El poeta cubano Felipe Lázaro en Salamanca (foto de Jacqueline Alencar)
Crear en Salamanca tiene el privilegio de difundir ocho poemas del cubano Felipe Lázaro (Güines, 1948), poeta y editor cubano. En 1960, siendo un niño de doce años, su familia partió de Cuba para un exilio que se ha convertido casi en vitalicio. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, se graduó de la Escuela Diplomática de España. Como poeta cubano obtuvo la Beca Cintas (1987-88), otorgada en Nueva York Fue uno de los fundadores de las revistas madrileñas Testimonio (1968), La Burbuja(1984) y Encuentro de la cultura cubana (1996); además de Redactor Jefe del periódico La prensa del Caribe ( 1997). Perteneció al Consejo Editorial de la Revista Hispano Cubana y del Boletín del Comité Cubano Pro Derechos Humanos, publicados en la capital española. Actualmente es Académico Correspondiente en España de la Academia de la Historia de Cuba en el exilio y dirige la casa editora Betania, desde hace 33 años.
Autor de seis poemarios, compiló junto al poeta cubano Bladimir Zamora la reconocida antología ‘Poesía cubana: La Isla Entera’ (1995). Ha publicado varias antologías de la poesía cubana del exilio, como Al pie de la memoria. Antología de poetas cubanos muertos en el exilio, 1959-2002 (2003) e Indómitas al sol. Cinco poetas cubanas de Nueva York (2011). Su libro Conversación con Gastón Baquero (1987,1994, 2013, 2014 y 2019) ya es un clásico de la literatura cubana. Autor sobre el que ha publicado otros textos, como: Entrevistas a Gastón Baquero (1998), de varios autores, y su libro de ensayos Gastón Baquero: la invención de lo cotidiano (2001). Sus últimos títulos publicados son: Tiempo de exilio. Antología poética, 1974-2014 (2016), el libro de relatos Invisibles triángulos de muerte. Con Cuba en la memoria (2017) y la 5ª edición de Conversaciones con Gastón Baquero (2019) que se puede adquirir en AMAZON.
Participó en el V Encuentro de Poetas Iberoamericanos, celebrado en Salamanca el año 2002, dedicado a José Hiero.
Antología del V Encuentro de Poetas Iberoamericanos
Felipe Lázaro pertenece a la generación de poetas cubanos que salieron de su país siendo niños y han publicado toda su obra en el destierro, como: Gustavo Pérez Firmat, Lourdes Gil, Maya Islas, Iraida Iturralde, Laura Ymayo, Pablo Medina, María Elena Blanco, Maricel Mayor Marzán , Robert Lima, entre otros. Este grupo de bardos cubanos (que surge en el exilio) se suma a los grandes exponentes de la ya reconocida poesía exiliar cubana, como son José Kozer, Magali Alabau, Octavio Armand, Carlota Caulfield, Juana Rosa Pita, Julio E. Miranda y un largo etcétera. Sin olvidar a los poetas coetáneos que han muerto en este ya larguísimo exilio: Luis Cartañá, David Lago, Amando Fernández, Lucía Ballester, Roberto Valero, Alina Galliano y Jorge Oliva. Lista casi interminable, si se añade a poetas de otras generaciones que murieron en el destierro, como los inolvidables Gastón Baquero, Eugenio Florit, Agustín Acosta, José Ángel Buesa, Heberto Padilla, Reinaldo Arenas, José Mario hasta la más recientemente fallecida Lilliam Moro.…
Felipe Lázaro leyendo en el Ayuntamiento de Salamanca (foto de Jacqueline Alencar)
LA PARTIDA
A los ojos del recuerdo,
qué pequeño es el mundo.
BAUDELAIRE
La algidez del silencio
con la complicidad del que huye.
Los arrastrados pasos
con ansias de no proseguir.
Un acontecer amilanado
concierto de palabras incoherentes
tedio en ojos invisibles
recuerdo en depósito de muerte
llanto trémulo y febril.
Una angustia infinita de tristeza…
Felipe Lázaro, Isabel Freire y el poeta puertorriqueño Francisco Matos Paoli
(Salamanca, 1992. Foto de jacqueline Alencar)
TRASPLANTADO
Trasplantado
vivir cotidianamente
como agonizando
mantenido por savia propia
raspando paredes para encontrar verdades
caminar sin leer los rótulos de las calles
ni anuncios
ni nombres de ciudades
-para hacerlo todo aún más ficticio-.
Darnos cuenta de lo irreal presente
construyendo ese ideal más humano del futuro
que nos ha tocado soñar…
Felipe Lázaro, Jacqueline Alencar y Efraín Rodríguez Santana (Casa de las Conchas. Foto de A. P. Alencart)
NOSTALGIAS ARREBATADAS DEL NAUFRAGIO
Detrás de cada estancia evaporada
encuentro recuerdos
quedamente acurrucados
al compás del olvido de los adioses
mientras llegan las distancias
agolpadas de tristeza
falleciendo de languidez
sin laureles pasados
ni asuntos protocolarios
así se presentan cual son:
nostalgias arrebatadas del naufragio…
Felipe Lázaro, Gonzalez Quesada y el mexicano Raúl Thomas (foto de Jacqueline Alencar)
EL PASO LIGERO SIN PARADAS
reunir trozos de periódicos
reconstruyendo la historia que escapa
arañar un pasado en el quisimos estar…
desentrañar las verdades ocultas tras tanto panfleto
escurrirse taciturno para evitar
las inevitables preguntas
huir antes de que te encasillen
el no querer entablar el diálogo bizantino
proseguir
el paso ligero sin paradas
callando a los que te quieren de uno de los lados
o aquellos que retan tu apatía apátrida
impuesta por burócratas en papeles mohosos
pues en estos tiempos
el ser hombre no es pertenecer a un país
no basta con tener el pasaporte en regla
ni presta la banderita en la solapa…
Ismael Sambra y su esposa, González Quesada, Lázaro y Alencart, en la Rúa Mayor (foto de Jacqueline Alencar)
SEÑAS DE UN PRESO
Para Jorge Valls Arango.
Lugar: La Cabaña-cárcel,
un camastro,
una mesita,
unos libros,
poca luz.
Una ventana con barrotes mohosos.
Nombre: Estudiante de Filosofía.
Tiempo: Veinte años.
Hora: Desfile de rejas.
Alencart, Lázaro, Ortega Carmona y Vacas, con escritores venezolanos en la calle Compañía (foto de Jacqueline Alencar)
POEMA ERRANTE
Moriré con la palabra angustia entre las manos
entrelazada en labios mortecinos
pegada a mi piel como una lapa
haciéndome soñar verdades inconclusas
pendiente de un mañana innombrable
que resucitará las cenizas de mis ojos
y hará que mi voz palpe el destino.
Jacqueline, Colinas, Igor Colina, Sambra y su esposa, Lázaro y Alencart (foto de Luis Monzón)
EPIGRAMA DESTERRADO
Qué importa que la vista se fije en el horizonte
si infinitamente grabados están los adioses
o una época de papeles gastados
si el ser es fiel exponente de su origen
o aprender nuevos y extraños idiomas
si apenas intentamos un monólogo con cuatro letras
y hasta invocar el definitivo viaje
si somos viajeros cotidianos
eternos caminantes.
A. P. Alencart, Jacqueline Alencar y Felipe Lázaro en un terraza de la Plaza Mayor
FECHA DE CADUCIDAD
Para mis compatriotas que optaron por el destierro desde 1959.
Todo exiliado es un sobreviviente
que rescata la patria del naufragio
convirtiéndola en su única balsa.
Su zozobra le consume toda existencia
por donde discurre la odisea de los días.
Su tiempo, marcado por la fijeza,
pasa y no pasa.
Convertido en un mero espectador
se aferra al terruño como singular salvavidas
y desde las ruinas de su vida
sólo le queda un grito de libertad,
ante la impaciencia de las horas
y hasta de los segundos.
Extrañado hasta de su propia sombra
Deambula desencajado con paso cansino.
Es el más puro de los murmullos.
Sin embargo, es solidario con Dios.
Presiente como suyo el dolor ajeno,
le aterran las más mínimas injusticias
y sabe que todo exilio es el mayor castigo,
convertido en crimen.
Sus piernas de equilibrista consumado
añoran el ruido rompedor de las olas
o la frecuencia de la más leve brisa.
Lázaro, Rodríguez Santana, Colina, Frayle Delgado y Alencart (foto de jacqueline Alencar)
Su desdicha desterrada la supera a duras penas
con sus taciturnos monólogos
que reviven con pasión su pasado
-conservado como raíces tendidas al sol-
y siempre luce como perenne estandarte
la insistencia de su deseos:
volver aunque sólo sea con sus recuerdos.
A este triste y solitario náufrago
sólo le queda rememorar su infancia
-su verdadero país-
mientras se niega a aceptar esta tragedia
impuesta por la historia
-histeria patria-
y la lejanía no está en él
ni el espacio lo desune.
Más bien compensa su ausencia
con el nuevo hogar que ya es otra isla,
repleta las paredes de nostalgia:
el mar que siempre consuela
o un envejecido mapa con el paisaje de su niñez.
Y quizás como frágil esperanza
asuma el diario recopilar de noticias,
ansioso de todo acontecer insular,
pues hasta las más tibias reformas cuentan.
Históricamente optimista
se desespera por la ausencia prolongada
de una muerte anunciada
que ya no sorprenderá a nadie.
Y aún así se replanteará el posible regreso:
Siempre y cuando todo cadáver histriónico
tenga fecha de caducidad,
sino sólo le quedará retornar
con su cotidiana fantasía.
Los poetas García Calero, Alencart, Claros, Cabrera, Sánchez Santiago, Lázaro, Campaña, Sarasua, Ruiz y Funes
Felipe Lázaro en el Colegio Fonseca de la Universidad (foto de Jacqueline Alencar)
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