HOMENAJE A FRAY LUIS DE LEÓN. POEMAS DEL VALLISOLETANO ÁNGEL MARÍA DE PABLOS. PINTURAS DE MIGUEL ELÍAS

 

 

 

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Ángel María de Pablos, leyendo en el Teatro Liceo de Salamanca

Crear en Salamanca se complace publicar estos cuatro poemas inéditos, escritos por el poeta y periodista Ángel María de Pablos (Valladolid, 1942) y dedicados a Fray Luis de León en el 425 aniversario de su muerte en Madrigal de las Altas Torres. De  Pablos, que acaba de participar en el XIX Encuentro de Poetas Iberoamericanos celebrado en Salamanca, ha sido Presidente del Ateneo de Valladolid y actualmente lleva la presidencia de la Asociación de Amigos del Teatro de la capital castellano-leonesa.

 

Las pinturas son de Miguel Elías, profesor de la Universidad de Salamanca, y las fotografías fueron hechas por José Amador Martín, director de Crear en Salamanca.

 

 

 

 

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I.- EN LA UNIVERSIDAD

 

 

El Aula Magna hierve y se abarrota

cuando dicta clase Luis de León

que es fraile agustino, y muy cabezota,

de fuerte carácter, como el ciclón.

 

Fray Luis pone el alma en cada lección

y el sutil genio de gran humanista

desgrana su ciencia, sesión a sesión,

con la pulcritud del buen alquimista.

 

No existe en su verbo ninguna arista

y su palabra, que es la teología,

mientras detalla la regla tomista

es un ejemplo de pedagogía.

 

Habla, comenta, debate y porfía

de Dios como fuente y Dios como fin…

Enseña, cuenta y hace apología,

 

dice en castellano, escribe en latín,

que la Vulgata no es la verdad franca,

que la Biblia es otra y tiene otro fin…

 

La Universidad luce un aura blanca,

una aura apacible que, gota a gota,

derrama erudición por Salamanca.

 

 

 

 

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II.- EN LA CELDA

 

 

En la celda, soledad y vacío…

En el corazón, tristeza y ciencia…

En el alma frío, tan solo frío

para llenar las noches de impaciencia…

 

Un viejo catre, la reminiscencia

de lo que fue, alguna vez, una cama…

Ni recado de escribir, por sentencia,

ni libro bajo la luz de una llama…

 

Pero, en silencio, la oración se inflama

cuando amanece con la aurora el día

y es el sol, que a raudales se derrama,

quien baña la prisión con alegría…

 

Y al morirse la tarde en romería

y asomarse la luz a su ventana

y trocar la tristeza en fantasía,

 

el silencio se vuelve filigrana

para que dicte Fray Luis su lección

a una audiencia de estrellas con sotana

 

en un aula alfombrada de algodón…

La teología es su desafío,

el Cantar de Cantares su oración…

 

 

 

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III.- EN SU OBRA

 

 

 

Pocos los sabios que en el mundo han sido,

muchos los que ensalzan sangre y dinero,

muy pocos huyen del mundanal ruido,

muchos usan del verbo lisonjero…

 

Por ello Fray Luis, que es de estado austero

 y pobre, con solo Dios se acompasa

y quiere convertirse en pregonero

de quien, a solas, su vida traspasa…

 

Por ello Fray Luis, que es hoguera y brasa,

producidor eterno de consuelo,

nos incendia en el fuego que le abrasa

buscando su morada allá en el Cielo…

 

Por ello, vuela libre sobre el suelo

y puede, con el trazo de su pluma,

contemplar la verdad pura, sin velo,

 

mostrarnos el camino entre la bruma

repartiendo su voz y su tesoro

del monte en la ladera que perfuma…

 

Da rienda suelta largamente al lloro

en luz resplandeciente convertido

Fray Luis, que es padre de los siglos de oro.

 

 

 

 

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IV.- EN LA MUERTE

 

 

 

El sol de agosto quema la Moraña

y bajo el fuego se arde la campiña

dorando por igual trigo y cizaña,

engordando las uvas en la viña.

 

El sol de agosto otea y escudriña

las piedras del convento de agustinos

y, a través de las piedras, se encariña

con las rosas que adornan los caminos.

 

Se prenda de las aves y sus trinos,

se asoma por los cubos del castillo,

se baña en los estanques cristalinos,

derrite los adobes con su brillo.

 

La vida le entra por el ventanillo

a Fray Luis, que reposa sobre un lecho

vestido por el hilo más sencillo.

 

Su cuerpo, una piltrafa, ya maltrecho,

comprueba que la vida se le escapa,

comprueba que la muerte está al acecho

 

y piensa que ha cumplido ya su etapa.

Se muere en Madrigal la luz de España

y el sol pierde su cenit y su mapa.

 

 

 

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7-otro-momento-de-la-lectura-de-angel-maria-de-pablos

Otro momento de la lectura de Ángel María de Pablos

 

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