La poeta Isabel Pavón
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar estos poemas de Isabel Pavón Vergara (Málaga, España). Poeta, narradora y articulista. Sus poemas están albergados en numerosas antologías y revistas impresas y digitales, y también en su poemario ‘Libro de las Primicias’ (Adece, Madrid, 2014). Desde 2005 es columnista semanal del diario Protestante Digital, en la sección ‘Tus ojos abiertos’. Coordina en Protestante Digital la sección Poe+. Miembro organizador de la Web Sentir Cristiano y colabora con las revistas Nosotras de UDME (Unión de Mujeres Evangélicas); Revista Solera, del Ayuntamiento de Málaga; Rebajale (poesía) y Alma Literaria (relatos) de la AME (Asociación Malagueña de Escritores). Entre sus premios en narrativa están el primer premio de Relato “Cartas escritas por una Mujer” (Ayuntamiento de Estepona, 2000); el segundo premio Nacional de Relato (Benalmádena, 2000); el segundo premio Nacional de Relato “José Mª Martín Carpena” (Málaga, 2000); el tercer premio Andaluz de Relato (Ayuntamiento de Lucena, 2000); el primer premio en el IV Certamen “Cartas Escritas por una Mujer” Ayuntamiento de Estepona, Junta de Andalucía e Instituto Andaluz de la Mujer 2003); el tercer Premio en el VII Certamen Internacional Literario Letras 2005 (Baños de Montemayor, Cáceres, 2005); el primer premio en el VI premio de la Asociación Cultural “Encuentro de dos mundos”, de Ferney-Voltaire (Francia, 2005); el primer premio de relatos otorgado por el Ayuntamiento de Málaga y la AME (Asociación Malagueña de Escritores, 2007) o el primer premio de relatos en el Certamen González-Waris, del GBU (Grupos Bíblicos Universitarios) Barcelona, 2008. En poesía ha recibido, entre otros reconocimientos, los siguientes: Primer Premio “Claudio Gutiérrez Marín”, del Consejo Evangélico de Madrid y de la Unión de Mujeres Evangélicas (2004); Segundo premio en el XI Certamen Nacional de Poesía “Antonia Guerrero”, Ayuntamiento de Estepona; Premio del certamen de poesía patrocinado por la revista “Mía” (2001); Segundo Premio en el IV Certamen Internacional de Poesía “Francisca Adrover”, Consell de Mallorca; Primer premio en el V Certamen Poético Victoria Kent (Rincón de la Victoria, Málaga, 2006); Premio de Poesía del Ayuntamiento de Castro Urdiales (Cantabria, 2008) o Primer premio del II Certamen de Poesía “Palabras de Mujer” (Ayuntamiento de Málaga, 2009). Forma parte de Consejo Asesor de TIBERÍADES, Red Iberoamericana de Poetas y Críticos Literarios,
Mundo Aquí (Pintura de portada realizada por Miguel Elías)
Estos poemas serán leídos durante el XXIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, organizado por la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y que se celebrará en Salamanca del 14 al 20 de octubre de 2020, dedicado a José María Gabriel y Galán. Habrá actos presenciales y virtuales. La lectura de la poeta española será en una sesión online y saldrán publicados en la segunda antología del encuentro, titulada “Mundo Aquí”, también coordinada por el poeta peruano-salmantino Alfredo Pérez Alencart, director de estos encuentros desde su primera edición.
TU VOZ IRRUMPE EN EL MUNDO
Tu voz
irrumpe en el mundo
y le da otra palabra
poblada
de sabios acentos.
Me asalta,
quiero que lo sepas.
Tu voz muestra el sendero,
el lugar exacto,
la luz del tiempo
que se prolonga
y hasta ti lleva.
Tu voz,
en transparencia,
se me ha alojado
como semilla
dentro,
se ha instalado real
y eterna
en mi oscura tierra.
DAME TU MANO
Mt 14:22-33 Jesús camina sobre el agua y Pedro duda
Señor, dame la mano, tu mano y no me sueltes
en las olas de este mar de incertidumbre y muerte.
De entre el viento y la niebla
rescátame,
llévame a la barca, contigo,
llévame a tierra seca.
Sé calma, la calma
en la nocturna travesía de mi vida
que navega
en oscuras aguas.
Dame la mano, tu mano y no me sueltes
en las olas de este mar de incertidumbre y muerte.
Exclama, para que no lo olvide:
¿por qué dudas?,
¿por qué dudas?
Señor,
¿por qué he dudado?
NÁUFRAGA
Naufrago,
¿eres tú el faro que diviso en la distancia?
¡Muéstrame tu luz sin parpadeos!
SANIDAD
En medio de la nube
se abre la llaga,
cae la sangre sobre la tierra,
la sana.
Entonces una mujer que desde hacía doce años estaba enferma, con hemorragias, se acercó a Jesús por detrás y tocó el borde de su manto. (Mateo 9:20-22)
YO, NOA
Yo, Noa,
me hallaba sentada aquel día
tras una de las celosías de casa,
cuando un gran murmullo
inundó por completo la estancia.
¡Jesús, es Jesús!
Alcancé a oír de algunas bocas.
Y algo nuevo
brotó de mis entrañas.
En ese momento
me habría gustado
ungir mis cabellos,
me habría gustado vestir
mi más preciado velo.
Mas fue imposible,
no hubo tiempo.
Conocía sus milagros,
todos conocíamos sus obras.
Y quién, habiendo escuchado de él,
no se habría ocupado en buscarle,
aunque fuese a deshora.
Rozar su manto
bastará para sanarme
de estar viva, tan muerta,
expresó mi espíritu abatido,
desbordado de tristeza,
humillado en la derrota.
Oídme.
Cómo no había de entristecerme,
soy Noa, ya os lo he dicho,
la mujer herida
la que gastó toda su esperanza
en busca de otras metas.
Poseo la enfermedad incurable
de quien peca.
Aunque nada se advierta
tengo miedo a ser señalada.
Son tantas las heridas que me muerden,
tanto he llorado mi soledad sola,
tanto mi llanto callado.
Hace tiempo que vivo encerrada,
perdida para siempre.
Hace tiempo que
ningún ser ha entrado
a habitar mi morada.
¿Y si fuera posible?,
no lo dudes,
me dije en silencio,
¡corre!
Tocar su manto quise.
Sólo los que se acercan a él
reciben su fuerza.
Aparentemente,
yo era una más entre aquella gente.
Ante tan gran multitud,
nadie se daría cuenta.
Nunca me gustó
poner mi fe en evidencia.
Cuando él pasaba
junto a los damascos
pude alcanzarle
y observar sus rasgos.
Mis manos temblaban,
pero le necesitaba.
¡Ay si en mi se fijara,
si me adivinara cerca!
Oh Jesús, hoy vengo a buscarte,
soy Noa,
herida de muerte
he venido a encontrarte.
He de explicar
que al acariciar su manto
pude sentir su poder
derramarse en mi alma.
Entonces se volvió hacia mí
para hablarme,
para regalarme el tono limpio de su voz
además de sus palabras.
Sé que al verme,
supo notar el temor en mis ojos,
mi corazón lo sabe.
Quién dice que no es posible renacer,
quién lo duda.
Al verle alejarse
una pregunta
se instaló en mi mente:
¿Qué habría pasado
si en vez de rozar su manto
le hubiera con fuerza abrazado?
¿Qué precio he de pagar
por mirarle de nuevo a los ojos?
Mi derrota, ante su Gloria.
Escuchad, escrito está morir,
en quien creer mientras vivimos,
a nosotros corresponde.
Lentos se estiran mis días
de aquel suceso
han pasado más de treinta años
y no en balde
mis labios lo siguen contando.
.
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