ESTE CORAZÓN ES UNA CASA ABANDONADA. TRES POEMAS DEL POETA HAMDAN TAHER AL-MALIKI. TRADUCIDOS POR ABDUL HADI SADOUN

«Crear en Salamanca» publica en esta ocasión tres poemas del poeta iraquí Hamdan Taher Al-Maliki, traducidos por Abdul Hadi Saloun, Escritor y Académico, Departamento de Lingüística, Estudios Árabes, Hebreos y de Asia Oriental Facultad de Filología A, Universidad Complutense de Madrid

 

 

Hamdan Taher Al-Maliki

Poeta iraquí nacido en 1969 en la provincia de Misan, distrito de Al-Kahla. Su familia emigró a Bagdad antes de que cumpliera seis años, donde ha residido desde entonces. Entre sus poemarios publicados; La palmera del sueño (2013), Solo un árbol (2014), Naufragio colectivo (2015), Lo que ilumina la oscuridad y apaga la luz (2017), Aférrate al ala de la mariposa (2021), y Sombras del junco (2021), una novela autobiográfica. Algunos de sus poemas han sido traducidos al francés, inglés, italiano y persa. Miembro de la Unión General de Escritores y Poetas de Irak. Es conocido por su estilo profundo y humanista, que aborda temas como el sentido de pertenencia, el desarraigo y la búsqueda de identidad, inspirándose en sus experiencias personales y en su entorno local.

 

Traducción: Abdul Hadi Sadoun

 

 

Camino en el cortejo de aquellos que olvidaron la alegría
y se extraviaron confundidos.
Delante de mí, el tiempo con sus estaciones eternas,
donde la noche y el día se suceden,
como si fueran dos niños que no se cansan de girar.
En mi corazón, un lamento por quienes la vida olvidó.
Sé que no soy más que una mota de polvo
que caerá sobre el ala de un pájaro,
un pájaro sin refugio ni bandada,
pues las alas laten lejos de él,
y las voces que se llaman unas a otras
le llegan
entendiendo la sabiduría de los solitarios
que caminaron
sin encontrar una puerta
o hallar calor en una llama,
que ven al mundo
como una simple brizna
que no quebró la espalda de nadie,
pero que el pájaro lleva
buscando un cielo seguro.

Mosaico del poeta y sus libros

 

Este corazón es una casa abandonada;
muchos extraños
entraron en ella
y nunca salieron,
un bocado de pena
o una brasa,
llámalo como quieras,
lo enciende una gran tristeza
y lo apaga una escasa alegría.
Este corazón es una puerta
que nadie ha tocado,
conoce su soledad
como una gota de agua
en un verano ardiente
donde se abarrotan
los campos y los ríos,
lloradores que perdieron
el camino hacia las lápidas,
madres de cuyos rostros
el lamento vuela
como palomas de un sepulcro.
Este corazón es muy bondadoso,
pero no soy el hombre del desierto
que comió su corazón.[1]
Mi corazón lo han devorado todos,
y aquí estoy mirándolos
sin ningún sentimiento.

Hamdan Taher Al-Maliki

 

Soy un campesino que entró a la ciudad

sin que sus habitantes se dieran cuenta,
ve el camino como un río
que cruza cada día,
toca la acera con la mano
y dice: ¡Ah, qué seco está este barro!
A veces pregunta a los transeúntes
por el río Al-Kahla,
por mujeres que estuvieron aquí
cargando cántaros de leche,
y niños con sus ropas desgarradas
tratando de arrastrar el sol hacia sus verdes campos,
por canciones que volaron de los labios de los cantantes
cuando las bodas eran motivo de lluvia.
Nadie me cree
cada vez que señalo hacia el bosque de palmeras.
se ríen de mí
y dicen: ¡Loco, esto es un mercado!
A veces les hablo de los caballos de raza,
y no sé por qué lloran.

[1] Referencia al poema del poeta estadounidense Stephen Crane «El corazón».

 

Cubierta del libro

 

 

 

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