fue.  Cayó la lluvia a flechas

sobre las sementeras
y zumbaron en las miasmas las libélulas

las ranas, los zancudos.
Y hubo en los cardinales trópicos y nieves

y desiertos y pampas y arco iris: (día tercero). 

 

¡Hágase el jaguar!  —dijo la luz— 
y se hicieron las selvas. 

¡Sea el relámpago la lengua de los valles! 
y surgió la anaconda como un río. 

¡Vuele hacia el amanecer el cóndor

y sean sus alas nubes! 

Y alzáronse los Andes hasta el cielo. 

¡Vénganos un dios!  —gritó la sangre—

y fue el pájaro quetzal libre y altivo.

Y hubo en los altiplanos pedernal de fuego nuevo 
y serpientes emplumadas: (cuarto día).

 

El Corazón de la Montaña habló sobre las serranías:

¡Que sea el maíz el polvo de mi carne
que broten de su espiga los murmullos
y de sus granos el hueso y la simiente!

Y conmoviéronse los péndulos en sus callosidades

y salieron los pellejos de las grietas

y hubo en sus alfabetos sangre coagulada
y fueron sus cenizas macho y hembra: (quinto día).

 

Ciñéronse sus lomos los hijos del follaje. 
Milenios de cal y canto guardaron sus madreperlas 
y del hueco de las sombras hicieron sus paisajes. 

¡No prevalecerá otro nombre en mi conciencia

ni quedará en tus huellas piedra sobre piedra! 

Dijeron, en sus ruinas, las tinieblas.

Y fue Abya Yala territorio enigma.
Término de Oriente y de Occidente. 
Y quedaron sus arcanos sellados para siempre:

(sexto día).

 

 

(Del poemario: Entonces, ahora y luego, 1992)

 

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