Cielo para una llama, foto de José Amador Martín
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar tres poemas inéditos de dos destacados poetas panameños, los cuales serán publicados en la antología ‘Llama de Amor Viva’, que viene preparando el poeta A. P. Alencart y que se presentará días antes de la celebración del XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, del 14 al 17 de octubre.
GIOVANNA BENEDETTI
Giovanna Benedetti con la estatua de García Lorca
Giovanna Benedetti (Ciudad de Panamá, 1949). Es poeta, doctora en Derecho por la Universidad Complutense, artista plástica, narradora, periodista y acaba de ser admitida como académica correspondiente de la Academia Panameña de la Lengua. Su carrera literaria la inició en 1981, cuando obtuvo, con su primer libro de cuentos (La lluvia sobre el fuego, 1982), el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró, el máximo galardón literario de Panamá. En 1984, volvió a ganar dicho Premio Nacional de Literatura, en calidad de ensayista, y en 1992 lo obtuvo por su obra poética; galardón que ha seguido conquistando –hasta un total de seis veces (entre 1981 y 2016)-: tres veces en poesía, dos veces en narrativa y una vez en ensayo. Es, además, Premio Internacional de Periodismo José Martí (La Habana, Cuba, 1992), y dos veces Premio Samuel Lewis Arango de Ensayo Literario (Panamá, 1997 y 1998). Su obra poética reunida, titulada DESPUÉS DE LOS OBJETOS, se publicó en Madrid (Doce calles, 2017), con prólogo de Raquel Lanseros. Ha participado en varios encuentros internacionales de poesía y su obra poética, narrativa y ensayística se encuentra ampliamente antologada en publicaciones colectivas internacionales y se han traducido selecciones al inglés, francés, alemán, italiano, portugués, rumano, húngaro, catalán, ruso y árabe. Viene a Salamanca como poeta invitada para participar en el XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, a celebrarse entre el 14 y 17 de octubre.
SEÑOR DON JUAN DE YEPES
…volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.
San Juan de la Cruz
Señor don Juan de Yepes: prefecto de las murallas.
He venido por tus señas para concertar mis horas.
Revélame en tu blandura el lenguaje de los pájaros.
Y dame avisos y doctrina para refrescar mi sed.
Señor don Juan de Yepes: santo fray Juan de la Cruz.
Hablemos de los misterios de tu geografía sagrada.
Tu idioma, en estas planicies, es distinto al de otras hablas.
Hay sosiego y hay reposo donde hay soledad sonora.
Y Teresa de Cepeda no se cansa en su inquietud.
Señor don Juan de Yepes: la amada está empeñada.
En labrar oscuridades al fondo de tu luz.
Intrusos caminantes desquician las praderas.
La pesadez del siglo ha conjurado ingenios.
Y una rara luna espera en tu cueva del río Arlés.
San Juan, muéstrame el surco: dale esencia a mis razones.
No te acuerdes de olvidar los argumentos esquivos.
Dame indicios de tu oculta llamarada entre mis huellas.
Al punto izquierdo y derecho, donde se anuda el gran sol.
Debo decir, santo Águila: tu alquimia es cosa extraña.
Disuelve la nostalgia y coagula los sentidos.
La flama del mercurio absorbe la negrura.
Y de aquella flor extraña solo queda el rubí.
No habrá garantía de insomnio pero prometo desvelo.
Saldré sin ser notada por los montes y riberas.
Y aprenderé entre mis dudas, en todas las direcciones.
Señor don Juan de Yepes: ¡qué cosas se me ocurren!
Te examino lejano junto al rumor del trueno.
Cultivo con tu esquema los puentes ilustrados.
El júbilo del agua, sin techo ni banquetes.
Hasta el secuestro extraño del alma especulada.
Señor don Juan de Yepes: ahora es propiamente cuando.
Galán y de luz pálida, el amado se contempla.
Sobrevuela humedales en deliquios de amor puro.
Busca el árbol simbólico detrás de los pastores.
Como expresión perfecta de lo divinamente inmóvil.
Señor don Juan de Yepes: el rapto se concentra.
Moja mis titubeos con su dulzor vorágine.
Me recorre las líneas ilustradas de las manos
Deja que la inocencia se filtre por mi agrado.
Y en su velocidad se envuelve entre páramos severos.
Púrgame de la insubstancia: santo fraile de Pastrana.
Bastará con que alcances a reflejar mi ingenio.
Que ubiques en su sitio el artesón siguiente.
El bosque desecado que brota en la contienda.
Y el velo de la antorcha desde el comienzo al fin
Señor don Juan de Yepes: imagínate a los nuestros.
Perdidos en sus túmulos de influjos a granel.
Del muro al fondo umbrío se escuchan las consignas.
Tras el ardor quemado del miedo y sobresalto.
Vendrán luego los calzados buscando a los descalzos.
De Fontiveros a Úbeda y de Ávila a Jaén.
Señor don Juan de Yepes: ¿por qué este antiguo fuego?
La noche es un lugar y a veces se transforma.
Sin soñar que la miran, sin saber que alguien sueña.
Lo diáfano y brillante, la fuente y su donaire.
Que se tuerce hasta el alba y no se alcanza jamás.
San Lorenzo de El Escorial, Madrid.
Agosto de 2019
JAVIER ALVARADO
Serie Llama de Amor Viva, de MIguel Elías
Javier Alvarado (Santiago de Veraguas, 1982). Alvarado ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía Joven de Panamá Gustavo Batista Cedeño en los años 2000, 2004, 2007 y 2014. Premio de Poesía Pablo Neruda 2004 y Premio de Poesía Stella Sierra en el 2007. Poeta residente por la Fundación Cove Park, Escocia, Reino Unido 2009. Mención de Honor del Premio Literario Casa de las Américas de Cuba 2010. Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011. Premio Internacional de Poesía Rubén Darío de Nicaragua. Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén 2012. En 2014, un jurado conformado por el poeta español Antonio Gamoneda, el peruano Rodolfo Hinostroza y el ecuatoriano Julio Pazos, le otorgó el Premio Medardo Ángel Silva a obra editada por su libro Carta Natal al país de los Locos. En el 2015 obtuvo el premio Ricardo Miró de poesía, máximo galardón de las letras panameñas. En 2017 obtiene el Premio Hispanoamericano de poesía de San Salvador y en agosto de 2018 se alza con el Premio de los Juegos Florales Hispanoamericanos de Quetzaltenango
(Guatemala).
Serie Llama de Amor Viva, de MIguel Elías
SONETOS A SAN JUAN DE LA CRUZ
Oh llama de amor viva…
San Juan de la Cruz
I
En la serenidad estalla el grito,
Este gozo que clama de repente
El otero que alumbra dulcemente
Este lugar en Ávila proscrito.
Todo lo que los Santos han descrito
Me es misericordioso y tan fulgente;
El escribir me aleja de la gente
Y es el arroyo un cálamo bendito.
Sereno, antes de mí, San Juan, proclama
La noche de amor que se reaviva
Entre encinas y rosas con abrojos
Por el claustro que en laudes se derrama
Y el Amado y la Amada, en llama viva,
Besan cadenas, llaves y cerrojos.
Foto de José Amador Martín
II
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.
San Juan de la Cruz
Con San Juan de la Cruz, que voy muriendo,
Entre el jardín que vibra y resplandece
Es el cántico espiritual que crece
Y yo me quedo, amando y balbuciendo.
Voces, sollozos, penas aboliendo
Y tu mano en mi mano se arbolece
Crece y crece, con rimas se embosquece
Rara alegría, pura, sacudiendo.
Así, en el corazón que se delata,
Como los pies descalzos en el oro
La vespertina senda y con su broche,
Se fosforece en el candor de plata
Y los ángeles claman en un coro
La noche sosegada hacia la noche.
(A Giovanna Benedetti, quien me envió como un infante a Ávila)
Javier Alvarado leyendo en el Teatro Liceo de Salamanca (foto de José Amador Martín)
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