Siempre he sido una persona extremadamente sentimental. Escribo desde que tengo 9 años. Es algo que me ha ayudado a conocerme y a sentirme mejor en los momentos duros, pero llegó un día en el que narrar lo que sentía no era suficiente. Necesitaba más.
Estaba impresionada por lo que eran capaces de hacer algunas personas con una cámara y pensé que si ellos podían hacerlo, ¿Por qué no iba a poder yo? Quería congelar el tiempo, quería hacer sentir a la gente todo lo que sentía. Necesitaba expresarme, ver y plasmar un sentimiento hasta hacerlo bello sin importar su significado. Al poco tiempo, con 13 años recién cumplidos, llego a mis manos una cámara.
Y aunque al principio todo ocurrió como un simple juego de niñas, me di cuenta de que la fotografía estaba cambiando mi vida pero sobre todo, me estaba cambiando a mí.
Empecé a soñar con cosas “grandes”. Me dormía todas las noches imaginando mi nombre en importantes revistas de moda. Veía mis fotos colgadas por todo el mundo y pensaba “puedo conseguirlo, se que puedo”
Cuando quise darme cuenta, hacia 10.000 fotos a la semana con dos amigas.
Sentíamos la fotografía y la moda como si formara parte de nuestras vidas desde siempre. Éramos Pequeñas soñadoras capaces de reinventarnos cada día para crecer juntas soñando… si.
Pero para mi todo esto no se trata de una cámara o una sesión de fotos. Es mucho más sencillo. Ni siquiera se trata de una profesión o un hobby, sino que es lo que me da fuerzas para seguir adelante cada día, para no rendirme. Es el motor que mueve mi vida entera. Ni siquiera es un sueño, sino una forma de vivir, de entender el mundo que me rodea, de entenderme. De luchar por mi, por lo que quiero y por la gente que esta a mi lado. Es mi forma de gritarle al mundo que estoy aquí y que estoy sintiendo.
Mis imágenes han evolucionado mucho desde que empecé, pero si hay algo que se ha mantenido a lo largo de estos años es mi obsesión por mostrar como son las personas más allá de su apariencia física. Mi obsesión por impregnar cada imagen de alma, de esencia. Mi obsesión por entrar dentro de las personas y conocerlas completamente.
Ahora, a mis 17 años, tras varias exposiciones en solitario, veo las cosas muy distintas desde que empecé a hacer fotos. Ahora se que todo en la vida requiere de un esfuerzo. Un esfero que a veces parece sobrehumano, pero también se que todo eso acaba teniendo su recompensa. Y por fin… por fin he entendido que no hay un sueño “demasiado grande” ni “demasiado pequeño”, que los límites los ponemos nosotros mismos y que si luchas, puedes conseguir todo lo que te propongas aunque parezca “imposible”.
mayo 24, 2012
I just want to tell you that I’m really new to running a blog and truly savored you’re site. Possible I’m possible to bookmark your website . You without doubt have tremendous posts. Thanks a bunch for sharing with us your webpage.