FRAGMENTOS DE ‘LA ESCENIFICACIÓN DEL AMOR’, DE LA POETA PORTUGUESA TERESA ALVAREZ

 

 

La poeta portuguesa Teresa Alvarez, en su juventud

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar, por vez primera, textos de la poeta portuguesa Teresa Alvarez (Lisboa, 1940), ahora jubilada como profesora de Lengua y Literaratura Portuguesa en la enseñanza secundaria. Tiene publicados los siguientes poemarios: Com a lonjura dos equinócios; Em viajem, as aves; Do tempo e do silêncio (prologado por José Saramago); E se de repente outra voz; Curta metragem y el más reciente, A encenaçao do Amor, publicada en 2021 por Editora Labirinto (Fafe), dirigida por Joao Artur Pinto.

 

Las traducciones las acaba de hacer el reconocido poeta Alfredo Pérez Alencart, profesor de la Universidad de Salamanca, quien seleccionó los textos de una de las secciones de este hermoso y recomendable libro de 247 páginas.

 

 

 

 

SEXTO ACTO

 

(…)

 

señor

cuando el dolor es mayor que la sangre que lo soporta

yo creo en la piedra donde me recuesto

o en el rebaño que respira bajo el vallado

 

creo en las aves que vienen a comer en la cornisa y confían en mí

o en estas flores que yo riego al atardecer

 

es posible que algún día

yo te crea e invoque

cuando los sábados se abatan sobre mí como pedradas

 

 

 

***

 

en el proscenio

la penúltima cena

 

el perro junto al hombre

que desnudo camina siempre a favor del viento

sus ojos tiernos aceptan

y lo reconocen como amigo

 

cerca la mujer

la primera contando del principio

la más bella de todas las mujeres

y la más libre

porque escoge

decide

ordena y delibera

otras verán que como lámparas fundidas

apenas están

 

 

La poeta portuguesa Teresa Alvarez

***

 

el hombre se aproxima y como un ciego le revela

uno a uno los códigos secretos

primero tembloroso

porque nada entiende de lo que siente y por dónde llega ese sentir

ahora íntimos se reconocen y seguirán otros atajos

 

las ruedas dentadas se deslizan unas sobre otras

oleada que está en el engranaje

 

por instantes la sueño mía

cambiándonos caricias y yo cuidándola

llevándole la taza a la boca cuando las manos le tiemblan

 

el perro entiende y se echa a mis pies

y quedamos escuchando el canto de las aves

y la sonatina de los arroyos

porque en definitiva la música es la traducción del silencio de dios

 

 

 

***

 

pero yo no les diré de la cruz que llevarán en la espalda

ni de la amargura o del resentimiento

ni de la primera bofetada o del arañazo en la piel

tampoco me oirán hablar del sudor y de las lágrimas

ni del cansancio final de cada día

y porque soy un dios misericordioso

no sabrán de las balas que se llevarán a los hijos y la sonrisa

            de los poetas

            de los escultores

            de los músicos y de los vendedores de ilusiones

porque todo eso lo irán descubriendo

en la aparente levedad de los días

 

La poeta Teresa Alvarez junto a su madre

***

 

madre yo te pido

que en ese día no me abandones

llévame a los jardines

ábreme la cama arrópame

inventa historia

puede ser de charlot o del pobre payaso

 

mi madre

mi madre

acércame el plato cuando yo llegue cansado

ni dios ni maestro ni santo milagroso

solamente ser tu hijo para que me regañes

cuando por la noche me distraigo haciendo versos

y llego tarde a casa

 

 

 

***

 

desde aquí

desde la penúltima fila

contemplo la escena bíblica

casi en la penumbra el perro envuelto en la túnica roja

mientras las aves nocturnas trabajan por la vida y por el vuelo

y sobre la hierba fresca un cordero va masticando el pasto

 

y mi maestro sueña

hay una casa

hay un jardín

el perfume viene de los jacarandás

la mesa está puesta a mi espera

los niños corriendo de un lado a otro

y la mujer me va diciendo que es para toda la vida

 

La poeta Teresa Alvarez junto a su madre

***

 

 

cuando de nuevo sea mañana

quedará en los sueños lo que pertenece a los sueños

hasta el día

en que de nosotros solamente quedará una fotografía olvidada en el cajón

o un mensaje en el espejo de la entrada

los zapatos en la puerta

y tu tatuaje en mi pecho

 

mientras tanto

bésame las manos como una amante

a quien se paga por compañía

y un lugar en la mesa

 

Otra imagen de Teresa Alvarez

 

 

 

 

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