El poeta y periodista Javier Lostalé
Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar esta muestra de Javier Lostalé (Madrid, 1942), poeta, periodista, antólogo y crítico literario. Como poeta ha publicado ocho libros: «Jimmy, Jimmy», «Figura en el Paseo Marítimo «La rosa inclinada», Hondo es el resplandor»; «La estación azul», «Tormenta transparente», «El pulso de las nubes», y «Cielo». Su obra ha sido reunida en las antologías «Rosa y Tormenta», «Azul relente», «Tiempo en lunación » y «La luz de lo perdido». Ha preparado también las siguientes antologías: «Antología del mar y la noche», «Edad presente. Poesía cordobesa para el siglo XXI» y Árbol desnudo. Poesía de José Cereijo». Es asimismo autor de los ensayos » Quien lee vive más «, «Javier Lostalé lector de poesía» y «Lector cómplice». Ha obtenido los premios Francisco de Quevedo de Poesía y Nacional de Fomento de la Lectura.
Lostalé ha sido invitado al XXIV Encuentro de Poetas Iberoamericanos, que dirige A. P. Alencart con el apoyo de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. Participará en las lecturas virtuales de dicho Encuentro, a celebrarse del 13 al 19 de octubre, en sus dos formatos: presencial y virtual.
HUMILDAD
Qué bello amanecer sin disputa
el de quien nombra el mundo
velado en su propia sabiduría
para así toda música escuchar
con su oído siempre nuevo,
pues posee la inocencia
del total encendimiento.
Como alba acude siempre
a levantar lo desposeído
hasta que crezca un sueño
que en alguien se multiplique.
Callado se apaga a la puerta de su jardín
para que brille intacta la rosa de todos,
y canta luego la dicha plena
de ser en lo que no le pertenece.
En sombra despierta cuanto ama,
y cuanto recibe lo convierte en pulso.
Claridad se le torna siempre
la lenta compañía de unos pasos.
Qué bello amanecer de sumas
para arder en un corazón solo.
(De El pulso de las nubes)
¿DÓNDE ESTÁS?
¿Dónde estás, criatura sin amor de mi vida?
Como un planeta silencioso me envuelve tu luz
que tú no sabes y yo no alcanzo.
Quieta caminas hacia mí
dentro de tu ángel dormido
que con su halo de sueño
me despierta a tu lado,
bella criatura sin nombre ni cuerpo
a cuya sombra me entrego
en tiempo y espacio anterior al deseo,
pues allí donde existes
una forma muda
en soledad se recrea.
Pura ausencia de mi vida,
fe sin dios en que amanezco,
concíbeme en tu profundo latido sin aire
para que, juntos, nos olvidemos
en el mismo amor desierto.
(De Tormenta transparente)
DESNUDO
Tu desnudo tiene la quietud
de una rosa antes del amanecer.
Abandonado en el límite
de la ausencia más pura
emite una luz
en la que entera leo mi vida
sin alterar el secreto de la tuya,
pues quien así se entrega
es sólo ascensión sin tacto,
eternidad de lengua absuelta.
Nadie habite entonces la flotación dormida del amante
hasta que su corazón desborde
y se produzca el bautismo del mundo.
No hay conquista en tu desnudo,
sino postrimería en revelación,
pues principio y fin en él se anudan.
Si me inclino sobre su oscilante cristal de llama
escucho un fulgor de palabras primeras
que me reúne con todo lo amado hasta llegar a ti,
y callo cuanto supe
para reiniciar contigo el tiempo.
Es tu desnudo destino
donde se fecundan aurora y atardecer,
y lo que el pensamiento toca
germina consumación.
No hay en ti desnudo
sino tiempo y espacio en suspensión,
honda sombra con pulso
en la que no dejo de nacer.
(De El pulso de las nubes)
REGRESAS
La luz que envuelve hoy tu casa,
mientras a ella regresas,
es la misma que un día te borró
en la dicha pasajera de saberte amado.
Tanto es así que no eres tú
el que ahora en soledad camina,
sino aquel que nunca acabó de llegar
extraviado en el único paisaje
de la memoria encendida de otro ser.
Por eso un momento te detienes
para, separado del mundo,
escuchar de nuevo la voz
de quien ya no existe,
pero que ahora te otorga
el don inmortal
de volver a nacer dentro de su olvido.
(De Cielo )
Otra imagen de Javier Lostalé
MISTERIO
Hay días en que te despides
estando en aurora.
Días en que una juventud de desnudo marino
te abrasa indemne .
Entre las grietas de tu rostro
hay todavía horas
en su relámpago veladas
que te anuncian
con su soplo de extraña belleza.
Hay momentos de solitarias decisiones
en que sientes el vuelo de lo más caído.
Y en lo más cerrado hay un pensamiento
que te abre entero
al suceso de ser sin límite
en la total entrega a su luz.
Hay ausencias que en ti se cumplen
como camino hacia la pureza,
y distancias gemelas
de un corazón sin reino.
Misterio sigue siendo la vida
aun cuando todo esté perdido.
(De Cielo)
QUIEN AMA
Quien ama
cruza la frontera
con un único paisaje dentro.
Quien ama
dobla la velocidad de su pensamiento
para que alguien respire
a través del pulmón de su memoria.
Quien ama
se queda sin pulso
ante quien no viene hoy
aunque su horizonte sea mañana.
Quien ama
se adelanta siempre
con su mirar de ciego.
Quien ama
tirita de tanto no saber
lo que es su única fe.
Quien ama
arde sin calendario
en todas las estaciones.
Quien ama
asciende tan alto
que ya no encuentra su lugar
fuera de lo amado.
Quien ama
despierto entra en un sueño
del que no quiere volver a despertar.
Quien ama
sin nunca haber sido amado
escribe ahora este poema
en el que se va borrando,
mientras su escritura
no deja de sangrar.
(De Cielo)
PENSAMIENTO
Como un cometa
en un cielo roto
tu pensamiento gira
en su propia órbita consumado,
mientras no deja de besarte
todo lo que te desconoce y amas.
Entero el ser se desnuda
en cuanto no alcanza,
y crucificado late el corazón
en la mirada encendida de cada sombra.
Tu pensamiento es un tacto
asfixiado en su quieto relámpago,
un oleaje nocturno
donde una cabellera sin rostro
flota inerme
con su llama apagada
que aún clama amor.
Cruzado entonces
por núbiles mareas,
te entregas a ese alto pulso
de quien fue engendrado
por el ángel del atardecer.
(De Cielo)
CIELO COMPLETO
De nada te arrepientas:
tu existencia brilla ya
en su cielo completo,
allí donde vida y muerte
son la misma tiniebla blanca.
Que nada en tu biografía cicatrice
para que sean sus heridas quienes la escriban.
Que ningún otro tesoro busques
más allá de lo perdido dentro de ti.
Conciencia eres ya sólo
rendida a la más bella desposesión,
la que tú elegiste
sin apagarse nunca el fuego
de su primera turbación lunar.
Abandonado y sin territorio
no regreses de donde estás,
pues no hay espacio más hondo
que el de un alma habitándose en soledad.
(De Cielo)
EL ESPÍRITU DE LA LUNA
El espíritu de la luna no vaga por el espacio sideral sordo y ciego al crepitar humano, sino que invierte el sentido del tiempo, altera el ritmo de los seres con sus tormentas invisibles, prende la bóveda de los sueños. El espíritu de la luna habita entre nosotros hasta el punto de crearnos mareas íntimas, de abrirnos los ojos a un estuario de imágenes aún no holladas. Todos tenemos un lado mágico bañado por la luna. Cuando pasa un tren y su sombra retumba infancia, es luna. Cuando pesan las horas y todo parece ser lo mismo, y de pronto unas voces, o una luz transparente, nos inundan por dentro, y no sabemos por qué, es luna. Cuando en una conversación escuchamos unas palabras y sentimos entonces enormes ganas de viajar, o de llamar a alguien, es luna. Cuando subimos a la terraza y miramos los tejados como si fuera el mar, es luna. Cuando lo que nunca dijimos empieza una tarde cualquiera a arder y nos transfiguramos escuchando lo que tampoco nadie nos respondió, es luna. Si sentimos cómo las altas torres del orgullo caen y nos despojamos hasta la claridad del perdón, es luna. Si nuestro corazón sufre taquicardia de un nombre y se abandona a su dulce enfermedad, es que ha subido la temperatura de la luna. Si desde la puerta miramos la cama en la que murió nuestra madre y la vida es un remordimiento que nos purifica, hay luna en la habitación. Si el triunfo de los demás nos alza como un abrazo, y así, alegres, casi suspendidos, lo celebramos, es que la luna ha quemado los labios mudos de la envidia. Las lágrimas sin gafas para ocultarse, el llanto espontáneo como el que ante un amigo se desnuda, la cabeza en un hombro abandonada, todo, todo es culpa de la luna. Y cuando no hay nadie y nos volvemos locos de tanto ver en las sombras, es que la luna ha descendido de su reino y se ha hecho carne. Entre el nacimiento y la muerte, la luna arrasa los engañosos espejos y nos devuelve nuestra imagen verdadera. Somos tiempo en lunación. Astros de luz y sombra, como la luna. Un fuego inextinguible que no cesa, que como la luna navega un cielo siempre inalcanzable para los ojos humanos.
(De La estación azul)
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