La epístola literaria de la joven Yang Lan (Begoña, por su nombre occidental) abre un nuevo derrotero en la cooperación entre China y América Latina para Soochow University (SUDA, ubicada en Suzhou, Provincia Jiangsu). En el Concurso literario Argentina: tan lejos, tan cerca, convocado por la Embajada de la República Argentina en la República Popular China, el Grupo Xinhua Winshare, el Instituto de América Latina de la Academia China de Ciencias Sociales y el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Sichuan, con motivo del 45° aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Argentina y China, Yang Lan participó con la obra Epístola a Natalia. Begoña es estudiante del Departamento de Español de SUDA. El próximo semestre hará una estancia académica en la Universidad de Lleida. Escribe piezas literarias tanto en español como en chino. Su nombre comienza a ganar fama en el ámbito cultural de Suzhou. Sin lugar a dudas, su talento la llevará a nutrir con invaluables caudales artísticos la relación entre China y América Latina, subrayada en varias ocasiones por el presidente de la República Popular China, Xi Jinping. Crear en Salamanca le da la enhorabuena y la anima a seguir cultivando su arte.
Biluochun (té típico de Suzhou)
EPÍSTOLA A NATALIA
Beijing, 1 de mayo de 2022
Querida Natalia:
Hace 5 años que te fuiste de China y desde entonces no nos vemos. Los días duraron lo que tarda en volar una golondrina. ¿Cómo estás? Te extraño mucho. Me he graduado de la Universidad de Soochow y ahora trabajo de secretaria en una empresa española, ayudando al director a traducir documentos e interpretar en reuniones.
Es la primera vez que te escribo. Hemos hablado por correo electrónico algunas veces, pero muy pocas, porque la distancia entre nosotras es tan larga. La diferencia de hora y lo atareado del trabajo no nos permiten hablar como antes. En aquel entonces, nos reuníamos cada semana con el propósito de hacer intercambios lingüísticos. Yo, para practicar el español y tú, el chino. La actividad duró todo un año y en ese año, hablamos de todo.
Con tus explicaciones, conocí Argentina, su gente y su cultura. Tenía tantas ganas de ir a esa tierra hermosa y conocer las cosas de cerca: el mate, el tango, las bibliotecas, las librerías, etc. También te introduje en la cultura china. Visitamos los jardines de Suzhou juntas y en las visitas, serví como guía por primera vez, tu guía privada. Por ti, yo también conocí mi patria de nuevo. Vi la primera Ópera de Beijing en mi vida contigo y empecé a interesarme en ese arte antiguo. Todos estos recuerdos todavía están vivos.
¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? Fiona, Irene, tú y yo. En una cafetería. Como la chica tímida que soy, estaba un poco nerviosa. No sabía qué hacer. Cuando me presenté, la sonrisa tuya me relajó. Cuando dijiste que tu cumpleaños era el 20 de mayo, grité con sorpresa:
-¡Te quiero!
-¿Qué?
-Cinco, dos, cero, en China, significa te quiero. Es un día para los novios.
-¿Sí?
-Sí. Es un día…
De ahí, comenzamos el verdadero intercambio. Por cierto, se acerca tu cumpleaños, el 20 de mayo. Por eso te escribo. ¡Para desearte un feliz cumpleaños! Ese es mi deseo desde China, “la tierra más lejana del mundo”. Con esta carta, te mando también un té típico de Suzhou, Biluochun. Es un tipo de té verde. Claro, es muy diferente al mate. Todavía recuerdo las tardes cuando tomamos el mate juntas. ¡Qué libre! El mate es té, pero totalmente diferente a lo que había imaginado. Cuando lo llevaste por primera vez, estaba muy sorprendida, como si conociera un mundo nuevo. Ah, ese era el mate. Nunca había conocido el mate de cerca.
Recuerdo ese día. Era un día de verano. Tomamos el mate… no, mejor dicho, el tereré, por primera vez. Llegaste a la cafetería con un termo y una taza. Cuando te sentaste, notamos que la taza estaba llena de yerba menuda y había una bombilla.
-¿Qué es eso? –te pregunté mientras la señalaba.
-La yerba mate. El mate es una bebida típica de Argentina. Quiero que lo probéis.
-¡El mate! Eso lo sé, es muy famoso. El té nacional.
Observamos la yerba con detenimiento. Unas hojas eran largas, otras pequeñas, e incluso eran polvo.
-¡No, no! –impediste la acción de Fiona con un grito.
Ella, por curiosidad, había movido la bombilla y la había sacado.
-No se puede mover la bombilla.
-Perdón. Pero no lo sabía.
-No pasa nada.
Cuando la sacó Fiona, vi algo redondo en la parte inferior. Pregunté:
-¿Qué es lo que está en el fondo?
-Es el coco, un bulbo agujereado. Se deposita en el fondo de la yerba y sirve como filtro, evitando que la yerba ingrese en la bombilla. Hoy voy a preparar el tereré en vez del mate. El mate es un poco amargo y tiene notas de tabaco. Me temo que no estáis acostumbradas a su sabor fuerte. En cambio, el tereré es con jugo. Con él, dulce, la amargura de la yerba se diluirá. Además, el tereré es más adecuado para un día con tanto calor.
Mujeres de la corte imperial de la Dinastía Tang tomando té mientras algunas de ellas tocan flautas, pipas y otros instrumentos musicales. (Siglo IX)
Nati, eres siempre tan considerada.
Mientras nos hablabas del tereré, lo preparabas vertiendo el jugo en el espacio vacío de la taza.
-Soy la cebadora, la que sirve y también la primera en tomarlo. Cuando bebáis, no mováis la bombilla y tomadlo todo hasta que no haya agua.
Después de decir eso, lo bebiste y rellenaste la taza de nuevo. Lo pasaste a Fiona:
-Toma y pruébalo.
Fiona, lo bebió primero con cuidado y después, lo tragó.
-Muy fresco. ¡Sabroso!
-Dámela –dijiste sonriendo.
La rellenaste y me la pasaste. Notaba que no podía ver el jugo directamente sino la yerba mojada. Tomé un sorbo.
-Sabroso. Un poco amargo pero muy fresco.
Lo bebí todo y te lo pasé diciendo:
-Gracias.
-Jaja, no se debe decir “gracias” en este momento. Si decís, indicás que no querés más.
-¿Sí? Gracias por la explicación.
-De nada.
Bodegón con juego de té chino
Seguiste rellenando la taza mientras iba pasando. La charla también seguía.
-En el verano, solemos tomar el tereré. La yerba mate con zumo frío y hasta con hielo. Pero el mate es diferente. Se vierte agua caliente, no hirviendo. La temperatura es de unos 70 grados centígrados.
-¿Y el recipiente? Vi la foto en Internet. Es muy especial.
-Sí, se llama también mate, como la yerba.
– Ah, tengo que comprar uno, pues la próxima semana voy a preparar el mate. ¿Es muy importante el recipiente?
-Sí, el recipiente puede influir en el sabor. El sabor va a cambiar si no se usa un mate (el recipiente).
-¿Es de madera? Parece que…
-¿Madera? No lo sé. Esperad un momento.
Consultabas en el Internet. También empezamos a buscarlo.
-¿Esta? ¿La calabaza? –pregunté.
Después de mirarlo en Internet, me contestaste:
-Sí, sí. No lo sabía. ¡Qué maravilla!
-En China, es una planta muy común. Aparece muchas veces en nuestra cultura, por ejemplo, en la mitología, en el cuento sobre Zhuangzi, etc. –dije con ilusión, pues me sentí familiar con una cosa tan lejana de Argentina, de la que hacía solo un minuto, no sabía nada.
-¿Cuándo tomáis el mate? ¿Acaso todos los días? –preguntó Fiona.
-Casi. A mi mamá le gusta muchísimo el mate. Por eso, cada mañana, luego de levantarse, pone la pava al fuego para tomarlo sola. Siempre me dice que cuando tome el mate sola, seré una verdadera adulta. Pero, normalmente, tomanos el mate juntos. Por ejemplo, cuando tenemos una tarea de forma grupal, quedamos en casa de un amigo. Se prepara el agua caliente y todo. Cuando conversamos, lo tomamos todo el día, pues dentro del mate hay cafeína que estimula la vitalidad y la creatividad. Muchos creíamos que era mateína, algo único en el mate. Pero, en realidad, “mateína” es cafeína. Antes de irme a China, mis amigos fueron a mi casa para despedirme. Preparaba el mate todos los días. Charlamos mucho mientras lo tomamos pues iría a China, que está tan lejos.
Mates, de Lucrecia López Peña
-Sí, un año entero y sola. Hace falta mucho valor. Perdón, tengo que ir al baño.
-Yo también –dijo Fiona.
Volvimos y nos sentamos.
-¿Si tomáis tanto mate, no váis al baño muchas veces?
-Eh, es cuestión de costumbre. Ya estamos acostumbrados.
…
El recuerdo todavía está vivo. Sin embargo, la oportunidad de tomar el mate juntas no existe. Te echo de menos, Nati. Extraño el tiempo en que charlábamos. Beber con una bombilla parecía una forma insalubre, pero con el pase de un mate, sentí la sinceridad y el cariño entre nosotras.
Mi regalo para ti es Biluochun, típico té verde de aquí, como lo he dicho. En aquel entonces, quería llevártelo pero no tuve la oportunidad. Ahora te lo envío. Aunque no podemos disfrutarlo juntas, espero que te guste. El Biluochun es totalmente distinto al mate, desde la apariencia hasta el modo de prepararlo. Tiene hojas pequeñas pero enteras. Para que puedas catarlo bien, te escribo la manera de ponerlo.
Primero, prepara un vaso pequeño y pon agua a hervir. Vierte el agua en el vaso. Luego, cuando el agua se enfríe (la temperatura será de unos 85 grados centígrados), echa las hojas. En ese momento, vas a verlas volar dentro del agua como pájaros. Finalmente, van a hundirse en el fondo. Así, puedes probarlo. En China, se considera la vida de una persona como las hojas de té dentro del agua. Las hojas suben y bajan, y la vida tiene éxitos y fracasos. Por eso, probar el té es probar tu propia vida. ¿Cuál es el sabor de la tuya, Nati? Espero que sea dulce.
Por último, Nati, tengo una noticia magnífica: he ahorrado dinero suficiente para viajar a Argentina. ¡Podremos vernos pronto! ¡Conoceré el país de mis sueños con mis propios ojos! ¡Qué felicidad!
Espero que nos veamos cuanto antes.
Un fuerte abrazo
Begoña
- D. ¿Cómo están tus gatitos recién nacidos? A ver si me mandas unas fotos.
Yang Lan (Begoña)
Begoña, Fiona, Natalia e Irene
Pintura de Hu Yongkai
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